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sábado, 4 de mayo de 2019

Matar un ruiseñor/ Señoras y Criadas, Harper Lee/Kathryn Stockett


La visión de la película “Criadas y Señoras(Help)” en una de las televisiones privadas, Antena 3 o Tele 5, el pasado viernes,  me hizo recordar la novela de Harper Lee “Matar un ruiseñor”, leída en el verano del 2017. Y reflexiono que "desprecié", el papel fundamental en esta trama del personaje Calpurnia,“Cal", así llamada por la pequeña Scout, la  cocinera y al mismo tiempo cuidadora de los dos pequeños hijos del  abogado Atticus Finch. De hecho una abuela amorosa del par de huérfanos de madre, a quienes cuida diligentemente física y moralmente. Es ella quien, mientras trajina en la cocina, ha enseñado a la pequeña a escribir.

A través de este personaje  el lector toma conciencia de la marginación sufrida por  los ciudadanos estadounidenses de  raza negra, aunque en mayor medida en los estados del Sur Este. Tal como en este caso, una pequeña población del estado de Alabama. Ya no son esclavos, pero tampoco ciudadanos con igualdad de derechos y de oportunidades a los de sus vecinos de raza blanca. Éstos  en la práctica habitual y cotidiana son superiores  por el simple hecho del tono blanco de su piel.

La novela "Matar un ruiseñor" nos sitúa en los años 30 del pasado siglo. La población negra allí descrita  es en su mayoría analfabeta. Tiene sus propias comunidades y centros religiosos, e incluso entre ellos hablan con acento y entonación distinta a la usada cuando hablan con blancos. Sus testimonios no tienen valor alguno. La palabra del vecino blanco, aunque sea lo peor de lo peor, es considerada superior a la de uno de negra piel. Inferioridad que parece asumida  por la mayoría de los miembros de la comunidad negra que con estas convicciones prácticas han crecido y sido formados. Con algunas excepciones, entre las que está Calpurnia. Mujer de superior  inteligencia y criterio que ha sabido adaptarse a la injusta sociedad en que le ha tocado vivir.

En la película "Criadas y señoras, (Help)", año 2011,  basada en una novela publicada en 2009,“Señoras y criadas”,  la acción nos sitúa en los 60, cuando empiezan los primeros movimientos en pro de la consecución de derechos civiles para los negros; y el lugar, es una población del estado de Misisipí. Un siglo después de la Guerra de Secesión y de la abolición de la esclavitud en los EEUU. Sin embargo, la situación de los núcleos de población negra, sigue muy similar a la descrita por Harper Lee en su obra. Discriminación  que incide fatalmente en el desarrollo de todo tipo de la persona humana que lo sufre, y  crea, además, situaciones absurdas como las vistas en la película en que individuos inferiores, repletos de frustraciones y complejos,sin ética ni prejuicio religioso alguno, campean a sus anchas, y se dedican a hacer imposible la vida de los otros, sobre todo de los que ellos saben (conocen) son superiores a sí mismos.

En estas dos novelas la raza es el objeto de discriminación, pero en otras realidades, contadas o no contadas, es el dinero, o la ideología política, o las creencias religiosas, pero, desgraciadamente, ello es extensivo a cualquier tiempo y lugar del mundo. O sea, un problema universal y eterno.

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Me remito a mi comentario sobre el libro "Matar un ruiseñor", del que el de arriba es complementario imprescindible.