Como ya dije, con ésta son tres las veces que he leído “Doña Bárbara”. De mis lecturas anteriores, especialmente de la primera, extraje la falsa conclusión de ceñir esta ficción literaria a Venezuela y lo venezolano. A la tercera, los personajes aquí novelados, sus circunstancias y conflictos, resultan arquetipos universales, posibles en cualquier sociedad y no exclusivos del Llano venezolano. Ambiciones desmesuradas, contiendas de todo tipo, iras, medros, funcionarios e instituciones corrompidos, abusadores, débiles y explotados son paradigmas de la condición humana que se dan en cualquier lugar y país. En conclusión, la variación está en los paisajes que decoran esta ficción literaria. Un, desde luego, fondo hermoso y exuberante el que Rómulo Gallegos nos describe en su magistral novela “Doña Bárbara”: la sabana del “Arauca vibrador”, como así creo que canta la letra de la canción Alma llanera que creí era el Himno nacional del hermano país de la República de Venezuela.
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