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jueves, 13 de marzo de 2008

La historia de Cristo. La cueva de los ladrones. Los mercaderes de moneda, marzo 2005

Algunos capítulos de este libro suscitan especial interés, como el dedicado al negocio montado en torno al templo de Jerusalén, titulado "La cueva de los ladrones", (págs.214/218). En este capítulo Papini expone sus razonamientos acerca de las causas reales que en su opinión indujeron a las élites judías (sacerdotes y burguesía mercantil de Jerusalén) a perseguir la muerte de Jesús de Nazaret. Motivos no específicamente religiosos sino, sencillamente, económicos.

Los levitas, la casta sacerdotal, habían levantado en torno al Templo (morada de Dios) un lucrativo negocio particular, que El Galileo denuncia cuando arroja a cambistas y mercaderes, repitiendo a grandes voces:

"¡Llevaos de aquí todo esto!"¡La casa de Dios es casa de Oración, y vosotros habéis hecho de ella una cueva de ladrones!" 

Este acto de Jesús - dice Papini - "ha puesto en contra suya a toda la burguesía mercantil de Jerusalén...ha herido a los veinte mil sacerdotes judíos en el prestigio y en la bolsa. Destruye el valor de la letra falseada, en nombre de la cual ordenan y prosperan. Arroja de allí, además, a sus asociados, traficantes y banqueros. Si vence, es la ruina común. Pero las dos castas amenazadas se hermanan más estrechamente para quitar de en medio al peligroso rival. Mercaderes y sacerdotes del Templo se ponen de acuerdo...para la compra de un traidor y de una cruz".

Han pasado ya unos dos mil años, pero parece que las cosas no han cambiado mucho. Por lo menos en el modelo de sociedad que yo conozco, donde siguen dándose unos grupos que controlan las diferentes manifestaciones del poder, (político, económico, social y cultural) y actúan guiados sólo por el beneficio propio, especialmente por el beneficio económico. El dinero ha sido alzado a la categoría de dios terrenal y convertido en motor único de sus movimientos, por y mediante el cual se compran y venden voluntades, sin límite ni freno alguno. Y ¡así nos va!

En este mismo capítulo, Papini hace un fuerte alegato en contra de la actividad financiera (el cambio de dinero por dinero), a la que considera como "algo antinatural, demoníaco y absurdo" y añade "todo lo que huele a banco, a cambio, a descuento a usura, es una vergüenza misteriosa y repelente..." También, textualmente, dice "En el mercader de moneda...se ve...al esclavo de los sortilegios del Demonio. Y el Demonio, reconocido, les da precisamente a ellos, a los hombres de la banca y de la finanza, el demonio de la tierra: ellos son, aun hoy, los que mandan en los pueblos, los que suscitan las guerras, los que matan de hambre a las naciones, los que atraen hacia sí, con un sistema infernal de seducción, la vida de los pueblos transmutada en oro reluciente de sudor y de sangre." (págs. 217/218)

Este párrafo ha traído a mi memoria las afirmaciones, parecidas a éstas, que Forsyth, en su novela “Los perros de la guerra” pone en boca del mercenario acusando al todo poderoso financiero de ser tan o más perro de la guerra que él. En fin, sólo me cabe añadir ¡qué fuerte, pero, ¡qué verdad! ¿No?

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