Lo primero que hay que aclarar es que Trujillo es el apellido del mujeriego Don Epifanio, "el Pifas", padre de numerosísimos bastardos habidos también con numerosas mujeres, tan variadas como las flores de la zona rural de México, en donde se desarrolla la trama de esta historia. Un recóndito lugar, apartado y casi olvidado del resto del mundo, que el autor bautizará como Tierra Santa. En la que igualmente hay una Jerusalén, una Betania - como la de Marta, María y Lázaro, aquellos hermanos amados por el Señor - una Belén, paradójicamente el lugar donde está la sede o Casa Grande de los Trujillo, una Damasco, Tabor, etc.
El Pifas y sus bastardos, los Trujillo, son los que mandan en Tierra Santa. En donde son respetados y temidos, principalmente esto último, por sus atropellos. En mi opinión, los Trujillo aquí descritos representan a la clase dominante de una sociedad cualquiera. Esos pocos, casi siempre unidos por fuertes lazos de parentesco o de intereses comunes; con similares maneras de hacer las cosas que les distingue de los otros, y en cuyas manos el poder económico y político suele concentrar bienes y riquezas. Fortunas, muchas veces de turbio origen, fruto de abusos, explotación y usura.
La trama de la novela nos da dos clases de Trujillo, que podríamos distinguir entre "malos" y " menos malos "(Porque no me atrevo a calificarlos de buenos) (*). En la obra los malos vienen representados por Felipe," el exprimidor"; Jesusito," el fregaquedito," y Plácida, la "marimandona marimacho". Pienso que los epítetos son suficientemente explícitos de las características de estos sujetos. Los menos malos han cambiado el apellido o denominación de origen, pero sus modos y maneras les hacen inconfundibles para sus congéneres. En la novela están encarnados en Miguel Arcángel Trujillo (luego, Jacob Gallo) y toda su parentela, incluidas las esposas .
Cuando Yáñez eligió el apellido Trujillo para este clan de explotadores de una comarca, quizás lo hizo pensando en otro explotador sanguinario, muy famoso en aquel otro lado del mar, que fue el dictador Trujillo de Santo Domingo. Puede que sí.
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(*) 7 de junio de 2014. Al presente, transcurridos ya unos cuantos años de mi última lectura de esta novela de Yáñez, reflexiono que estos Trujillos que califiqué menos malos puede que en la práctica sean "los peores". ¿ Por qué? Porque sus fines son los mismos que los de sus hermanos, o sea, la apropiación y el aprovechamiento monopolizado de las riquezas de la comunidad en exclusivo beneficio del clan; pero mientras que a los que denominé "malos" se les conoce, no engañan ya a nadie, a éstos sólo un ojo avizor como el de la curandera Matiana, perspicaz conocedora del alma humana, ve la verdad de las intenciones que ocultan estos siniestros personajes.
El Pifas y sus bastardos, los Trujillo, son los que mandan en Tierra Santa. En donde son respetados y temidos, principalmente esto último, por sus atropellos. En mi opinión, los Trujillo aquí descritos representan a la clase dominante de una sociedad cualquiera. Esos pocos, casi siempre unidos por fuertes lazos de parentesco o de intereses comunes; con similares maneras de hacer las cosas que les distingue de los otros, y en cuyas manos el poder económico y político suele concentrar bienes y riquezas. Fortunas, muchas veces de turbio origen, fruto de abusos, explotación y usura.
La trama de la novela nos da dos clases de Trujillo, que podríamos distinguir entre "malos" y " menos malos "(Porque no me atrevo a calificarlos de buenos) (*). En la obra los malos vienen representados por Felipe," el exprimidor"; Jesusito," el fregaquedito," y Plácida, la "marimandona marimacho". Pienso que los epítetos son suficientemente explícitos de las características de estos sujetos. Los menos malos han cambiado el apellido o denominación de origen, pero sus modos y maneras les hacen inconfundibles para sus congéneres. En la novela están encarnados en Miguel Arcángel Trujillo (luego, Jacob Gallo) y toda su parentela, incluidas las esposas .
Cuando Yáñez eligió el apellido Trujillo para este clan de explotadores de una comarca, quizás lo hizo pensando en otro explotador sanguinario, muy famoso en aquel otro lado del mar, que fue el dictador Trujillo de Santo Domingo. Puede que sí.
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(*) 7 de junio de 2014. Al presente, transcurridos ya unos cuantos años de mi última lectura de esta novela de Yáñez, reflexiono que estos Trujillos que califiqué menos malos puede que en la práctica sean "los peores". ¿ Por qué? Porque sus fines son los mismos que los de sus hermanos, o sea, la apropiación y el aprovechamiento monopolizado de las riquezas de la comunidad en exclusivo beneficio del clan; pero mientras que a los que denominé "malos" se les conoce, no engañan ya a nadie, a éstos sólo un ojo avizor como el de la curandera Matiana, perspicaz conocedora del alma humana, ve la verdad de las intenciones que ocultan estos siniestros personajes.
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