Libro editado por Editorial Argos Vergara, diciembre de 1982, traducción de Jaime Zulaika. Título de la edición original:”Monsignor Quixote”. Hasta que este libro cayó en mis manos, desconocía que Greene hubiese escogido España como escenario de una de sus historias . Creo que fue la última que publicó.
“Monseñor Quixote” es una obra inspirada en la pareja protagonista de “Don Quijote de la Mancha”. Los inmortales Quijote, el idealista considerado loco por los demás, y Sancho, un ignorante con mucho sentido común. Aquí también tenemos un raro binomio, formado por un simplón curita de pueblo y un avisado ex alcalde comunista. Circunstancias éstas que me ha hecho asociarlos a otro par, también muy singular por sus discordancias en materia de ideología política y, en apariencia, hasta por sus creencias, Don Camilo y Pepón, de “El pequeño mundo” de Guareschi. Personajes, con cuyas peleas y diálogos tanto disfruté. Dos hombres buenos, nobles y cabales, con un profundo y común sentido de lo bueno, de lo correcto y distinción clara entre el bien y el mal, independientemente de quien lo hiciera. En resumen, dos brutos “buenos”.
Aquí, en la novela de Greene, no hay ”brutos”. El curita es un buenazo, un sencillísimo servidor de Dios; cuyas pautas de conducta son la caridad, el hacer bien sin mirar a quién, no juzgar a nadie, y la benevolencia y la comprensión con las gentes. Unido todo ello a su personal testimonio de vida modesta y humilde, basada en la doctrina del Evangelio de Cristo. Sus libros y lecturas básicas son los Cuatro Evangelios, el breviario, "La práctica del Amor de Dios" de San Francisco de Sales, y un libro de teología de un autor alemán que al cura le cuesta entender, y a mí recordar su nombre.
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