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viernes, 3 de enero de 2014

El tercer hombre, de Graham Greene


Graham Greene fue mi autor preferido durante muchos años; había leído y releído algunas de sus más conocidas obras  como “El Poder y la Gloria” , “El Factor Humano”, “El Capitán y el enemigo”, “Monseñor Quixote”, y muchas de sus narraciones breves. Y también, sin duda, había leído, aunque en otra edición, “El tercer hombre”. Esta versión que paso a comentar está editada por Unidad Editorial, 1999, Colección Millenium, las 100 joyas del milenio , publicada por El Mundo, título original “The Third Man”, traducción de Barbara McShane y Javier Alfaya, ilustración Mariana Laín y  prólogo de Manuel Vázquez Montalbán. Una  sencilla a la par que profunda introducción al autor y su obra, cuya lectura íntegra recomiendo.
 
Supongo que algunos de los  como yomayorcitos yatengan al “El tercer hombre”, la película de Carol Reed, como un clásico, además de vista y revista un montón de veces, y siempre, con verdadero placer, por la interpretación de los actores, los paisajes e imágenes, por cierto en blanco y negro, el ambiente recreado, la trama argumental y la música, la sin par melodía de AntonKaras. ¡Espléndida película! Fue ella, la película, la que me llevó, la primera vez, a la lectura del libro en cuya introducción, el propio autor, Graham Greene, reconocía que éste era más bien un guion, circunstancia citada por Vázquez Montalbán en su prólogo. Pocas diferencias hay, pues, entre uno y otra. Y en uno y otra queda  inmortalizado el tipo humano carente de prejuicio moral alguno que por dinero  y en aras exclusivas de su propio y personal, egoísta, interés propio, va por el mundo engañando, robando, disimulando y, lo que sea… sólo es fiel a sí mismo, sólo quiere su bienestar, los demás le importan un comino. Ser, por otra parte, bien conceptuado entre los suyos porque, simplemente, no le conocen bien.



En cuanto al personaje del escritor mediocre y coprotagonista de la novelita, coincido con Vázquez Montalbán en que personifica, o en él G.G. ha querido personificarse a él mismo y a todos los que como él, seres comunes, corrientes, de espíritu tibio, repletos de incertidumbres y miedos personales, en determinadas ocasiones, cruciales ocasiones,  movidos por sentimientos altruistas y amor sincero hacia el prójimo más débil y desamparado, es capaz de sobreponerse a sí mismo y a sus propias y sabidas limitaciones en pro de un fin noble.