Después de leer las quince historias, deduces que a su autor no le afanaba dotarles de un final, ya que algunas quedan sin desenlace. Al parecer, lo que él quería era describir las circunstancias y los entornos de los muy diversos protagonistas de sus historias, los seres que formaban la España que a Ignacio Aldecoa le tocó vivir. Al presente, en su mayoría, sólo recuerdos del pasado, pero algunos aún vigentes. Particularmente, reviví con su lectura tiempos y épocas de antaño.
“Hasta que lleguen las 12”, “Young Sánchez” y “El silbido de la lechuza” describen situaciones y conflictos de siempre. El primero nos cuenta una historia verosímil que, con ligeros cambios, aún hoy podría darse a lo largo de la geografía nacional.
Young Sánchez refleja el ambiente de un joven de barrio, sus miedos y limitaciones, pero también sus aspiraciones.
Y el tercero, me pareció una espléndida historia del acontecer en una ciudad de provincias. Todos se conocen, todos se miran y están pendientes los unos de los otros. Un estrecho mundo.