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martes, 30 de diciembre de 2014

La pequeña Dorrit, Carlos Dickens


Se acaba el año 2014 y aún tengo pendiente de comentar tres de los libros que durante su curso leí. Así que me pongo a escribir para ver de concluir con el año las tareas pendientes.

Empezaré por el más antiguos de los leídos, La pequeña Dorrit, novela de Carlos Dickens, Editorial Bruguera, 6ª edición, marzo 1973, Colección Historias, Serie Clásicos Juveniles, nº 19, traducción Enrique Martínez Fariñas, ilustración de sobrecubierta de Bosch Penalva, ilustraciones interiores de Jaime Juez Castellá. Título original: “Little Dorrit”.

Hace ya unos cinco o seis años leí “Oliver Twist”, cuyo comentario dejé pendiente, y luego, cuando quise hacerlo, me sentí incapaz. No quiero que con “La pequeña Dorrit” me pase igual, cuya lectura me resultó amena y especialmente ilustrativa por los contrastes que nos ofrece la situación allí descrita en relación al presente, porque, en esta historia, Dickens nos habla de deudores morosos que van a la cárcel  y junto con ellos sus familias. 

Dorrit, la protagonista, ha nacido y vive  con su familia en la cárcel de Marshalsea, en cuyo interior, según describe Dickens, “había una prisión mucho más severa para contrabandistas, donde también se encerraba a los infractores de las leyes de impuestos y de tarifas aduaneras.”  Pienso que esta particularidad fue uno de los principales motivos que me llevó a continuar leyendo la novela, cuyos inicios no me agradaron mucho.  La historia es sencilla y en su fondo lo que prima es el amor y la ejemplaridad de las conductas tanto de la jovencita, una abnegada, sencilla, trabajadora y amorosa hija y hermana, como del protagonista masculino, Arthur Clennam. 

Por lo demás, creo que la trama argumental hoy queda fuera de lugar, pues hasta aparece un especulador financiero, muy bien conceptuado y hombre de moda en las altas finanzas,  que pone fin a su vida, incapaz de soportar el descrédito y el deshonor  que sobre él devendrían, tras el conocimiento público de sus trapicheos y, finalmente, causa y ruina de los muchos que en él confiaron. 

¡Vamos, que ni parecido con el presente, al menos de España! Este lugar del mundo en que prestigiosos banqueros,  y hasta ex miembros de gobierno o ex ministros, en apariencias o mejor dicho, esperada solvencia moral y económica, finalmente han metido la mano en el cajón y…