Hoy
esta figura del veinteañero cargado con la responsabilidad de mantener a su
madre y a sí mismo, resulta casi impensable. Por lo pronto, por lo menos en el
caso español e independientemente de las causas, se está dando el hecho cierto
de que los padres se ven obligados al sostenimiento y ayuda económica de sus
hijos hasta edades bien mayores. Los hijos retardan el abandono del hogar
paterno. La edad media del casamiento o de la unión matrimonial es superior a
la de décadas atrás. De ahí, quizás, la costumbre bastante generalizada de
relaciones sexuales prematrimoniales. Hay parejas de hecho, sin lazos civiles o
religiosos que amparen dicha relación. La venida de un hijo es, en muchos casos,
un acontecimiento rigurosamente programado. La edad media de ser padres ronda la treintena o
superior. Los banquetes y gastos de boda (civil o religiosa) representan un
dineral. Un fenomenal dispendio que muchas veces deja endeudadas a las familias y suele tener
como colofón una espléndida luna de miel, en cualquier paraje del mundo fuera
de las fronteras de la España Ibérica.
En
franco contraste, repito, con las bodas de hace cuarenta años. Entonces
básicamente consistían en casarte en la parroquia del lugar donde vivías (*). En
domingo, seguido de un convite con familiares y amigos próximos. Para los que
tenían la fortuna de irse de Luna de Miel, el destino más frecuente era Palma
de Mallorca. Y este lazo era, además, para toda la vida terrenal...(***)
Noche y día, obviamente.
______________
(*)En la España de entonces no era
posible casarse sólo por lo civil.
(**) Este comentario se escribió en 2005. Lo he rescatado.
(***) En diciembre 2014 oí unas estadísticas que hablaban de que un 50% de las parejas se separaban o divorciaban en los primeros cinco años. Un 75% en los diez años. Y un porcentaje muy alto de los niños eran de familias rotas.
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