En agosto pasado leí “María la del
Puerto” de Simenon.
Hace unos diez años la había leído por primera vez y conservaba un buen recuerdo. Sensación
que sigo conservando. El ejemplar releído pertenece a la colección "Las
novelas de Simenon", Luis de Caralt Editor, 1976. Traducción: José Luis
Beltrán. La obra fue escrita en 1938.(*) Editada ese mismo año por Éditions
Gallimard.
Novela de fácil lectura e interés creciente, desde su inicio
hasta el final, al menos para mí lo fue. Sus personajes son gentes del común
de una pequeña villa costera de Francia, Port en Bessin;
en la que sus habitantes son pescadores, viven, pues, del mar, siendo éste el eje de sus
actividades. Seres sencillos cuyas necesidades, sentimientos y conflictos son
muy parecidos a los propios o ajenos de nuestro cotidiano entorno. No hay,
según creo, idealización alguna en su
personificación. Son tan corrientes que parecen reales, vivos. Sus virtudes y
defectos son los habituales entre nosotros, los comunes mortales de cualquier
raza, condición o país: indolencia, tacañería, pereza, lujuria, solidaridad, compañerismo,
amor y afectos sinceros, envidia, etc., etc.
María, la protagonista, es un bello personaje. Se la
conceptúa como taimada. Los demás, ni
los más próximos, saben lo que quiere, pues su actitud es apática, de glacial,
al parecer, indiferencia. Sin embargo, los hechos nos muestran que ama a los
suyos y se afana en su protección y ayuda. Así lo he visto yo. Resumidamente diré que la novela me gustó .
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(*) Llevada al cine, película francesa protagonizada por Jean Gabin y dirigida por Marcel Carné. Inédita en España.
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