Páginas

Páginas

viernes, 23 de octubre de 2020

La visita, de Ramón Folch i Camarasa

 La visita, de Ramón Folch i Camarasa, (1) 1965. Círculo de Lectores. Título del original catalán. La visita. (2) y (3) Traducción, Ramón Hernández. Cubierta, Ballestar.

Libro pequeño de sólo 176 páginas. Narración en primera persona que se ve interrumpida por otras historias  imprecisas en relación a lo que está diciendo  el visitante, Puig Oriol. Y por anécdotas del momento, provocadas por los pequeños, la esposa, la tía y la sirvienta, que pululan por la casa  en aquellas horas en los ajetreos propios de un hogar cualquiera. Estas descripciones son las que realmente dotan de amenidad y entrañable particularidad a la novela, pues son reflejos de la vida cotidiana de una familia de clase media, común, de  mediados del pasado siglo XX, de la Barcelona de la dictadura franquista.

 Tal como indica el título se trata de una visita inesperada de un ex compañero de la Universidad, Puig-Oriol, del que hacía mucho que no sabía, notario de profesión que ha ejercido en Andalucía y se acaba de trasladar a Barcelona.  Un solterón socialmente  bien situado y, asimismo,  un pedante narcisista que se recrea hablando de sí y de sus cosas, lo que dará ocasión al protagonista, un atareado padre de familia de cuatro churumbeles, que trabaja en casa traduciendo libros y que lucha desesperadamente por llegar a fin de mes y atender las letras y las cuotas de la hipoteca,  para recrearse en el recuerdo de particulares  vivencias pasadas que van desde los inicios y conclusión de la carrera de Derecho, los compañeros y amigos,   el primer amor, una crisis de fe, faenas y vicisitudes laborales, sus familiares cercanos , en especial de su padre,  su esposa, los hijos y también de sus aspiraciones no colmadas de ser un reconocido escritor. En todos estos recuerdos  hay un cierto olorcillo a  frustración.

Seguidamente, detallo enlace con mi comentario anterior sobre este libro y sobre otro de los libros de Folch i Camarasa, leído hace ya unos cuantos años. Ambos, sin duda, recogen muchas de las vivencias personales del escritor. Y, en las dos obras, siempre está la figura del padre.

 (*)https://silvia-aquellosprimeroslibros.blogspot.com/2009/04/la-visita-ramon-folch-y-camarasa.html    

 

https://silvia-aquellosprimeroslibros.blogspot.com/2009/04/el-cuarto-de-los-espejos-ramon-folch-i.html

 

__________ 

 

(1)    Ramón Folch i Camarasa.  Recomiendo la lectura del artículo de Carles Geli, publicado por El País, el 3 de enero de 2019, en ocasión del fallecimiento del escritor, a los 92 años de edad. Me parece destacable  que Folch i Camarasa  escribió mucho y en su lengua materna, el catalán, y también que fueron muchos los premios recibidos a lo largo de su prolífica carrera literaria.  Según creo todos los posibles otorgados en el mundo de las Letras catalanas.  Simultaneó su carrera literaria con la traducción al catalán de autores célebres como Huxley, Faulkner, Orwell, etc.  

Tras la lectura de este obituario, así como la biografía, y las dos obras suyas que he tenido oportunidad de leer,  considero que el importante papel que su padre, Folch i Torres jugara en las letras catalanas debió pesar mucho, hasta y demasiado, sobre el hijo.

 

(2)    La visita, Premio Sant Jordi, 1965.

 

(3)    Segunda lectura. La primera vez, hace bastantes años, me encantó, (*) pero en esta ocasión no ha sido así, quizás influenciado mi ánimo  por todo lo ocurrido estos últimos años en Cataluña, en los que un catalanismo  discriminador y disociador, se ha hecho patente y  estandarte de algunas de las cúpulas del poder  político y también del cultural, en los que lo catalán y en catalán priman, al mismo tiempo que discriminan, relegan, desprecian y obstruyen a los otros catalanes, aquellos  cuya lengua materna es la universal lengua castellana, y, por tanto,  también catalana, pues es la de buena parte de las gentes catalanas. Y Cataluña habla lo que hablan sus gentes, catalán y castellano. Porque es bilingüe. ¡Tiene esa fortuna ! Fortuna que algunos pretenden, están empeñados, en dilapidar.

 

 

 

 

 

 

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario