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sábado, 23 de abril de 2022

Se enciende y se apaga una luz, de Ángel Vázquez.

Se enciende y se apaga una luz, Ángel  Vázquez. Premio Editorial Planeta 1962. Editorial Planeta, 3ªedición. Colección “Autores Españoles Contemporáneos”. 

La novela está dedicada a Magdalena Nile del Río conocida por “Imperio Argentina”,  la famosa cantante, bailarina y actriz  hispano argentina.

La novela, en sus comienzos, no me entusiasmó. Estuve a punto de buscar nueva lectura. Luego el ambiente multicultural y algo exótico descrito me fue  interesando, y, hasta que la acabé.

Novela bastante singular, principalmente en las formas,  pues  mezcla los tiempos a la par que las intervenciones de los personajes, cuyas historias quedan  inconexas. Así,   pasas de unas fechas, con la trama alrededor de  unos personajes  concretos,  a otras épocas  pero en relación a otros personajes distintos.  Y ello no de modo puntual, sino a lo largo de toda la novela.  Lo cual dota de un sentido discontinuo a la trama. Al menos a mí me ha dado esta sensación.

Pero la gran particularidad y el  interés  que despierta esta novela está en el lugar en el que se desarrolla la historia: Tánger, cuando ésta - parafraseando  a Juanito Valderrama, el cantante español-     ni era  España, como Tetuán; ni Francia, como Casablanca”.

La protagonista es Cristina, en ocasiones niña de corta edad y otras adolescente, alrededor de la cual, junto a  su muy particular parentela, es desarrollada la trama argumental. Una solitaria criatura, hija única de una familia  de origen español afincada en Tánger.  Personajes  que son utilizados por  el autor para describir  la sociedad variopinta que componía Tánger, en la que convivían cristianos, judíos  y musulmanes, de distintas nacionales, en momentos cruciales de la historia de esta ciudad. Y cuyas costumbres y mentalidad eran radicalmente distintas a las imperantes en la península(España) de las épocas allí descritas.

 

 

 

 


viernes, 8 de abril de 2022

Aquel país lejano, Nevil Shute.



 Aquel país lejanoNevil  Shute. Círculo de Lectores, 1968. Título del original inglés,  “The far country”.  Traducción, Consuelo González de Ortega.

Australia es el país lejano a que se refiere el título de la novela. Una sencilla trama tejida  alrededor de Jenni, una joven inglesa, quien siguiendo la voluntad de su abuela,ya en sus últimas, marcha a Australia. 

A través de Jenni y del personaje neo australiano  de origen checo, Carl Zlinter, se muestra al lector los enormes  contrastes existentes en aquel entonces entre las oportunidades y en los modos de vida  entre las gentes que vivían en una y otra parte del mundo. Diferencias derivadas no sólo por estar los países situados en extremos y hemisferios distintos del planeta, sino  porque la época descrita en la ficción corresponde al fin de la Segunda Guerra mundial, con una  Gran Bretaña en la que primaban las restricciones y penurias de todo tipo, y  éstas, además,  eran las condiciones usuales y corrientes para casi todo el mundo. Europa estaba devastada y en fase de reconstrucción, tanto física como geopolíticamente, en la que unos cuantos países de las zonas Central y Oriental habían caído bajo la órbita soviética, y muchos de sus habitantes, consecuentemente, habían abandonado su país de origen  en busca de un futuro mejor.     

Frente a este desolador panorama  estaba Australia. Un joven, extenso  y poco poblado país. ¡Un prometedor país ¡

Pero, según creo,  lo que le da valor y vigencia a esta novela es  la descripción de las circunstancias y de los sentimientos de las personajes intervinientes, tanto a uno como a otro lado del mundo. Situaciones que se dieron, se dan y se darán. Seres que se ven forzados a emprender una nueva vida en otro lugar y ambiente.(1) 

Especialmente aleccionador me pareció la historia del personaje de la anciana Ethel, la abuela de Jenning, viuda de un alto funcionario del Imperio Británico en el Sureste asiático. Su mundo, el que ella había conocido y vivido en pleno confort y abundancia, no existía ya.

Su lectura, en suma, es enriquecedora, al menos para mí lo fue.  La leí con verdadero interés.

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(1) Me llamó mucho la atención las normas migratorias imperantes entonces en Australia que, al parecer,  obligaban a los emigrantes a trabajar dos años para el gobierno antes de conceder la ciudadanía. Según he leído en Wikipedia, esta medida fue practicada cuando se potenciaba la entrada de población blanca. En la Australia del presente, según el artículo publicado por El País, en 2004, titulado “El fin del paraíso australiano”, en relación a la política migratoria practicada por aquel lejano país, está muy distante de lo explicado por Shute en su novela.

El fin del paraíso australiano | Internacional | EL PAÍS (elpais.com)

 

13 de abril de 2022: Algo tardíamente ha venido a mi mente la reflexión acerca de los movimientos migratorios que se están produciendo en el mundo. Gentes, con predominio de varones jóvenes, que marchan de sus países de origen, en busca –muchos de ellos- de mejorar sus míseras condiciones de vida, la suya y/o de los suyos, o huyendo de guerras y persecuciones de índole política. Pero, mezclados entre ellas van otros cuyos fines son bien distintos (terroristas y maleantes de todo tipo).  Fenómeno  que vemos se extiende por casi todo el planeta. En Europa, en América del Norte, Australia...

Muchos son los problemas derivados de ello, tanto para los que llegan, pero también para los propios del país. Y en mayor medida para las clases más pobres,  que se encuentran con que los limitados recursos públicos van destinados a estos nuevos colectivos; sus barrios, en el mejor de los casos, convertidos en nuevas Babeles, pero, en muchas ocasiones, en zonas donde impera la precariedad de los servicios públicos, la delincuencia, la prostitución y el tráfico de drogas. Y, como consecuencia inmediata, la desvalorización de los inmuebles. Viviendas que, por otra parte, fueron adquiridas sobre la base de grandes sacrificios y esfuerzos, durante largo período de la existencia.

En cuanto a lo laboral se topan con el envilecimiento de sus condiciones laborales por la competencia desleal, pues, por regla bastante generalizada, la contratación de estas gentes es en condiciones inferiores, y lejanas a las legales.

También en el plano educativo tiene su repercusión, si bien ello es, creo, por el nefasto sistema de educación y enseñanza de nuestro país.