Aquel país lejano, Nevil Shute. Círculo de Lectores,
1968. Título del original inglés, “The far country”. Traducción,
Consuelo González de Ortega.
Australia es el país lejano a que se
refiere el título de la novela. Una sencilla trama tejida alrededor
de Jenni, una joven inglesa, quien siguiendo la voluntad de su abuela,ya en sus últimas, marcha a Australia.
A través de Jenni y del personaje neo australiano de origen checo, Carl Zlinter, se muestra al lector los enormes contrastes existentes en aquel entonces entre las oportunidades y en los modos de vida entre las gentes que vivían en una y otra parte del mundo. Diferencias derivadas no sólo por estar los países situados en extremos y hemisferios distintos del planeta, sino porque la época descrita en la ficción corresponde al fin de la Segunda Guerra mundial, con una Gran Bretaña en la que primaban las restricciones y penurias de todo tipo, y éstas, además, eran las condiciones usuales y corrientes para casi todo el mundo. Europa estaba devastada y en fase de reconstrucción, tanto física como geopolíticamente, en la que unos cuantos países de las zonas Central y Oriental habían caído bajo la órbita soviética, y muchos de sus habitantes, consecuentemente, habían abandonado su país de origen en busca de un futuro mejor.
Frente a este desolador
panorama estaba Australia. Un joven, extenso y poco
poblado país. ¡Un prometedor país ¡
Pero, según creo, lo que le da
valor y vigencia a esta novela es la
descripción de las circunstancias y de los sentimientos de las personajes
intervinientes, tanto a uno como a otro lado del mundo. Situaciones que se dieron, se dan y se darán. Seres que se ven forzados a emprender una nueva vida en otro lugar y ambiente.(1)
Especialmente
aleccionador me pareció la historia del personaje de la anciana Ethel, la
abuela de Jenning, viuda de un alto funcionario del Imperio Británico en el Sureste
asiático. Su mundo, el que ella había conocido y vivido en pleno confort y
abundancia, no existía ya.
Su lectura, en suma, es enriquecedora, al menos para mí lo fue. La leí con verdadero interés.
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(1) Me llamó mucho la atención las normas migratorias imperantes entonces en Australia que, al parecer, obligaban a los emigrantes a trabajar dos años para el gobierno antes de conceder la ciudadanía. Según he leído en Wikipedia, esta medida fue practicada cuando se potenciaba la entrada de población blanca. En la Australia del presente, según el
artículo publicado por El País, en 2004, titulado “El fin del paraíso
australiano”, en relación a la política migratoria practicada por aquel lejano
país, está muy distante de lo explicado por Shute en su novela.
El fin del paraíso australiano | Internacional | EL PAÍS
(elpais.com)
13 de abril de 2022: Algo tardíamente ha venido a mi mente la
reflexión acerca de los movimientos migratorios que se están produciendo en el
mundo. Gentes, con predominio de varones jóvenes, que marchan de sus países de origen,
en busca –muchos de ellos- de mejorar sus míseras condiciones de vida, la suya
y/o de los suyos, o huyendo de guerras y persecuciones de índole política.
Pero, mezclados entre ellas van otros cuyos fines son bien distintos (terroristas
y maleantes de todo tipo). Fenómeno que vemos se extiende por casi todo el
planeta. En Europa, en América del Norte, Australia...
Muchos son los problemas derivados de ello, tanto para los que llegan,
pero también para los propios del país. Y en mayor medida para las clases más pobres, que se encuentran con que los limitados
recursos públicos van destinados a estos nuevos colectivos; sus barrios, en el
mejor de los casos, convertidos en nuevas Babeles, pero, en muchas ocasiones,
en zonas donde impera la precariedad de los servicios públicos, la delincuencia,
la prostitución y el tráfico de drogas. Y, como consecuencia inmediata, la
desvalorización de los inmuebles. Viviendas que, por otra parte, fueron
adquiridas sobre la base de grandes sacrificios y esfuerzos, durante largo
período de la existencia.
En cuanto a lo laboral se topan
con el envilecimiento de sus condiciones laborales por la competencia desleal,
pues, por regla bastante generalizada, la contratación de estas gentes es en condiciones
inferiores, y lejanas a las legales.
También en el plano educativo
tiene su repercusión, si bien ello es, creo, por el nefasto sistema
de educación y enseñanza de nuestro país.