Hace unos días terminé la lectura
de “La fuerza del engaño”, novela de la escritora estadounidense Mary Higgins Clark,
Círculo de Lectores, año 2004.Título original: “The Second Time Around “
, traducción de Eduardo G. Murillo. Me agradó desde su inicio, a partir de la cariñosa dedicatoria del libro que la escritora hace a su amplia familia, así como el prólogo que precede a la obra a modo de agradecimiento a todos los que han contribuido a su publicación. Autora ya conocida por mí, pues había leído, y recientemente releído, una de sus más destacadas novelas, “El ojo avizor”. Obra con la que guarda un cierto parecido en cuanto a la aparición de personajes y ambientes de la élite de los EUA, entre los cuales suele haber un poderoso o poderosa dama o caballero “don dinero” y, consecuentemente, prestigiosa personalidad de la sociedad, en cuyas cumbres está y se mueve con desenvoltura, más bien prepotencia. Otra de las similitudes encontradas está en su protagonista, una joven periodista a cuyas investigaciones, guiadas por su intuición y mucha profesionalidad, se deben la resolución del tema. Como ya dije, desde el inicio me enganchó. Tal vez porque lo que leía tenía trazos de ser verosímil y además de actualidad; es decir, narraba situaciones posibles, tomadas – pienso- de la realidad inmediata. Lo aquí explicado por Higgins Clark es la inesperada ruina de una muy importante y conocida empresa farmacéutica que trabajaba en un prometedor proyecto de fabricación de una vacuna contra el cáncer. Ruina ocasionada, según señalan todos los indicios, por el que fuera alma mater de la compañía que se alzó con los fondos. Se describen- y aquí está para mí el gran valor de la novela - las consecuencias nefastas tanto para los accionistas minoritarios, muchos de ellos pequeños ahorradores que han invertido sus dineros en lo que entendían un negocio rentable y seguro, pues confiaban en su promotor. Como para los empleados de la compañía, gentes, en fin, que de la noche a la mañana se quedan sin empleo, pierden sus ahorros de toda la vida, incluidas las pensiones de jubilación; y todo ello ocasionado por la avaricia sin límite de una colla de sinvergüenzas sin escrúpulos que se han aprovechado de su buen nombre y estima en el conjunto social. Varios de estos dramas personales y sus particularidades salen en la novela encarnados en los diversos personajes secundarios. Si bien la mayor carga dramática la dan los casos concernientes a los que esperaban la fabricación del medicamento salvador de alguno de sus seres amados. De estos personajes secundarios de los que se vale la escritora para tejer la trama argumental merece ser destacado Annie, una discreta mujercita muy trabajadora y sufrida esposa que carga con amorosa abnegación un marido egoísta con problemas psiquiátricos. Personaje clave.
, traducción de Eduardo G. Murillo. Me agradó desde su inicio, a partir de la cariñosa dedicatoria del libro que la escritora hace a su amplia familia, así como el prólogo que precede a la obra a modo de agradecimiento a todos los que han contribuido a su publicación. Autora ya conocida por mí, pues había leído, y recientemente releído, una de sus más destacadas novelas, “El ojo avizor”. Obra con la que guarda un cierto parecido en cuanto a la aparición de personajes y ambientes de la élite de los EUA, entre los cuales suele haber un poderoso o poderosa dama o caballero “don dinero” y, consecuentemente, prestigiosa personalidad de la sociedad, en cuyas cumbres está y se mueve con desenvoltura, más bien prepotencia. Otra de las similitudes encontradas está en su protagonista, una joven periodista a cuyas investigaciones, guiadas por su intuición y mucha profesionalidad, se deben la resolución del tema. Como ya dije, desde el inicio me enganchó. Tal vez porque lo que leía tenía trazos de ser verosímil y además de actualidad; es decir, narraba situaciones posibles, tomadas – pienso- de la realidad inmediata. Lo aquí explicado por Higgins Clark es la inesperada ruina de una muy importante y conocida empresa farmacéutica que trabajaba en un prometedor proyecto de fabricación de una vacuna contra el cáncer. Ruina ocasionada, según señalan todos los indicios, por el que fuera alma mater de la compañía que se alzó con los fondos. Se describen- y aquí está para mí el gran valor de la novela - las consecuencias nefastas tanto para los accionistas minoritarios, muchos de ellos pequeños ahorradores que han invertido sus dineros en lo que entendían un negocio rentable y seguro, pues confiaban en su promotor. Como para los empleados de la compañía, gentes, en fin, que de la noche a la mañana se quedan sin empleo, pierden sus ahorros de toda la vida, incluidas las pensiones de jubilación; y todo ello ocasionado por la avaricia sin límite de una colla de sinvergüenzas sin escrúpulos que se han aprovechado de su buen nombre y estima en el conjunto social. Varios de estos dramas personales y sus particularidades salen en la novela encarnados en los diversos personajes secundarios. Si bien la mayor carga dramática la dan los casos concernientes a los que esperaban la fabricación del medicamento salvador de alguno de sus seres amados. De estos personajes secundarios de los que se vale la escritora para tejer la trama argumental merece ser destacado Annie, una discreta mujercita muy trabajadora y sufrida esposa que carga con amorosa abnegación un marido egoísta con problemas psiquiátricos. Personaje clave.
La novela, en fin, describe una inmensa
canallada. Inmensa canallada de la que, desgraciadamente, en España, en estos
últimos treinta y tantos años, hemos tenido unas cuantas, como Gowex, el affaire más inmediato
en el tiempo, pero sin olvidar las llamadas acciones
preferentes colocadas a particulares, y, quede bien de manifiesto que no
sólo por Bankia, el escándalo de SPANAIR,
el de AFINSA,
el de GESCARTERA,
y tantos otros, … Asuntos todos con unas mismas características: Unos pocos,
bien conceptuados empresarial y socialmente hablando, han engañado al resto,
los pobres y comunes diablos, los del montón de crédulos desprotegidos, que se
quedan como el famoso gallo
de Morón, sin plumas y cacareando.
Abundado en la característica de Higgins Clark de recoger situaciones reales o
muy verosímiles, en la novela, es citado
el caso de la Talidomina, aunque lo contaba como acontecido sólo entre las
mujeres embarazadas de Alemania. La imaginativa escritora estadounidense ha
sido incapaz de imaginar que en España, las pobres víctimas habidas aquí, o
sea, los seres que nacieron mutilados o
con sus miembros deformados porque sus madres ingirieron la Talidomina para
combatir sus mareos, después de más de treinta o no sé bien cuántos años, en
litigio, finalmente, la mal llamada “Justicia”,
se inclinó a favor del laboratorio. ¡Qué vergüenza!
Novela de intriga, cuya temática
de fondo, un enorme fraude con muchos perjudicados, junto a los prototipos
humanos allí dibujados, logran que su lectura despierte el interés desde el
principio hasta el final. Me gustó.