“El
siglo de las luces”, Alejo
Car
pentier. Biblioteca de Bolsillo, 1983. Editorial Seix Barral, S.A.
(Grupo Editorial Planeta). Dedicado a su esposa Lilia.
Fue
una de mis lecturas de este verano 2025.
Basada
en el libro hay una película cubana, 1992, dirigida por Humberto Solás.
Es
la cuarta vez que leo esta novela histórica del cubano Alejo Carpentier; y una
vez más he vuelto a disfrutar con esta espléndida literatura, derroche de
descripciones y de lenguaje culto y variado que te obliga a echar mano del
diccionario asiduamente. Numerosos son los pasajes destinados a la descripción
de los exuberantes paisajes tropicales, así como de los ambientes urbanos de la
Habana colonial. Pero el mayor mérito de esta lectura estriba en la narración
de la expansión de los principios de la Revolución francesa en las Antillas y
la evolución, aunque no sé si este término es el más idóneo para hablar de la
transformación de Víctor Hugues, en un principio intrépido comerciante
marsellés, idealista y masón, que abogaba por la igualdad al gobernante rapaz y
escéptico, gobernador de la Guyana francesa, transcurridos sólo diez años.
Los
escenarios son múltiples y variados de los que son destacables La Habana
colonial, la Francia revolucionaria, las colonias francesas de Guadalupe y
Guyana, y el Madrid bajo la dominación napoleónica, y término del relato
El
ya citado Víctor Hugues, personaje histórico, es el protagonista indiscutible
de la novela, junto con los personajes de ficción, los hermanos Carlos y Sofía
y su primo Esteban. Este último crucial, cuyas andanzas y experiencias tras el
maquiavélico Hugues nos llevan al conocimiento tanto de la persona, mas bien
mala persona, que fuera éste, como de sus políticas y estrategias en los
territorios franceses americanos durante la época del Terror.
En
Esteban, el escritor cubano reflejó, pienso, al intelectual dúctil al servicio
del poder, utilizado por éste para la transmisión de sus mentiras. Oficio, por
otra parte, de eterna vigencia.
Según
leí la novela fue escrita en 1958, pero no se publicó hasta 1962, es decir, el
autor dudó unos cuantos años en publicarla. Conociendo su fidelidad y servicios
al régimen dictatorial de Cuba, que dura ya más de sesenta y cinco años, pienso
que en Esteban, Carpentier se hizo un autorretrato
( un “selfie”).
.
.