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viernes, 21 de octubre de 2022

Cuán verde era mi valle, de R. Llewellyn(*) (Lo que fue)

(*)Seguidamente, reproduzco esta  entradas publicada en leyendo_periódicos, por entenderla  idónea también para este blog,  donde expongo  mis reflexiones personales sobre libros leídos y sus autores.

 

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Cuán verde… 



Esta novela fue el primer éxito de Llewellyn , publicada en 1939, y la que le lanzó a la fama. Fue llevada al cine sobre guión del propio Llewellyn. Por la información que hallé en http://www.artehistoria.com/ está entre las citas recomendadas para el tema de la Gran Depresión sufrida por las economías mundiales luego del crac de la Bolsa neoyorkina a finales de octubre del 29, que marcó el inicio de la época denominada de "las vacas flacas". 
Como ya cité, es un libro extenso y muchos los temas allí planteados, entre los que destacaría la cuestión laboral. Sus páginas están dedicadas al trabajo en la mina y a sus agregados como la relación entre patrón y obrero, el envilecimiento generalizado de las condiciones laborales, el distinto proceder del dueño-trabajador de una mina pequeña al del dueño-inversor que actúa a través de administradores, (ejecutivos). Así como el papel de los sindicatos y el problema para los por ellos representados, cuando los agentes sociales en lugar de luchar y de defender los intereses específicos y comunes del sector, se pierden en la persecución de ideologías y criterios foráneos a la cuestión intrínseca laboral y social del colectivo obrero.

Reflexiono que lo escrito por Llewelyn para el país de Gales del Reino Unido del primer tercio del XX bien puede valer para una novela ambientada aquí, en la Cataluña de España y del último tercio del XX e inicios del XXI. Muchos son  los pasajes leídos en este libro que me han recordado situaciones y conflictos muy parecidos a los que "in crescendo" atraviesa la clase trabajadora general, española y también mundial. Problemas creados por la avaricia de unos (no todos pero sí unos cuantos) que, en aras de simplificación, denominaré "empresarios", pero que no lo son porque ellos no crean ni acrecientan empresa alguna, sino, todo lo contrario, destruyen empresas y fábricas, muchas veces compradas para de este modo quitar competencia, despedir plantillas, monopolizar recursos, medios y mercados. Llegando en sus desafueros hasta el desplazamiento de la producción de unos a otros lugares, a cientos y miles de kilómetros, (deslocalización). Y, para mayor injusticia y contraste, contando casi siempre con la ayuda y el consentimiento de los gobernantes, con leyes y hasta subvenciones hechas a la medida para los fines e intereses de estos odiosos personajes cuya exclusiva intención está en aumentar sin límite sus riquezas y bienes particulares. Espero que el saco de la avaricia de estos personajes no se vea roto por parecido crac bursátil, como pasó en el XX, que nos induzca a una situación de regresión mundial de fatales consecuencias para todos.
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