Climas, André Maurois. Círculo de Lectores, 1965.Título del original francés, “Climats”. Traducción de Fernando Gutiérrez. Novela llevada al cine.
Autor ya conocido por mí. Hace
unos años leí “Madanme de Lafayette”,
una espléndida biografía de la esposa del Marqués de Lafayette, el célebre
político francés, y el primer volumen de “Balzac”, el moderno
Prometeo”, un detallado estudio sobre el insigne escritor francés. También
tenía leída esta novela, pero de eso hace ya muchos años. Así que decidí leerla
de nuevo. La leí con verdadero interés desde el principio hasta el fin. En
franco contraste con la pesadez con que la recordaba de cuando mi primera
lectura. Su autor, el francés de origen
judío, Émile Herzog, conocido como André Maurois, fue un narrador, historiador, ensayista biógrafo y
crítico literario de reconocida fama mundial.
Académico de número de la Academia de la Lengua francesa. Un “consumado
especialista en el reflejo de las costumbres, la moral y las formas de vida de
la burguesía occidental contemporánea”, tal como es señalado en mcn.biografias.com.
En esta novela, pienso, hay mucho de las experiencias vitales del
escritor galo, como por ejemplo el ambiente familiar de Philippe, el
protagonista.
Novela
psicológica publicada en 1928, en relación a las diferencias entre el amor
cuando éste lo experimenta un hombre, y
el amor cuando lo experimenta una mujer. Considerada como la obra maestra de Maurois. Se desarrolla en dos partes. La primera en
forma de una carta de Philippe, el protagonista, a Isabelle, futura segunda
esposa. Un largo texto en el cual le habla pormenorizadamente de su historia de amor y de celos con Odile, su
primera esposa. La segunda parte es
también una larga misiva pero ésta de Isabelle a Philippe, y al igual que la
anterior, refleja una historia de amor y celos.
Ambas historias y sus contrastes
brinda al lector el conocimiento de la provinciana alta burguesía de la
sociedad francesa del primer tercio del pasado siglo XX . Período, recordemos,
con la Primera Guerra Mundial, del 14 al 18, en el que Francia jugó importante
papel. Los ambientes descritos son los de familias de clase acomodada, educadas
y de refinados gustos, amantes de la buena música y de la lectura. Gentes,
también a señalar, con mucho tiempo libre, entre las cuales el matrimonio es
una arraigada institución social que no va unida con la fidelidad conyugal. Las
aventuras y amantes se suceden y son de todos conocidos como lo más natural del
mundo. A este respecto no sé qué decir.
¿Civilizados? Pues no, más bien una sociedad de costumbres disolutas. Al menos
así los conceptúo yo.
En cuanto a la personalidad o
perfil de los personajes principales allí descritos, que son: Philippe, Odile e Isabelle,
especialmente en cuanto al primero, llamó mi atención la capacidad de éste para
disfrutar sufriendo. Eso, por una parte. Y lo siguiente es su exacerbado sentido
crítico y de superioridad intelectiva y espiritual en relación a la mujer
objeto de su amor. Pienso, en resumen, que el Philippe de esta novela tal como
se le describe en sus dos climas o etapas amorosas es más bien un consabido “Narciso”.
El valor hallado en esta lectura
es, pues, la descripción de los ambientes familiares y de costumbres allí
descritos con tanto detalle y fidelidad que ponen en evidencia el grado de
disolución de las costumbres a que una sociedad evolucionada y con elevados recursos
económicos puede alcanzar. Relajación disfrazada de refinamiento, intelectualismo,
incluso espiritualidad pero en la práctica goce y placer de los más elementales.
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