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lunes, 17 de marzo de 2008

El Cardenal, de Henry Morton Robinson, noviembre, 20

Voluminosa novela escrita por Henry Morton Robinson, titulada "El Cardenal". Libro publicado por Simon y Chustes Inc., en Nueva York, 1951. Traducción de Horacio Laurora, editado por Guillermo Kraft Ltd., Argentina, Colección Vértice, edición 25ª, enero 1959. Novecientas quince páginas que nos hablan de la vida de un sacerdote católico norteamericano, de familia modesta  de origen irlandés, que llega a alcanzar la dignidad de príncipe de la Iglesia.(*)

La novela nos lleva a la primera mitad del siglo XX, con las ciudades de Boston (EEUU)  y Roma, ( Italia) como principales escenarios. El protagonista es un sacerdote católico, un mediador entre Dios y la humana criatura. Pero un ser dotado de idéntica naturaleza que sus congéneres. Naturaleza o condición humana que,  no debemos olvidar,  en  pocas ocasiones nos hace héroe, y sí, en muchas más, un villano.  Esto último  no disminuye su superior  responsabilidad  debido a su compromiso de orden moral, de actuar en coherencia con su fe y con sus creencias en Dios y en Jesucristo, Mesías Salvador.


Existe una película  del mismo título, basada en este libro, realizada en 1963, bajo la dirección de Otto Preminger, que vi hace muchos años. De entonces recordaba algunas circunstancias como lo de ser un  cura apuesto; de la modestia de sus orígenes familiares, del “destierro”  a una lejana y muy pobre parroquia estadounidense, en donde había un párroco consagrado en santa vocación al ejercicio del sacerdocio cristiano, o del salto a Roma (Vaticano) y de los muchos y graves conflictos, incluidos los muy personales, que sufrió durante la SGM

La recordaba, en suma, como una de esas películas significativas. Supongo que porque su protagonista era un sacerdote católico, contemplado desde el doble ángulo de servidor - ministro de Dios, y la de común mortal, arrostrando los conflictos inherentes a su humana naturaleza. Es decir, las virtudes y los defectos, conviviendo en continua lucha. Algunas veces, pocas, ganando las primeras, pero, en muchas más, venciendo los segundos.

La novela empieza y termina con parecido escenario de un barco que va hacia los Estados Unidos de Norteamérica , en el que viaja el protagonista que regresa de Roma.  Escenas separadas por unos veinticinco años, durante los cuales  el  entonces  recién ordenado sacerdote en Roma  se ha convertido en cardenal(1), Príncipe de la Universal Iglesia  Católica, Apostólica y Romana y  uno más del  cuerpo de posibles sucesores a la Silla de Pedro .  

En el fondo argumental de la obra subyacen cuestiones relevantes como el olvido de   Dios en nuestros  hechos y actividades cotidianos. De la tendencia a descuidar por completo, o casi, nuestro elemento  espiritual, el alma, del que todo ser humano está compuesto  y nos distingue y nos hace centro de la Creación Divina. Así como resaltar  que la principal función sacerdotal es  llevar y enseñar a todo ser humano la Palabra de Dios.

Es un libro exhaustivo. Leyéndolo  aprendí mucho respecto a la función sacerdotal.

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(*) Al parecer Morton se se basó en parte en la carrera de  Francis Joseph Spellman,  célebre arzobispo de Nueva York . 


(1) El término "cardenal" deriva del latín cardo o bisagra, lo cual sugiere el papel de fulcro (punto de apoyo, gozne) que desempeñan: Ellos son las “bisagras” alrededor de las cuales gira todo el edificio de la Iglesia, en torno a su máximo dirigente: el papa. (Copiado de Wikipedia)

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