No sé cómo empezar este comentario de hoy que querría dedicar a la madre de familia. Personaje crucial y, casi siempre, olvidado o menospreciado cuando cumple bien su papel. El personaje de Celia Fermoyle, la madre del protagonista de "El Cardenal", es quien ha traído estas reflexiones a mi cabeza. En este grueso libro se nos describe el grupo familiar del que provenía el cura. Una familia cristiana formada por siete hijos, chicos y chicas; cuyo padre era un emigrante irlandés conductor de tranvías. La madre, una simple ama de casa ocupada de lleno, las casi veinticuatro horas del día, al cuidado y buen gobierno de su casa y de los suyos. Una mujer que no escatima tiempo ni dedicación a sus obligaciones y deberes como ama de casa. Se la describe como hacendosa, fregando, limpiando, cocinando e interviniendo, diligentemente, para tratar de apaciguar las desavenencias y discrepancias entre sus hijos. Al mismo tiempo que enfermera paciente y peticionaria fervorosa por la salud física y moral de sus hijos.
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