Buscando información en Internet sobre la mujer ladrona cuyas circunstancias reales me recordaban a la doña Bárbara de ficción, hallé esta historia real de una excepcional mujer paquistaní, Mukhtara Mai. Excepcional porque de su desgracia y horror, injusto y machista horror sobre ella perpetrado, no saca fuerzas para ser igual, parecido o, peor que los despreciables que la violentaron. No, todo lo contrario. Ella se distingue por su tenaz lucha, en solitario contra toda corriente. Según he leído en Proceso, un digital hondureño(*), en primer lugar, denunció la violencia doblemente discriminatoria (por mujer y por pobre), de que fue víctima por parte de unos cobardes. Viles cobardes y además sinvergüenzas que, por razón de su casta superior, creyeron, estaban convencidos, de su impunidad. Por su ejemplaridad esta mujer es digna de ser conocida más ampliamente por el público corriente. Pienso que nuestras autoridades educativas, especialmente las de aquí de Cataluña donde hay tantas gentes de países cuya tradición y cultura consideran a la mujer como “algo” sin valor ni estima alguna; podrían traer a esta mujer para que explicara, en vivo y en directo, no sólo su penosa experiencia sino, principalmente, su labor posterior al resarcimiento por los tribunales de justicia, que, creo, es lo más admirable y digno de superior consideración: la creación de una escuela y la edición de un blog para desde allí hacer llegar su experiencia y testimonio vivo. Mi admiración, pues, más sincera para Mukhtara Mai. .
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(*) Aclaro la nacionalidad del medio visitado, porque lo leído de nacionalidad española, se centra, casi exclusivamente, en la experiencia de la violación y en el hecho de la diferencia social de los criminales, sin resaltar ni mencionar la superación que para esta muchacha significó, a la larga, haber sido víctima de tan brutal atropello. Una postura muy positiva y digna de ser asumida por cualquiera que, desgraciadamente, se vea golpeado por otros más poderosos y en apariencia, intocables.
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