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martes, 5 de noviembre de 2013

Reinas sin Corona, continuación (y 3) (Nacionalismos)


Antes de dar por concluidos mis comentarios y reflexiones en relación a este libro, creo necesario señalar  mi torpeza pues  he necesitado de una tercera lectura para darme cuenta del verdadero alcance y gran mérito de esta pequeña gran obra de Anny Latour, y que, por tanto, resulta indiferente la nacionalidad de las mujeres objeto de la obra, ni si están todas o faltan algunas, porque las aquí señaladas, a todas, les corresponde el merecido protagonismo que Latour les ha dado. Fueron personajes sobresalientes de su época y lugar, con aciertos y errores, pero las cuales, sin lugar a dudas, tuvieron influencia decisiva sobre sus contemporáneos y su dinámica labor contribuyó  al desarrollo del mundo tanto de las ideas como de las artes, así como de las costumbres y, en muchas ocasiones, fueron verdaderas avanzadas, vanguardias, de su tiempo.
Una vez expresado el mérito personal de todas y cada una de estas féminas, señalaré las tres cuyas vidas más me impresionaron: la italiana princesa Belgioioso, la alemana Rachel Varnhage, y la francesa Juliette Adam.  Entre las cuales he hallado como aspecto común el papel jugado por cada una de ellas , bien  a favor o bien en contra,  de las corrientes nacionalistas de su época y lugar de origen.


Rachel Varnhage
Una princesa en armas por la patria - imperioromano.com
Belgioioso
  La primera, Belgioioso, fue un personaje muy singular.  Se distinguió por su combativa actitud para lograr la unidad de los italianos, divididos entre monárquicos y republicanos, en su lucha contra los austríacos que entonces gobernaban en  la península italiana. Murió relativamente joven y olvidada por todos.

Rachel Varnhage,  creo que fue  la que sufrió en mayor medida  los perniciosos efectos del nacionalismo cerril, pues, a pesar de sus múltiples renuncias, incluida la de su lengua materna, el yiddish, se encontró siempre con el rechazo de la élite germana contemporánea suya, debido a sus raíces semíticas, que ellos consideraban inferiores y no propiamente germánicas.

Y en cuanto a la última de las tres mencionadas, la francesa Adam, nacida Juliette La Messine,  según creo,  constituye  un buen ejemplo de la intolerancia y el odio, en este caso hacia Alemania, engendrado por el nacionalismo llevado a los máximos extremos. Es decir, cuando el sentimiento patriótico, el amor patrio, obnubila la mente de las gentes y las anima e induce a actitudes viles en contra de sus congéneres y les hace olvidar que el otro es, ante todo, otro ejemplar como él mismo, de la misma especie, la humana, reina de la Creación. La que hizo Dios a su imagen y semejanza y le dio el don de la palabra.
Description de cette image, également commentée ci-après
Juliette La Messine
Por último, quiero dejar constancia de lo mucho que he aprendido con la lectura de este, en apariencia, pequeño libro. Y principalmente acerca de personajes tan relevantes como  el poeta alemán Henri Heine y el compositor italiano Bellini, pero, - advierto - son sólo  ejemplos, pues innumerables son las figuras femeninas y masculinas aquí citadas cuya aportación al mundo de las ideas, de la pintura, de la  música, de la literatura,  y del conocimiento en general,  han sido muy valiosas para la humanidad. En algunos casos con reconocimiento del mérito de los personajes,  y en otras muchas no; cuya aportación ha quedado relegada o en el olvido.



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