El Indiano, narración contada por El Abuelito, Librería
Salesiana, 1944, Col. “Biblioteca Horas Serenas”, Vol. XXX.
El libro comprende dos narraciones: "El Indiano", que da
nombre al volumen, y “El hombre propone…” , destinada a prevenir al
creyente acerca de la necesidad de vivir en paz con Dios, o sea, a tenor de sus
divinas leyes, pero de modo sincero, sin hipocresías ni dobleces, de modo que cuando nos llame, momento y día
que desconocemos, nos coja lo más
limpios posible. Una historia , en resumen, llamada al ejercicio del sacramento
de la penitencia y de la reconciliación.(1)
Mi comentario se centrará en la que da nombre al libro que, como todas las otras obras de esta
colección salesiana, que he tenido la suerte de leer, tiene una finalidad constructiva, edificante.
En primer lugar señalaré que "indiano" es, o quizás más adecuado sea decir "era" la denominación coloquial asignada al emigrante español en América que volvía rico.
Aunque luego, en la práctica, sólo unos
pocos de los muchos que fueron para “hacer las Américas”, regresaron con inmensas fortunas. En aquel entonces, tal como lo hacemos ahora, no convino conocer el origen cierto de tales oscuras riquezas. Se prefirió la inverosímil creencia de que en aquellas tierras se ataban los
perros con longanizas. Luego, las particulares historias locales y "La
Historia" con mayúscula, ha evidenciado que los que allí se enriquecieron, amasando
enormes fortunas, en su mayoría, lo hicieron del mismo modo que
sempiternamente se ha hecho, o sea, con la explotación inmisericorde del hombre
por el hombre bajo sus múltiples variedades: esclavitud, usura, tráfico ilícito de mercancías y personas, contrabando,
sobornos, estafas, robos … Pero, el caso es que aquellos que regresaron ricos
sirvieron de acicate para que muchos siguieran el ejemplo y marcharan a probar
fortuna en aquellas lejanas tierras.
El “indiano” de esta narración está entre los muchos que a
su llegada al esperado paraíso, sufren la dura experiencia de ser una persona emigrante pobre, que necesita trabajar para subsistir, en un país
que no es el suyo, y, como tal, hallarse entre los últimos de la fila para
todo. Situación a la que se añade, en muchas ocasiones, los sentimientos de soledad y añoranza de amigos, familia, costumbres, comidas, ... y de la patria
lejana. Sentimiento este último, el amor por la patria, que cuando se está
lejos, se suele reavivar e, incluso, hasta nacer. ( “Lejos de la patria, un paisano…aunque
jamás lo hayamos visto, es ya enseguida un amigo…(p.18). “…el recuerdo de la patria lejana no se había apagado en
ellos, pues sus corazones latían con violencia al oír sólo el nombre de España.”(p.21)
Me he entretenido en el punto de
la emigración porque al presente, la crítica situación económica de España,(2012/13) con
un elevadísimo porcentaje oficial de desempleados ( 26%) unido a las malas
perspectivas sobre el futuro inmediato, están obligando a muchos a coger sus
maletas y buscar mejor fortuna en el extranjero. Con la particularidad que
ahora los que se van, preferentemente, son los que tienen una buena formación
académica, es decir, profesionales y técnicos. Pero a los que con casi toda
seguridad les espera similares amargas experiencias, no sólo en el ámbito
profesional, desempeñando quizás puestos y trabajos inferiores o con remuneraciones
cicateras, sino en lo humano o personal y también lo espiritual. Y ello me lleva a la triste reflexión sobre cómo
hemos despilfarrado la prosperidad de estos años atrás.
El otro contraste con la actualidad que la narración ofrece es la constatación del vuelco del destino del
tránsito de personas producido estos últimos treinta o más años. Entonces la dirección de la corriente del flujo migratorio era España- Ibero -América . Al presente, Ibero América – España. Y consecuentemente, el vuelco también de las denominadas remesas de emigrantes( en el pasado, entradas, ahora salidas). A este respecto, copio y pego el
último párrafo de la explicación del término “remesa de emigrantes” que da http://www.remesas.org/quesonlasremesas.html
“No obstante, ese lector puede pensar que consideramos las remesas como un flujo económico, que lo es, cuya consecuencia son millones de dólares, que los hay. Creemos, en cambio, que lo importante de las remesas son los millones de personas que envían y reciben estos flujos, compuestos por miles de millones de transacciones de un tamaño medio inferior a Eu300. Nuestro interés está del lado de esas personas que no aparecen en la estadística, y a las que no conocemos. Gracias a las remesas sabemos que están ahí y que con su esfuerzo han creado el principal trasvase de recursos desde los países ricos a los pobres. "
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Pero, dejemos las divagaciones y centrémonos en la cuestión principal abordada en "El Indiano", que es el perdón de un ser humano a otro. Acción de extrema generosidad por parte de
quien lo da, más cuando el otro ha sido causa de capitales daños. Reflexiono que quizás porque es un
cuento, ficción, el que recibe el perdón es un ser que vive sumido en un gran dolor de
conciencia, o sea, está arrepentido,(2) es consciente y sufre, por el mal hecho al
otro, a la inocente víctima. Y, además, trata de repararle al menos económicamente, por
el mal antes hecho.
Otro de los aspectos interesantes leídos
en “El Indiano” es el inestimable valor de una buena educación y formación moral dada a los niños. En la obra,
expresado como un logro de una madre diligente y cariñosa que cría a su
prole en el temor y amor a Dios, y en valores humanos.
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(1)Sacramento de la penitencia: Recuerdo otra narración por mí leída, del Padre Coloma, que aborda la misma trascendental cuestión,¡Era un santo!, así como la reciente exhortación del Papa Francisco, cuando decía a los feligreses que él se confesaba cada quince días, porque era un pecador.
Corto y pego las palabras, recogidas en un artículo publicado por ABC, con las que finalizó su catequesis sobre la confesión:
(1)Sacramento de la penitencia: Recuerdo otra narración por mí leída, del Padre Coloma, que aborda la misma trascendental cuestión,¡Era un santo!, así como la reciente exhortación del Papa Francisco, cuando decía a los feligreses que él se confesaba cada quince días, porque era un pecador.
Corto y pego las palabras, recogidas en un artículo publicado por ABC, con las que finalizó su catequesis sobre la confesión:
“… en la confesión «Dios nos estrecha en un abrazo que nos regenera y nos permite volver a ponernos de pie y reemprender el camino. Porque esta es nuestra vida: volver a levantarnos continuamente y reanudar el camino».
(2) En España, cuando de arrepentimiento hablamos, a unos cuantos nos viene a la mente, la criminal ETA y de los llamados arrepentidos, al mismo tiempo que de aquellos de esta organización terrorista que aún no han pedido y ni tan siquiera mostrado indicios de arrepentimiento alguno.
En relación a esta angular cuestión enlazo con artículo publicado en octubre del 2021 en eldiario.es: