Las
hermanas Bunner, de Edith
Wharton, Editorial Contraseña, edición abril 2011, título original: “Bunner
Sisters”, traducción de Ismael Attrache y prólogo de Soledad
Puértolas. Según nota de la editorial la obra fue escrita en 1892, pero no
se publicó hasta 1916. Dato a mi modesto entender interesante ya que nos habla
de la antigüedad de la ficción, ficción cuyo interés ha persistido en el tiempo
porque recoge situaciones y sentimientos universales y atemporales.
Es un libro pequeño de páginas mate
y tipo de letra grande que se lee con facilidad y también con rapidez. Lo leí
hacia finales del 2011 y no me gustó. La razón es que me agradan las historias
con final feliz, más aún si lo contado tiene trazas de ser posible. La
trama es muy simple y los personajes seres corrientes, vulgares, unas mujeres
de muy modesta condición que tienen como sustento básico y patrimonio único
familiar una mercería, en la que trabajan y viven de ella. La imagen física de
estas hermanas, así como su vida cotidiana, descritas antes de la entrada en
ella de un nefasto reloj, que trajo tras sí la de un vividor y farsante, es la de placidez,
sobriedad, laboriosidad, concordia y gran cariño fraternal. Este panorama es
truncado y la hasta entonces monótona existencia de las hermanas da un giro
dramático y conmovedor. El causante de este siniestro giro es para mí lo más real
de la historia. Un lobo feroz, disfrazado de ovejita mansa, que persigue
quedarse con la canastita de míseras viandas que lleva Caperucita. Y,
desgraciadamente, lo consigue.
En suma, que no es libro, según
creo, para leer en momentos de moral baja.