“Lirio Silvestre” es el título de otro de esos
viejos libros de la colección Biblioteca “Horas Serenas”, editado por Librería
Salesiana, edición cuarta, año 1943. Sobre su autor, Ricardo
de Beobide S.S., sólo he hallado una relación de sus obras, cuyos títulos
me hacen presumir que, como ésta, son narraciones de corte
histórico-novelescas. Y, del mismo modo que las otras “obrillas” de esta
colección, que he tenido ocasión de leer, son relatos destinados a la
exaltación de la virtud, la moral, y la
fe en Dios y en Jesucristo Salvador. Sus protagonistas, es decir, el héroe o
heroína de la historia contada, son seres buenos y bondadosos, de conducta ejemplar. Muestran el lado bueno del ser humano. En
todas estas lecturas, que intuyo van destinadas a un público joven, siempre
hallarás amor a Dios, altruismo, comprensión y perdón, esencia del
cristianismo. Son historias sencillas y su sentido es edificar al lector.
Expuestas, pues, las características
que adornan a las novelitas de esta Colección, de modo común a todas, me meto
en el comentario de “Lirio Silvestre”, mote o apodo con el que se conoce al
protagonista de la narración, un huérfano
crecido de parecido modo a la citada planta . El lugar y los momentos históricos, en los que transcurre
la acción, son los parajes próximos a Santoña(Cantabria),
durante la España napoleónica, y luego, tras la vuelta del infausto Fernando Séptimo. La historia
es simple y sirve para describir cómo los acontecimientos políticos marcados
por las luchas por el poder llegan a influir y, en suma, determinar la vida del
hasta más insignificante y común ser
humano, aunque este se afane en huir del mundanal ruido, tal como cantaba Fray Luis de León, en su “Vida Retirada”.
Particularmente, me pareció muy
interesante la “Introducción” de la novela, págs. 5 al 7, en las que el autor,
Ricardo de Beobide, describe el panorama español en aquellos tiempos, algunos
de cuyos párrafos, transcribo a continuación:
“Revueltos andaban los tiempos en
España, como en el resto de Europa, en los primeros años del XIX…dividida en
dos bandos irreconciliables la política española, alcanzando esta división
hasta a las personas de la Real Familia…humillados ambos bandos, con servilismo
que afrentaba a la nación…reinando por doquier el hambre y la miseria …llegaba
España entonces a la crítica situación, que, en
la vida de los pueblos, determina unas veces saludable reacción y
ascensión gloriosa; y, la más rápida y fatal decadencia y ruina.”