Es un libro de lectura fácil, cargado de recursos para atraer a un variado espectro de lectores, con algo de morbo y sexo, tópicos, y cita de algún que otro personaje y hechos históricos, que con habilidad pero, a mi juicio, sin rigor son "utilizados " a fin de dar, según creo, matiz de verosimilitud al fondo argumental. El protagonista además de atractivo y muy joven es, al igual que los personajes a él más próximos, bueno, solidario, noble, leal, astuto e inteligente. Todo lo contrario de los malos o adversarios que son avaros, necios, mordaces, libidinosos, feos, desagradables y viejos o rayando ya en edades muy maduras. En los calificativos he empleado el masculino porque pienso que el tratamiento general que el autor da a las mujeres en esta novela, con la sola excepción de "Celeste", la hermana del protagonista, es la del que, en el fondo, la tiene cogida con las féminas y las pone, soterradamente, eso sí, mal, pero que muy mal, tal como a la propia madre del protagonista y a una sanadora muy viciosilla ella, descrita en la novela. Hay al margen de los lugares y de las aventuras descritas en la narración, algunas cuestiones, aunque abordadas superficialmente, que acrecientan el interés de la lectura como, por ejemplo, la distinción entre piratas y corsarios, o el tratamiento de la esclavitud y del tráfico de esclavos, así como la corrupción de los funcionarios.
Libro, en suma, para leer con espíritu crítico y atento a las posibles tergiversaciones de personajes y circunstancias históricos descritos en la novela, tal como el tratamiento dado a la figura de Fray Bartolomé de las Casas.
(*)A principios del 2006 leí y posteriormente hice algunos comentarios sugeridos por la lectura de “Piratas”, de Alberto Vázquez – Figueroa. Los cuales, entonces, decidí no publicar. Las imágenes del colapso en la zona de Calais, en los kilómetros inmediatos a la entrada del túnel bajo el Canal de La Mancha, que une la Europa Continental con las Islas Británicas , producido – según se informaba- por una avalancha de emigrantes sin papeles, de razas, en su mayoría, no blanca, y procedentes de tan lejanos lugares como del Sudán africano, trajeron a mi memoria los libros leídos acerca del tráfico humano, entre los cuales está éste de Vázquez – Figueroa, y que ahora, una vez corregidos, incorporo al blog.
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