Matar un ruiseñor,
(*)Harper Lee, edición del Círculo de
Lectores por cortesía de Editorial Bruguera, 1961. Título del original inglés, “To
kill a mockingbird”. Traducción, Baldomero Porta. Cubierta, Izquierdo.
Es un relato en primera persona
contado por la pequeña Scout, niñita de unos ocho o nueve años de edad, a
través de cuyas historias y anécdotas sobre su parentela, una de las principales y más antiguas familias de la localidad, sus experiencias en
la escuela única estatal, así como de
sus correrías por la vecindad, en compañía de su hermano Jem, cuatro años mayor,
y de Dill, el amiguito de los veranos, el lector es introducido en el ambiente y la problemática social de una localidad provinciana de Alabama, (EEUU).
Zona en la que a pesar de estar en el primer tercio del siglo XX, hay una marcada discriminación racial y los ciudadanos de color son en realidad, es decir, de facto, seres considerados como inferiores, incluso humanamente, por la mayoría de las gentes del lugar . Esta negativa particularidad es descrita, con amplitud y fidelidad de detalles, por Harper Lee; y añade a la novela el valor de testimonio de tan injusta como indigna situación a la que unos seres humanos se ven sometidos por sus congéneres. Congéneres, además, que se creen y dicen “cristianos”.
Zona en la que a pesar de estar en el primer tercio del siglo XX, hay una marcada discriminación racial y los ciudadanos de color son en realidad, es decir, de facto, seres considerados como inferiores, incluso humanamente, por la mayoría de las gentes del lugar . Esta negativa particularidad es descrita, con amplitud y fidelidad de detalles, por Harper Lee; y añade a la novela el valor de testimonio de tan injusta como indigna situación a la que unos seres humanos se ven sometidos por sus congéneres. Congéneres, además, que se creen y dicen “cristianos”.
Pero a mí lo que más me ha
gustado de esta novela es la personificación en “Atticus Finch”, del individuo noble, honesto, cabal, de profundos y arraigados principios cristianos
que los practica, conocedor de que todos los seres humanos somos iguales,
criaturas de Dios y para Dios, que hay que hacer el bien sin mirar a quien, ejemplar padre de familia que cuida y alimenta a su prole física y
espiritualmente, para que en el futuro sean “personas” y también “ciudadanos”. Pero ciudadanos justos, capaces de formar y hasta luchar por una sociedad plural
en la que todos indistintamente de su credo, color de piel o ideología política
puedan vivir en paz, verdad y justicia.
¡Señor, qué tres grandes conceptos!
¡Señor, qué tres grandes conceptos!
Lectura, en suma, con la que disfruté y recomiendo.
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(*)A pesar que desde hace muchos años tengo este libro, aún no lo había leído. Una reseña
compartida por Guimeraes ,en Goople+
, en lengua portuguesa, me indujo a ello.
Basada en esta novela hay una película, con el mismo título ”
Matar
a un ruiseñor”, protagonizada por Gregory Peck. ¡Espléndida!. Recomiendo
leer el amplio comentario en Wikipedia enlazado al título.
Libro y película tuvieron amplio e inmediato éxito.
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Me remito al comentario seguidamente detallado, continuación imprescindible de éste.
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