11 de mayo , San Ponç, día bonito para recorrer las " paradetas" de venta de plantas medicinales y
tarros de miel y mató que en el barrio de San Antonio, tradicionalmente,
forman la Feria del mismo nombre. Pues
bien, como de tradiciones estoy tratando, qué mejor para aprovechar y
comentar uno de los libros recientemente leídos, que, además, me gustó mucho.
Libro viejo, de amarillas páginas, en cuyas escasas cuarenta y tantas hojas, su
autor nos cuenta hermosas leyendas. Digo hermosas, porque en ellas hay amor,
comprensión, fe en Dios y confianza en su justicia y misericordia para con la
humana criatura que arrepentida a Él acude. Pero hay otro componente en estas
sencillas narraciones que ha aumentado mi gozo al leerlo, y este componente es
Cataluña y su Barcelona, la sin par ciudad española, “Perla del Mediterráneo”,
dentro de cuyo marco se desarrollan muchos de los hechos aquí relatados y los
cuales forman parte del acervo popular de la grande y vieja nación española.
El libro en cuestión se titula “Leyendas
y Tradiciones”, Francisco de P. Capella, 3ª edición, Librería Salesiana-Sarriá,
Biblioteca ”Horas Serenas”, Volumen XXIII, año 1943. Este pequeño libro lo
componen nueve narraciones breves, todas de alcance religioso y moralizante. La
mayoría se enmarcan en Cataluña y en la Barcelona Gótica con sus monumentales iglesias de Santa María del
Pi(Pino) y Santa María del Mar, como testigos mudos y esplendorosos de aquel
pasado histórico, caracterizado por los fuertes contrastes entre las duras
condiciones de existencia de la mayoría de sus gentes con las de los ricos de
entonces y sus amplios, sólidos y bellos palacetes; así como de la rigurosidad
y crueldad de los castigos a los infractores de las normas y leyes al uso. Eso
por una parte, pero luego, en todas estas historias, hay un fondo de
espiritualidad, que lleva al lector a
reflexionar acerca de cuestiones trascendentales como la salvación del alma,
la vida eterna, la fe en un Orden
Superior que anima a la criatura humana a su superación moral, al
arrepentimiento de sus pecados y al amor: Amor a Dios y a su prójimo.
Su contenido fue para mí una sorpresa, ya que
lo seleccioné por su portada, en la que se ve un negro barco pirata navegando sobre un tempestuoso mar. Con su lectura, sin embargo, hallé no sólo un testimonio histórico aportado por un propio, Francisco de P. Capella, sino también conocimiento sobre Barcelona y sus más recurrentes barrios, iglesias, calles…
lo seleccioné por su portada, en la que se ve un negro barco pirata navegando sobre un tempestuoso mar. Con su lectura, sin embargo, hallé no sólo un testimonio histórico aportado por un propio, Francisco de P. Capella, sino también conocimiento sobre Barcelona y sus más recurrentes barrios, iglesias, calles…
De las nueve narraciones, la
primera, “El barco fantasma” fue la menos interesante, tal vez porque la consideré fruto de la imaginación popular.
Sin embargo, según hace constar el autor “Barcelona
posee las santas cabezas de Úrsula, Digna, Benigna, Redenta y Sefana,
custodiadas en la Catedral; y las reliquias de Florina, Eleafana, Florentina y
Elisenda, en Nuestra Señora de Belén, en las Magdalenas y en Santa María del
Mar.” (p. 8 y 9).
En las leyendas “Una visita
devuelta”, “Un reo de Muerte”, ”La cruz cubierta” e “Historia de un pañuelo
Viejo”, el lector halla detalles históricos
muy curiosos - no sé si este adjetivo, en algunos casos, sea el más adecuado - sobre Barcelona- Ciudad. Pero, también debo
advertir que los detalles más escabrosos, allí mencionados sobre los usos y
costumbres de las gentes de entonces, quedan dulcificados con las
leyendas surgidas a raíz de los mismos,
tal como en “La cruz cubierta”, en la que se refiere cómo un alma difunta salva
la vida mortal de uno que rezó por ella .
Mientras leía estas viejas tradiciones populares, recogidas por
Capella, me acordé de algunas de las escritas por Bécquer y por Irving
. Todos ellos nos han narrado tradiciones referentes a los
difuntos, a las almas
del purgatorio. Reflexiono si al presente habremos relegado esta trascendental cuestión a los festejos y celebraciones que a modo de
anticipo de carnaval ("Halloween"), desafortunadamente, se ha convertido, para muchos de nosotros, la Víspera de Todoslos Santos,
día en el que tradicionalmente, en lugar del Día 2 de noviembre, conmemoramos a los Fieles Difuntos.(*) ¡Cuántas sanas costumbres y tradiciones estamos perdiendo!
día en el que tradicionalmente, en lugar del Día 2 de noviembre, conmemoramos a los Fieles Difuntos.(*) ¡Cuántas sanas costumbres y tradiciones estamos perdiendo!
Y para poner fin a
este largo comentario, me referiré a “Un reo de muerte”, representativa, según
creo, de todo el conjunto de relatos, porque sus protagonistas, una madre y su
hijo, encarnan el poder milagroso del
amor. Como las otras narraciones del libro, su alcance es
religioso y quiere testimoniar el valor de la fe en Dios, en su Hijo, nuestro
Señor Jesucristo y en María, “Madre de
la Misericordia que se compadece de los infelices mortales” e intercede por ellos..
La trama se desarrolla en el marco de la Barcelona antigua, en su archiconocido
barrio Gótico, sector de la Ribera, cuando
éste era eje económico de la ciudad, y las costumbres y condiciones de vida de sus
moradores eran, sin duda, muy diferentes a las del presente. Las iglesias de Santa
María del Mar y Santa María del Pino y sus alrededores, comparten
protagonismo con los personajes principales. Reproduzco algunos párrafos:
“(…)al extremo de la
plaza del Borne se levantaba el ignominioso patíbulo; la gran campana de Santa María del Pino congregaba a rezar por el que iba a
morir, repitiendo a intervalos el toque de agonía(…)Vióse entonces salir por la calle de Moncada una triste procesión. Entre los
penitentes y los hombres de armas(…)aparecía el infeliz Severo, pálido y medio
muerto por el tormento sufrido. Al llegar a la plaza del Borne pidió le
permitieran orar por última vez a la Madre de Dios ante la Imagen de la puerta
de Santa María(...)Entonces la imagen de la Virgen, que tenía la cabeza
levantada y miraba al cielo, la volvió hacia el reo y le miró con
compasión(…)el prodigio obrado por la imagen de María, cuya actitud permaneció
siempre la misma y era prueba evidente de tan extraordinario suceso, acalló
todas las dudas y fue pronunciado el perdón del reo(…)La milagrosa imagen de la
Inmaculada Concepción de la puerta del Borne resplandecía de luces(...)Por
esto(…)ningún hijo de Barcelona pasa ante esta Imagen sin que, si conserva en
su corazón la fe de sus padres, se vuelva a mirar a la Virgen y le rece en su
mente el Ave María.”
Curiosamente, al buscar información en la Red, sobre las
iglesias citadas en esta narración, he encontrado muchos datos sobre el estilo
arquitectónico de las mismas, pero nada
alusivo a esta hermosa tradición acerca de la imagen de Nuestra Señora,
colocada en el frontal del templo de la Basílica de Santa María del Mar.
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(*) Festividad de los Fieles Difuntos: Corto y pego párrafo leído en Wikipedia en relación a este día.
La Conmemoración de los Fieles Difuntos, popularmente llamada Día de Muertos o Día de Difuntos, es una celebración que tiene lugar el día 2 de noviembre, cuyo objetivo es orar por aquellos fieles que han acabado su vida terrenal y, especialmente, por aquellos que se encuentran aún en estado de purificación en el Purgatorio.
El Día de los Difuntos [...] el día designado en la Iglesia Católica Romana para la conmemoración de los difuntos fieles. La celebración se basa en la doctrina de que las almas de los fieles que al tiempo de morir no han sido limpiadas de pecados veniales, o que no han hecho expiación por transgresiones del pasado, no pueden alcanzar la Visión Beatífica, y que se les puede ayudar a alcanzarla por rezos y por el sacrificio de la misa. [...]