domingo, 12 de mayo de 2013

Leyendas y tradiciones, de Francisco de P. Capella


11 de mayo , San Ponç, día bonito para recorrer las " paradetas" de venta de plantas medicinales y  tarros de miel y mató que en el barrio de San Antonio, tradicionalmente, forman la  Feria del mismo nombre. Pues bien, como de tradiciones estoy tratando, qué mejor para aprovechar y comentar uno de los libros recientemente leídos, que, además, me gustó mucho. Libro viejo, de amarillas páginas, en cuyas escasas cuarenta y tantas hojas, su autor nos cuenta hermosas leyendas. Digo hermosas, porque en ellas hay amor, comprensión, fe en Dios y confianza en su justicia y misericordia para con la humana criatura que arrepentida a Él acude. Pero hay otro componente en estas sencillas narraciones que ha aumentado mi gozo al leerlo, y este componente es Cataluña y su Barcelona, la sin par ciudad española, “Perla del Mediterráneo”, dentro de cuyo marco se desarrollan muchos de los hechos aquí relatados y los cuales forman parte del acervo popular de la grande y vieja nación española. 

El libro en cuestión se titula “Leyendas y Tradiciones”, Francisco de P. Capella, 3ª edición, Librería Salesiana-Sarriá, Biblioteca ”Horas Serenas”, Volumen XXIII, año 1943. Este pequeño libro lo componen nueve narraciones breves, todas de alcance religioso y moralizante. La mayoría se enmarcan en Cataluña y en la Barcelona Gótica  con sus monumentales iglesias de Santa María del Pi(Pino) y Santa María del Mar, como testigos mudos y esplendorosos de aquel pasado histórico, caracterizado por los fuertes contrastes entre las duras condiciones de existencia de la mayoría de sus gentes con las de los ricos de entonces y sus amplios, sólidos y bellos palacetes; así como de la rigurosidad y crueldad de los castigos a los infractores de las normas y leyes al uso. Eso por una parte, pero luego, en todas estas historias, hay un fondo de espiritualidad,  que lleva al lector a reflexionar acerca de cuestiones trascendentales como la salvación del alma, la  vida eterna, la fe en un Orden Superior que anima a la criatura humana a su superación moral, al arrepentimiento de sus pecados y al amor: Amor a Dios y a su prójimo. 


Su contenido fue para mí una sorpresa, ya que
lo seleccioné por su portada, en la que se ve un negro barco pirata navegando sobre un tempestuoso mar. Con su lectura, sin embargo, hallé no sólo un testimonio histórico aportado por un propio, Francisco de P. Capella, sino también conocimiento sobre  Barcelona y   sus más recurrentes barrios, iglesias, calles…

De las nueve narraciones, la primera, “El barco fantasma” fue la menos interesante, tal vez porque la  consideré fruto de la imaginación popular. Sin embargo, según hace constar el autor “Barcelona posee las santas cabezas de Úrsula, Digna, Benigna, Redenta y Sefana, custodiadas en la Catedral; y las reliquias de Florina, Eleafana, Florentina y Elisenda, en Nuestra Señora de Belén, en las Magdalenas y en Santa María del Mar.” (p. 8 y 9).

En las leyendas “Una visita devuelta”, “Un reo de Muerte”, ”La cruz cubierta” e “Historia de un pañuelo Viejo”, el lector halla detalles históricos muy curiosos - no sé si este adjetivo, en algunos casos,  sea el más adecuado -  sobre Barcelona- Ciudad. Pero, también debo advertir que los detalles más escabrosos, allí mencionados sobre los usos y costumbres de las gentes de entonces, quedan dulcificados con las leyendas  surgidas a raíz de los mismos, tal como en “La cruz cubierta”, en la que se refiere cómo un alma difunta salva la vida mortal de uno que rezó por ella . 

Mientras leía estas viejas tradiciones populares, recogidas por Capella, me acordé de algunas de las escritas por  Bécquer y por Irving . Todos ellos nos han narrado tradiciones referentes a los difuntos, a las almas del purgatorio. Reflexiono si al presente habremos relegado esta trascendental cuestión a los festejos y celebraciones que a modo de anticipo de carnaval ("Halloween"), desafortunadamente, se ha convertido, para muchos de nosotros, la Víspera de Todoslos Santos,
día en el que tradicionalmente, en lugar del Día 2 de noviembre, conmemoramos a los Fieles Difuntos.(*) ¡Cuántas sanas costumbres y tradiciones estamos perdiendo!

 Y para poner fin a este largo comentario, me referiré a “Un reo de muerte”, representativa, según creo, de todo el conjunto de relatos, porque sus protagonistas, una madre y su hijo, encarnan el poder  milagroso del amor.  Como  las otras narraciones del libro, su alcance es religioso y quiere   testimoniar  el valor de la fe en Dios, en su Hijo, nuestro Señor Jesucristo y en María, “Madre de la Misericordia que se compadece de los infelices mortales” e intercede por ellos..

La trama se desarrolla en el marco de  la Barcelona antigua, en su archiconocido barrio Gótico, sector  de la Ribera,   cuando éste  era eje económico de la ciudad,  y las costumbres y condiciones de vida de sus moradores eran, sin duda, muy diferentes a las del presente. Las iglesias de  Santa María del Mar y Santa María del Pino y sus alrededores, comparten protagonismo con los personajes principales. Reproduzco algunos párrafos:

“(…)al extremo de la plaza del Borne se levantaba el ignominioso patíbulo; la gran campana de Santa María del Pino congregaba a rezar por el que iba a morir, repitiendo a intervalos el toque de agonía(…)Vióse entonces salir por la calle de Moncada una triste procesión. Entre los penitentes y los hombres de armas(…)aparecía el infeliz Severo, pálido y medio muerto por el tormento sufrido. Al llegar a la plaza del Borne pidió le permitieran orar por última vez a la Madre de Dios ante la Imagen de la puerta de Santa María(...)Entonces la imagen de la Virgen, que tenía la cabeza levantada y miraba al cielo, la volvió hacia el reo y le miró con compasión(…)el prodigio obrado por la imagen de María, cuya actitud permaneció siempre la misma y era prueba evidente de tan extraordinario suceso, acalló todas las dudas y fue pronunciado el perdón del reo(…)La milagrosa imagen de la Inmaculada Concepción de la puerta del Borne resplandecía de luces(...)Por esto(…)ningún hijo de Barcelona pasa ante esta Imagen sin que, si conserva en su corazón la fe de sus padres, se vuelva a mirar a la Virgen y le rece en su mente el Ave María.”

Curiosamente, al buscar información en la Red, sobre las iglesias citadas en esta narración, he encontrado muchos datos sobre el estilo arquitectónico de las mismas, pero nada alusivo a esta hermosa tradición acerca de la imagen de Nuestra Señora, colocada en el frontal del templo de la Basílica de Santa María del Mar.

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(*) Festividad de los Fieles Difuntos: Corto y pego párrafo leído en Wikipedia en relación a este día.
La Conmemoración de los Fieles Difuntos, popularmente llamada Día de Muertos o Día de Difuntos, es una celebración que tiene lugar el día 2 de noviembre, cuyo objetivo es orar por aquellos fieles que han acabado su vida terrenal y, especialmente, por aquellos que se encuentran aún en estado de purificación en el Purgatorio.
El Día de los Difuntos [...] el día designado en la Iglesia Católica Romana para la conmemoración de los difuntos fieles. La celebración se basa en la doctrina de que las almas de los fieles que al tiempo de morir no han sido limpiadas de pecados veniales, o que no han hecho expiación por transgresiones del pasado, no pueden alcanzar la Visión Beatífica, y que se les puede ayudar a alcanzarla por rezos y por el sacrificio de la misa. [...]