Antes de
rescatar de mi memoria los recuerdos sobre esta lectura, voy a hablar
un poco de la autora, una célebre
poetisa cubana que vivió en el siglo XIX( 1814-1873). Y he
dicho cubana porque nació en aquella isla, cuando ésta
era una colonia de España, entonces un imperio cuyas
relaciones económicas y comerciales eran las propias de un
sistema colonial en el que la esclavitud era lícita y legal.
Gómez
de Avellaneda pertenecía a la élite cubana y
desde muy joven destacó por su actitud poco convencional.
Entre los españoles célebres de la época con los
que se relacionó están Fernán Caballero,
Espronceda, Zorrilla y el escritor andaluz Alberto
Lista. En buscabiografias.com se destaca que Menéndez
Pelayo vetó su entrada a la Real Academia de la Lengua.
Escribió muchas obras de distintos géneros literarios,
pero, pienso, que fue en la poesía donde destacó. A
continuación y como homenaje a esta insigne escritora y a sus
dos patrias, Cuba y España, copio y pego dos de sus poemas:
Al
partir
(Soneto)
¡Perla
del mar! ¡Estrella de Occidente!
¡Hermosa
Cuba! Tu brillante cielo
la
noche cubre con su opaco velo,
como
cubre el dolor mi triste frente.
¡Voy
a partir!. . . La chusma diligente,
para
arrancarme del nativo suelo
las
velas iza y, pronta a su desvelo,
la
brisa acude de tu zona ardiente.
¡Adiós,
patria feliz, edén querido!
¡Doquier
que el hado en su furor me impela,
tu
dulce nombre halagará mi oído!
¡Adiós!.
. . Ya cruje la turgente vela. . .
El
ancla se alza. . . El buque, estremecido
las
olas corta y silencioso vuela.
Al
pendón castellano
¡Salve,
oh pendón ilustre de Castilla,
Que
hoy en los muros de Tetuán tremolas,
Y
haces llegar a la cubana Antilla
Reflejos
de las glorias españolas!
La
media luna -que ante ti se humilla,-
Recuerda
ya que entre revueltas olas,
De
la raza de Agar con hondo espanto,
Se
hundió al lucir el astro de Lepanto.
Y
esa morisma -de la Europa afrenta-
Que
el rugido olvidó de tus leones,
Hoy
al golpe cruel -que la escarmienta,-
Forjando
en su pavor fieras visiones,
De
siete siglos a la luz sangrienta
Juzga
que mira alzarse entre blasones,
-Sus
turbantes teniendo por alfombras,-
Del
Cid, de Alfonso y de Guzmán las sombras.
¡Oh!
¡sí! contigo van, por ti pelean
Esos
nombres augustos; de su gloria
Los
rayos en tus pliegues centellean,
Como
fulguran en la hispana historia.
¡Que
así triunfantes para siempre sean
Símbolos
del honor y la victoria,
La
civilización mirando ufana,
Que
hoy te hospeda Tetuán, Tánger mañana.
oooOOOooo
Asimismo,
copio y pego, el primero y último de los párrafos de la
introducción al personaje que he leído en la Biblioteca
Virtual Miguel de Cervantes, firmado por María Angeles Ayala
Aracil:
“Gertrudis
Gómez de Avellaneda fue considerada en su tiempo como una de
las mejores expresiones del movimiento romántico. Su vida y su
obra siguen interesando a los estudiosos actuales, tal como se
aprecia en los numerosos trabajos de investigación publicados
en estos últimos años. Sus personales circunstancias
biográficas, su apasionado carácter, su generosidad y
su marcada rebeldía frente a los convencionalismos sociales,
que la llevó a vivir de acuerdo con sus propias convicciones,
la apartan de la mayoría de las escritoras de su época,
convirtiéndola en precursora del movimiento feminista en
España(...)El Portal dedicado a Gertrudis Gómez de
Avellaneda en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes obedece a un
claro objetivo: contribuir al análisis y reconocimiento de una
de las escritoras más representativa e interesante del siglo
XIX. Sin lugar a dudas, su buen quehacer literario ofreció una
nueva visión de la mujer, en un momento histórico en
que ésta se hallaba sujeta a trabas sociales que impedían
su natural vocación literaria. En este sentido, Gertrudis
Gómez de Avellaneda fue un eslabón fundamental en la
reivindicación de la mujer en un contexto social adverso y
plagado de prejuicios sociales. "
Después
de esta larga introducción toca ya hablar de la obra, o sea,
de “Sab”, novela original, escrita por Gertrudis Gómez deAvellaneda en 1841, es decir, más de diez años antes de
la publicación en 1852 de “La
Cabaña del Tío Tom”, la archiconocida novela
de Harriet Beecher Stowe que logró despertar la conciencia de
los estadounidenses a
la
abolición de la lacra de la esclavitud.(1)
El ejemplar leído corresponde a Ediciones Orbis,1988, Colección Grandes Escritoras, Biblioteca de Grandes Éxitos, diseño de la cubierta de Elisenda Bachs y director de la colección Virgilio Ortega.
El ejemplar leído corresponde a Ediciones Orbis,1988, Colección Grandes Escritoras, Biblioteca de Grandes Éxitos, diseño de la cubierta de Elisenda Bachs y director de la colección Virgilio Ortega.
Dos
son las cuestiones fundamentales tratadas por su autora en esta
novela, la denigrante y discriminatoria situación del sujeto
sometido a la esclavitud, y el amor, pero especifico, un amor
imposible por los convencionalismos sociales y económicos de
la época y del lugar. Ambas problemáticas están
personificadas en su protagonista, el mulato Sab. Un ser descrito
como superior, física y sobretodo, moralmente. La historia se
sitúa en Cuba, en plena época colonial, cuando aquella
Isla pertenecía a la Corona Española y el régimen
de esclavitud era legal. La obra, pues, tiene un marcado tono
sentimental, tanto en su fondo como en el estilo , que, según
su propia autora es un producto de juventud(tenía 22 años) que decidió
publicar luego de que el escritor Alberto Lista se lo recomendase.
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(1) A Olsen, firmante de un comentario sobre esta novela, debo la observación de la mayor antigüedad de esta obra(1841) que La Cabañadel Tío Tom,(1852), el libro más leído entonces en los EEUU de Norteamérica después de la Biblia y que tanta repercusión tuvo entre los ciudadanos de aquel país, al disponerlos en contra de la esclavitud. Recojo la afirmación de Abraham Lincoln, en 1862, en plena Guerra civil de Secesión, cuando conoció a Harriet Beecher Stowe autora del libro y le expresó: "De manera que es usted la pequeña mujer, que escribió el libro que provocó esta gran guerra"
oooOOOooo
29 de noviembre de 2013: Acabo de echar un vistazo a las biografías de Abraham Lincoln y Harriet Beecher Stowe y comprobar la formación religiosa y arraigada moral y principios cristianos como denominador común de estos dos seres que tanto contribuyeron a la abolición, al menos legalmente, de la lacra de la esclavitud a la que las ominosas leyes materialistas de aquel país, los EEUU de Norteamérica, condenaba a los miembros de aquella sociedad de raza u orígenes negros.