La isla del paraíso, Victoria
Holt. Traducción de Esther Donato. Círculo de Lectores, 1996.
Título de la edición original:” The Road to Paradise Island “.
Diseño: Emil Tröger .Ilustración: González Vicente.
En primer lugar hablaré un poco de la autora, la británica Eleonor Alice
Burford Hibbert(1906-1993), una muy prolífica y afamada escritora
que,según leí, escribió más de doscientas novelas y vendió millones de
ejemplares. Fueron varios los seudónimos que usó, diferenciando su utilización según
la temática abordada, entre los cuales “Jean Plaidy”,
y “Victoria Holt”figuran como los más conocidos.
Bajo el primero, Jean Plaidy, vendió sus sagas de novelas históricas basadas en personajes y
hechos reales del pasado, como por ejemplo las muchas que dedicó a los Tudor y
su época. Y en cuanto a Victoria Holt, según
leí en Wikipedia, fue el seudónimo con el que se inició su fama
internacional, en el año 1960, cuando, siguiendo los “consejos del editor”
publicó en los Estados Unidos, su primera novela romántica gótica,
“ Mistress
of Mellyn” (La señora de Mellyn), obra que “ contenía la
estructura clásica de las novelas de ese seudónimo, unas novelas de suspense
romántico y ambientación gótica, que recreaba con tal perfección, que la
llevaron a ser considerada "la gran dama del Gótico”.(*) También
leí que muchos de sus lectores bajo un determinado seudónimo no sospecharon sus
otras identidades.
Yo reconozco que hasta la lectura de esta novela, me eran desconocidas del todo tanto la escritora como su extensa producción, y que me ha sorprendido de modo negativo la transformación radical experimentada por la autora en su trayectoria literaria que de escribir sobre personajes y hechos reales, o sea, históricos, en los que alcanzó justa fama por ser obras muy documentadas, tal como lo demuestran sus sagas en torno a los Tudor y su época, pasase, siguiendo las ya citadas recomendaciones de su editor, a escribir ficción. Pero ficción como, a modo de buen ejemplo, la de “La isla del paraíso”, una artificiosa trama llena de personajes y de vivencias para un escogido público, en este caso el femenino.
Pienso, en suma, acaso equivocadamente, que la escritora inglesa no pudo resistirse a la tentación de aumentar sus ingresos en función del aumento, también, en ventas augurados por su editor, o sea su promotor, y dejó de escribir a los impulsos de su corazón para escribir a tenor de pautas y guiones sobre cuestiones y temas concretos a ella previamente sugeridos . Consideración que me ha recordado al escritor estadounidense de origen judío, León Uris, y su obra " QB VII" en la que es abordada la cuestión de la vocación ( "llamada") del escritor nato, de su impulso y de su evolución, así como del corrompido mundo de la edición literaria. Como también recordé el término de "ramera intelectual", asignado por Uris en su novela a todos "los que escriben lo que les ordenan escribir los que les pagan". De los que, desafortunadamente, creo, muchos y muchas hay.
Yo reconozco que hasta la lectura de esta novela, me eran desconocidas del todo tanto la escritora como su extensa producción, y que me ha sorprendido de modo negativo la transformación radical experimentada por la autora en su trayectoria literaria que de escribir sobre personajes y hechos reales, o sea, históricos, en los que alcanzó justa fama por ser obras muy documentadas, tal como lo demuestran sus sagas en torno a los Tudor y su época, pasase, siguiendo las ya citadas recomendaciones de su editor, a escribir ficción. Pero ficción como, a modo de buen ejemplo, la de “La isla del paraíso”, una artificiosa trama llena de personajes y de vivencias para un escogido público, en este caso el femenino.
Pienso, en suma, acaso equivocadamente, que la escritora inglesa no pudo resistirse a la tentación de aumentar sus ingresos en función del aumento, también, en ventas augurados por su editor, o sea su promotor, y dejó de escribir a los impulsos de su corazón para escribir a tenor de pautas y guiones sobre cuestiones y temas concretos a ella previamente sugeridos . Consideración que me ha recordado al escritor estadounidense de origen judío, León Uris, y su obra " QB VII" en la que es abordada la cuestión de la vocación ( "llamada") del escritor nato, de su impulso y de su evolución, así como del corrompido mundo de la edición literaria. Como también recordé el término de "ramera intelectual", asignado por Uris en su novela a todos "los que escriben lo que les ordenan escribir los que les pagan". De los que, desafortunadamente, creo, muchos y muchas hay.
oooOOOooo
Se trata de una extensa novela que conforma un libro de más de 472 páginas, de fácil y entretenida lectura, en la que se distinguen dos narraciones: una situada en el pasado y dentro del marco de la Inglaterra del XVIII; y la otra en los inicios del XX, en parajes situados en el Pacífico Sur. Cada una de estas narraciones con pluralidad de personajes y de entornos muy diferenciados, unidas por la protagonista principal, Annalice Mallory, eje de la novela.
El primero de los relatos es una trama situada en el pasado con numerosos misterios por desvelar, intrigas que debo reconocer, “me engancharon”, y fui pasando hoja tras hoja para hallar
respuestas y, principalmente, desentrañar la conexión entre el ayer
(los antepasados y el pasado) con el presente de la protagonista; después de
haberla seguido, obviamente, a través de la lectura, en su largo periplo desde el hemisferio
Norte, hasta el otro lado del mundo, en el hemisferio Sur. Este
fuerte contraste y mezcla, entre los personajes, la ambientación y las
situaciones conflictivas a las que se ve abocada la protagonista,
es el mayor y buen acierto, según creo, de la historia. Esos dos escenarios
diametralmente diferentes y opuestos. Dos mundos, dos épocas. La Inglaterra
(Gran Bretaña) del XVIII y la Australia con los archipiélagos del Pacífico Sur, de principios del XX. Pero, en ambos, eso sí, la misma etnia (anglosajones) dominante.
Mientras la leía, en múltiples ocasiones, vino a mi memoria las narraciones de Jack London, muchas de las cuales, como las aquí contadas por la escritora inglesa, están también ambientadas y desarrollada su acción en territorios lejanos, no sólo por la distancia física– al otro lado del Mundo y hemisferio- sino por la raza, las creencias y tradiciones, cultura y crónicas de las gentes de los lugares citados. Relatos protagonizados por occidentales de creencias y valores cristianos, aunque en la práctica descrita, seres avariciosos, de sesgada humanidad, que están convencidos de su superioridad por razón del blanco color de su piel en relación al resto, los indígenas de las zonas, los propios del lugar con sus costumbres y creencias ancestrales. Lugares a los que "el occidental", genéricamente hablando, - no hay que olvidarlo - fue en busca de fortuna, bien porque carecía de ella, bien para acrecentarla.
Mientras la leía, en múltiples ocasiones, vino a mi memoria las narraciones de Jack London, muchas de las cuales, como las aquí contadas por la escritora inglesa, están también ambientadas y desarrollada su acción en territorios lejanos, no sólo por la distancia física– al otro lado del Mundo y hemisferio- sino por la raza, las creencias y tradiciones, cultura y crónicas de las gentes de los lugares citados. Relatos protagonizados por occidentales de creencias y valores cristianos, aunque en la práctica descrita, seres avariciosos, de sesgada humanidad, que están convencidos de su superioridad por razón del blanco color de su piel en relación al resto, los indígenas de las zonas, los propios del lugar con sus costumbres y creencias ancestrales. Lugares a los que "el occidental", genéricamente hablando, - no hay que olvidarlo - fue en busca de fortuna, bien porque carecía de ella, bien para acrecentarla.
Estas últimas consideraciones, supongo, han pesado mucho en
mi valoración de la novela, y me han impedido ver a los protagonistas del áureo
color con que Victoria Holt quiso pintarlos. Yo sólo he podido verlos de muy oscuro tono, similares al del
tipo humano descrito por Hobbes.
______________
(*)Copiado de Wikipedia: “En los
relatos propiamente góticos se advierte un erotismo larvado y un amor por lo
decadente y ruinoso. La depresión profunda, la angustia, la soledad, el amor
enfermizo, aparecen en estos textos vinculados con lo oculto y lo sobrenatural.
La mayoría de los autores sostiene que el gótico ha sido el padre del género de
terror, que con posterioridad explotó el fenómeno del miedo con menor interés
en los sentimientos de depresión, decadencia y exaltación de lo ruinoso y
macabro que fueron el sello de la literatura romántica goticista,
y más énfasis en otros elementos.”