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jueves, 30 de julio de 2015

Piratas, (3) (Los administradores desleales )



Siguiendo con mis comentarios acerca de "Piratas" de
Vázquez - Figueroa, hoy los destinaré al "malo" o  contra protagonista, Hernando Pedrárias Gotarredona, un funcionario corrupto. 

En la novela encarna a un delegado de la
Casa de Contratación de Sevilla, aquel todopoderoso organismo creado en 1503, a instancias del Consejo de Indias , para contrarrestar los posibles desafueros de conquistadores y avanzados( administradores) enviados al Nuevo Mundo por la Corona de España.

El "modus operandi" descrito en la historia del tal personaje es el habitual o común del
mal administrador de cualquier época y lugar. Es decir, el de la persona desleal y abusadora, sin prejuicios, sin normas ni reglas válidas  salvo las que a ella le favorezcan o puedan convenir en cada momento; la de aquella que utiliza su jerarquía y rango, no para el fin para el cual han sido nombrado de aplicación de una mejor y más eficaz administración y distribución de recursos entre los administrados, sino como preciosa e inagotable fuente fácil de enriquecimiento personal ( de él y de los suyos). Representa, en suma, al alto funcionario, el de más alto rango y atribuciones y, por ende, responsabilidad, y a quien en caso de incumplimiento o falta grave , mayor, consecuentemente, son o deben ser las sanciones y castigos a imponer. Regla de elemental sentido común, que el lector  ve cumplida en la novela, o sea, el malo cogido en su desidia, corrupción y prepotencia es proporcionalmente castigado.  Pero yo, que tengo la costumbre de extrapolar lo leído a mi más inmediato entorno y circunstancias,  reflexiono si esta premisa elemental de infringir proporcional castigo al trasgresor de la ley, y más si este trasgresor es un alto cargo de la administración pública,  en esta España de las Autonomías, es tan sólo un irrealizable deseo.¡Qué pena!¿ Verdad? 




miércoles, 29 de julio de 2015

Piratas, (2) (Clases de piratas), A. Vázquez - Figueroa

El libro , como por el título se deduce, va de "piratas", es decir, los que roban lo ajeno, aunque, luego, a lo largo de la historia hemos visto se hagan distinciones según para quien trabajen y unos resulten “buenos” y otros “malos”. 




El autor aclara los matices y las diferencias  existentes entre los componentes de esta "cofradía", e informa de la primera y gran distinción entre los mismos, ya que los hay "por cuenta propia" y "por cuenta ajena". Los primeros suelen ser los llamados propiamentepiratas”. Mientras los segundos son corsarios, piratas que actúan en nombre y por cuenta del gobierno de un país, mediante la llamada "patente de corso”, es decir licencia legal para el bandidaje (trasgresión de la ley).

También habla de otra clasificación  (filibusteros, corsarios, piratas, etc., ) según el botín o contenido del saco robado, y atendiendo a ello, los tenemos especializados en robar los tesoros comunes ,  o sea, los dineros de las arcas públicas, en la novela, los de la Corona Española.  Y  los que roban mercancías varias que posteriormente venden a precio más barato, entre los cuales, como variante, estarían los bucaneros.

Como derivación odiosa de la piratería,  y entendiéndola como  degradación suprema de las personas que la ejercen, está la trata, el tráfico de seres humanos.

Estas son las diferencias, pero lo más importante, según creo,  es lo común a todos ellos, que es ser amigos de lo ajeno, sin prejuicios de ninguna clase a la hora de obtener el botín o beneficio fácil, saltarse las reglas, y llegar, dado el caso, a la extorsión, abusos varios, y al asesinato. ¡Menuda panda!



Intencionadamente, no he usado el pasado, porque creo que, desgraciadamente, hay mucho pirata suelto y muchas las formas de piratería que siguen vigentes.