No me gustó. Muchos de los personajes allí descritos y sus aventuras, opino están muy lejanos a la realidad común de la mayoría de los mortales; tanto de los de ahora, pero también de los de entonces y confío( quiero confiar), de los que pueda haber en el futuro. Las historietas se centran demasiado en situaciones cuyos principales componentes son la marginación, la precariedad y bastante sinvergüencería. Aunque - eso sí - explicadas con extrema hilaridad. Algunas de ellas muy cercanas a los relatos de sucesos de las llamadas crónicas negras o de tribunales. Para mi gusto, desagradables y hasta repugnantes. Sin duda alguna, en determinados sectores de la opinión pública logra despertar inusitado interés. Y hasta puede sea la causa del éxito inmediato que esta obra de juventud de Quevedo tuvo. (Se dice fue publicada sin su autorización. No sé si creérmelo). Las anécdotas del relato no te aportan nada, ninguna reflexión o enseñanza particular. El capítulo IV, dedicado a describirnos al verdugo Ramplón, tío del vividor, y una pieza, junto con sus amigotes, de muchísimo cuidado, págs. 99 -106, es el mejor ejemplo de lo que quiero decir.
Nunca me han gustado las ya apuntadas crónicas negras. Menos aún todos esos programas dedicados exclusivamente a estos temas y sus similares; tan abundantes en nuestros tiempos. Por cierto, ahora que lo pienso, bastante frecuentes también en nuestros telediarios. Hay días que ves cómo se consume la mayor parte del noticiero en dar simples noticias de sucesos con crímenes espeluznantes, nacionales o internacionales. Asombra el lujo de detalles, tiempo y medios informativos empleados en ello. Mientras no se dedica espacio alguno, al menos de estos que tienen tanto eco y ascendente entre la opinión pública, a tratar otras cuestiones más comunes a todos y de mayor utilidad pública, como por ejemplo, el acoso inmobiliario (Mobing inmobiliario) que se sufren los vecinos, casi siempre personas muy mayores, de pobres recursos, en la zona del Ravall barcelonés. O, por citar otro ejemplo, el tema de la precariedad de la atención médica de urgencias en cualquiera de los hospitales comarcales del radio de Barcelona, Bajo Llobregat, etc., en que un accidentado no grave puede pasar seis, siete o más horas esperando la urgente ayuda médica. Pero, bueno...esto sólo lo sabe el que lo sufre y quienes estén más cercanos a él. El resto , todos los demás, estaremos deleitándonos y alimentándonos de basura mediática con las estafas inmobiliarias de algunas de las muchas que hay, destapadas ahora oportunamente, o viendo el numerito montado en torno de los okupas(allanadores de morada ajena) de una nave vacía, pero con dueño, del Poble Nou de Barcelona.
-------- 22 de marzo de 2015: He revisado y corregido los comentarios dedicados a la obra de Quevedo, "La vida del buscón..." . Libro leído en el 2006, año de la realización de estos comentarios.
“Reinas
sin Corona”, de Anny Latour, es un libro
pequeño de portada color rosa, Editorial Magisterio Español, Madrid, 1968,
Colección Novelas y Cuentos, traducción del francés por Juan Bris Montes. De su
autora, Anny Latour poco he
podido conocer,después de mis vanas búsquedas en la Red salvo el título de algunos de sus otros libros. Lo leí por primera vez a
mediados de los 90. Luego repetí su lectura en el 2008 y ahora, de nuevo, volví
a coger este concienzudo libro, de letra pequeña, que nos habla de aquellas mujeres - tal como nos lo indica la
propia autora, - “inspiradoras a veces
ocultas de las grandes evoluciones del espíritu,” “que han sabido tender un
puente desde el mundo instintivo al mundo productivo y hacer un modo de vida de
aspiraciones dispersas”.
Los personajes femeninos
escogidos por Latour para su obra son en su mayoría franceses; y los no
franceses, en algún momento de su vida, estuvieron muy vinculados e
influenciados por figuras y corrientes francesas, y/o vivieron algún tiempo en Francia.
País del mundo donde nació el salón literario,
gloria que- según nos cuenta la autora- corresponde a la marquesa de Rambouillet, “primera mujer que instaura su dominio al margen de los ámbitos de
influencia regia, ella reina en su propio palacio, el hotel de Rambouillet, y no, como tantas otras, en los
corredores de la corte. A partir de esta época, los salones de las grandes
damas formarán pequeños estados dentro del Estado. ¡Cuántas otras lo imitarán
más allá de las fronteras de Francia!...”.
Esta singular mujer, Catalina de Vivonne, quien “en 1600, a los doce años de edad casó
con el marqués de Rambouillet y en 1610 tenía ya siete hijos” logró crear un ambiente social en el que imperaron
la elegancia y la distinción de las costumbres; en franco contraste con el de
la corte francesa y sus conductas disolutas, que la escandalizaban. “Un mundo nuevo: la sociedad educada en la que ser distinguido (…);
significaba depurar los propios sentimientos y darles una expresión graciosa y
matizada. El preciosismo era una virtud. La conversación, arte hoy desaparecido,
fue la verdadera creación de la marquesa. Infinitamente más apreciada
que el juego o la danza, la conversación llega a ser la razón y la finalidad de
la sociedad.”(…) no compuso ella misma ninguna obra (…)la literatura era (…) para ella, un medio de dotar a los hombres de un ideal de belleza, y de
ayudarles a expresar sentimientos y pensamientos con una forma armoniosa(…)escuchar (…)era un deber de
urbanidad, un arte incluso(…)gracias a ella (Mme.de Ramboillet) nace la idea de
una élite intelectual…”
Me resultó curioso conocer que
entre los asistentes al hotel de Rambouillet fue donde surgió el fenómeno de la opinión
pública, según explica Latour. “La corte, recelando un peligro para la
autoridad monárquica, se esfuerza por conocer las tendencias políticas de los
salones.” Mme. De Motteville, camarera de la
reina, escribe en sus Memorias que en la corte aumentaba el temor por los
veredictos del hotel de Rambouillet. Temor no exento de razón.”(p.53)
Antes de continuar hablando de
algunas de las otras celebridades femeninas protagonistas de esta obra,
detallaré la definición de salón leída en Wikipedia:
“Un salón literario
era una reunión celebrada en la residencia de un anfitrión o anfitriona, de
quien tomaba el nombre; sufinalidad era disfrutar de compañía amena,
refinar el gusto y ampliar conocimientos mediante la conversación y la lectura,
para lo que a menudo se seguía deliberadamente la definición de los fines de la
poesía del poeta clásico
Horacio: «agradar y educar» («aut delectare
aut prodesse est»). El término «salón literario» suele asociarse a las
reuniones literarias y filosóficas francesas de los siglos XVII y XVIII, aunque su práctica pervive hasta hoy en todo el
mundo.”
He enfatizado, poniéndolo en negrita, el logro primordial
perseguido por estas reuniones, y reflexiono lo lejos que tal vez estemos
hoy, cuatrocientos años más tarde, aquí en este vecino país de Francia, de alcanzar
estos ambientes. Y digo España, porque vivo aquí y lo percibo de modo directo,
pero quizás, sea lo usual en nuestras modernas
sociedades. En las que las llamadas élites,
casi siempre económicas, no se dedican
precisamente a refinar el gusto ni ampliar conocimientos mediante la
conversación y/o la lectura de modo agradable y educado.
El fenómeno de la
creación de la opinión pública, de una opinión crítica descansa hoy básicamente
en los medios de comunicación, medios de comunicación detrás de los cuales se
esconden grandes intereses políticos y económicos. Y su ámbito de control, en muchas ocasiones, es supranacional, y muy
difícil de identificar.
A través de su programación son impuestos tendencias y modelos a seguir en el vestir y en el hablar , unido a la
glorificación de seres vulgares de
conducta disoluta. No daré ejemplos concretos porque éstos imperan en todos los
medios audiovisuales a nuestro alcance, y sólo basta echar un vistazo a la selección de
noticias e imágenes de los portales informativos
de la red, MSN,Yahoo,… o conocer los programas de mayor
audiencia y sus protagonistas. Estos últimos, muchas veces, personajillos
sacados del anonimato, sin arte ni oficio alguno cuyo fin es formar parte del
elenco de un programado reality show
y hacer o despertar provocaciones con sus maneras y su hablar, según el guion y
papel a se le hubiere asignado.
Pero tampoco se quedan atrás los espacios detertulias;
especialmente los televisivos tan abundantes en la actualidad, en los que con
contadas excepciones, no hay debate de ideas, ni conversación y mucho menos se
escucha a los otros participantes. De hecho cuando es planteado un tema, puedes
prever la postura y razones que darán los contertulios según el medio de
comunicación para el que trabaje o el partido y sindicato al que estén
afiliados. Además, lo hacen descaradamente, es decir, cuando alguno de los
otros está exponiendo su planteamiento, los ves mirando la tableta o el móvil. Y lo de
conversar, en muy pocas ocasiones. Se interrumpen, hablan dos o más a la vez,
en fin ¡un guirigay! Pero, lo para mí peor de todo es el uso partidista que se
hace de las tertulias y cómo son simple correa de trasmisión de consignas
marcadas por los superiores de los medios para unas veces distraer y en otras desviar a
la opinión pública de los asuntos y cuestiones de verdadero interés general o
común.
En este caso, sí que daré un ejemplo; ejemplo referido a este
trocito de España en el que vivo, Cataluña. Esta comunidad española que atraviesa una grave crisis económica, política ,
moral y social. Que, además, está en
bancarrota y cuyos ciudadanos tal vez pagan más impuestos que el resto de
los españoles. Con casi un millón de
desempleados. Repleta de inmigrantes
de todo el mundo, pero primando el número de los procedentes de Marruecos,(*)
colectivo en muchas ocasiones poco integrado, y muy conservador de sus
costumbres, vestimenta y religión. Y también de chinos que han copado zonas enteras de
Barcelona-Ciudad, y son suyos todo tipo de negocio allí establecido (-¡jamás oigo
hablar de “esta invasión”!). O, de paquistaníes con sus tiendas que nunca
cierran de “queviures”( comestibles).
Una Cataluña en la que los recortes en educación y en la sanidad han sido
drásticos, y primera en la aplicación de medidas como el pago por receta, el
céntimo en la gasolina, etc., las cuales se viene aplicando desde no sé cuándo.
En la que muchas de las escuelas
públicas, su principal función no es la transmisión del conocimiento ni la
formación ni la educación, sino la de guardería, lugar donde mantener hasta los dieciséis o más años, a la
muchachada de las clases más desfavorecidas de la sociedad catalana.
Región, comunidad,
en la que los escándalos económicos financieros y los fraudes fiscales millonarios, en estos últimos treinta y tantos años, nos han llovido. Y, entre los
cuales, a mi modesto entender, merecen ser destacados los casos Carulla , Palau de la Música y Pretoria, los tres, que sepa yo, aún sin resolver
judicialmente. (**) Y, en el caso Palau, con manifiestas responsabilidades de la Administración Pública al completo, es decir, de la Central(Ministerio
de Cultura), de la Autonómica(Generalitat de Catalunya) y de la Local(Ayuntamiento de
Barcelona) . Responsabilidades que no han sido en modo alguno depuradas.
Ni las de los tantos organismos de control teóricamente existentes; que tampoco funcionaron .
La firma auditora Deloitte
determinó el importe del fraude en unos treinta o treinta y cinco millones de
euros, y "la creme de la creme" de la sociedad civil catalana, quedó toda, de algún modo salpicada, pero…¡No pasó nada! "Res de Res".
Un poquito de revuelo y... el olvido.
Pues, bien, con este triste panorama, antes cuando
el Tripartito, se pasaron casi los ocho años con la cuestión del “estatut” (nuevo
estatuto), y mono tema de tertulias y
debates de opinión, pero que a los del montón les quedaba lejos y lo evidenció no
participando en su votación.
Y ahora, que estamos en este agujero negro fruto de la reiterada mala gestión
de los sucesivos gobiernos autonómicos, el
mono tema es el derecho a decidir y la independencia. ¡Qué fenomenal
recurso de distracción! ¡Cuánta desvergüenza y sinvergüenzas!
Me fui por los Cerros de Úbeda.
Continuaré en otro rato este comentario acerca del libro” Reinas sin Corona”.
--------- (*) Alrededor del medio millón.
(**) A la fecha de este comentario, junio de 2013, aún no había estallado el caso Pujol, es decir, la confesión del ex president de la Generalitat de Catalunya, un viernes a la tarde, 25 de julio de 2014, día de Santiago Apóstol, Patrón de España, a través de un comunicado leído por su heredero político, el Honorable Señor Artur Mas i Gabarró, de un "legado" de su padre, el cambista Florencio Pujol, mantenido fuera de los preceptivos controles fiscales, durante treinta y cuatro años. "Legado" de importe y orígenes bien oscuros. Conceptos ambos que siguen siendo hoy desconocidos. Posteriormente y a raíz de la, en parte, desmitificación del personaje y de su familia, los pingües negocios de los diferentes componentes del clan Pujol, que eran bien conocidos por los medios de comunicación, han sido puestos en el candelero de la información pública. Pero, sin todavía hoy, 1º de julio de 2015, al igual que en el caso Palau, la contundente exigencia de responsabilidades económicas, políticas , pero principalmente de condena judicial concretas.