Anoche terminé de leer la última de las quince de las historias que componen este libro.La edición por mí leída corresponde al número 99 de las 100 joyas del milenio, colección publicada por El Mundo, Unidad Editorial, 1999, título original "Dubliners", traducción y prólogo de Eduardo Chamorro.
Este comentario lo pensaba dedicar al interesante prólogo de Chamorro. Pero la visión en el telediario de la imagen de una anciana me ha conmovido profundamente. Se trata de la madre de un político vasco asesinado por la ETA, que no duda en plantarse, junto con su hija y unos pocos más- ¡qué triste, Señor!- a las puertas del establecimiento en que los compañeros de partido de su hijo, se reunían con los de la banda que le asesinó. ¡Pobre mujer! Pero qué valiente y qué gran mujer... ¡Una madre!
En Dublineses, dedica Joyce uno de sus relatos a una madre de similar medida y coraje que esta madre vasca. En la narración, la treceava del libro, titulada “Una madre” pienso que el autor irlandés supo reflejar con maestría la indefensión total, absurda, inclemente, en la que puede hallarse una persona, aun teniendo toda la razón, por sólo exigir el cumplimiento fiel y digno de unas promesas. Aunque finalmente, además de ver incumplidos los compromisos, sea excluida del grupo y quede más sola que la una con sus reclamaciones. Todo por el miedo cobarde de los unos, mientras otros se benefician o están pagados. Y para mayor parecido a la realidad, la prensa conocedora de todo el embrollo, calla ladinamente. Esta narración fue una de las que más me gustó.
Sería más fácil hablar de la ficción de Joyce; pero por qué hablar de literatura cuando hay una realidad muy cercana con idénticas o muy parecidas circunstancias, tal como lo es- al menos a mi entender- el caso de la señora Pilar Ruiz Albisu, madre de Joseba Pagazaurtundua. Uno de los casi mil asesinatos atribuidos oficialmente a la banda criminal ETA.
A modo de particular acto de solidaridad con esta madre española reproduzco la carta que dirigió al dirigente vasco socialista, Patxi López, quien, sin reparos ni tampoco escrúpulos, se reunía con los matones que habían asesinado a su hijo:
Pilar Ruiz Albisu, madre de Joxeba Pagazaurtundúa, asesinado por ETA, 12/05/2005En el segundo aniversario del asesinato de mi hijo Joxeba te hablé en público y en privado, Patxi, porque estaba cada vez más preocupada por algunas palabras y gestos de quienes te acompañan en el partido. Soy mayor, Patxi, tengo setenta y tres años y tú eres muy joven, como lo es el presidente del Gobierno. Por eso me atreví a decirte que pensaras en las cosas que son realmente importantes: la vida y la dignidad. La defensa de la vida y de la libertad y de la dignidad es más importante que el poder o que el interés del Partido Socialista. Sabes muy bien que mi hijo pensaba exactamente así. Y desde luego la defensa de nuestra dignidad como personas en las políticas antiterroristas es más importante que el mantenimiento de los actuales aliados del Partido Socialista, te lo digo tal y como lo pienso.Te hablé de la traición de los nacionalistas en Santoña en 1937, Patxi, como te hablé de mi infancia y te recordé que el que pacta con los traidores se convierte en un traidor, y tú me dijiste que nada de eso pasaría. Todavía no se hablaba de la palabra mágica, proceso de paz, ésa que va asomando poco a poco, que tanta ilusión provoca en gentes ansiosas de paz, y que cubre las posibles vergüenzas que puede traer una negociación --que no rendición-- con los terroristas. A mí me parece que la palabra viste el santo. La negociación es un atajo, no es la solución democrática, Patxi. Quienes lloramos a los muertos hemos renunciado a vengarnos. Como sociedad no aplicamos la pena de muerte, ni la cadena perpetua. Ésta es la prueba de la inmensa generosidad de nuestra sociedad. Lo hemos comentado muchas veces en casa. A veces he pensado que ETA no mata en Francia porque tal vez también influya que allí las penas son más severas y que no tienen esperanza de que el Gobierno francés escuche cantos de sirena. También te lo digo como lo pienso.Con José Luis Rodríguez Zapatero hablé el 13 de diciembre de 2003. Ahora estamos en el año 2005 y yo todavía tengo voz, y no callaré, pero ahora hay muchos ciegos en España y creo que serán ciegos y mudos ante nosotros. Hay muchos ciegos que serán leales a lo que hagáis, aunque nos traicionéis, porque sólo ven las siglas y éste es el país de Caín y Abel, de unos contra otros, de la política que parece tantas veces un partido de unos forofos contra otros forofos. Y sí, los hinchas que escriben de vuestro lado dirán lo que vosotros no diréis en voz alta, que es lo que ya nos han dicho los nacionalistas: que estamos manipulados por el Partido Popular y por nuestro dolor, y que deberíamos estar callados cuando nos den un abrazo y un homenaje.ETA no ha dado tregua, pero a veces creo que os ha podido o que está a punto de poderos. A Odón Elorza y a Gemma Zabaleta les escribí el 14 de noviembre de 2004 que para perdonar es necesario que quien ha hecho mal se arrepienta, y ETA no se ha arrepentido de matar, y puesto que no va a reconocer el mal causado, si obtiene algo de vosotros significará por fin que matar ha valido la pena. Me apena --a veces me indigna, si tengo que ser totalmente sincera-- veros enredaros en las palabras con que os intenta descolocar el mundo de ETA. Es la dignidad de los muertos inocentes lo que está en juego, y la dignidad de toda la sociedad. Y salvo que deseemos engañarnos, nos consta que Ibarretxe no se ha arrepentido de haber pactado con ETA, ni de romper por la mitad la sociedad vasca. Ibarretxe y la gran mayoría de los nacionalistas --tengan pistola o no-- son de los de a Dios rogando y con el mazo dando, y en la negociación irán de la mano con las mismas palabras. Por eso, después de leer a Javier Rojo en el «Diario Vasco», he pensado en cada muerto y en cada familia rota y en cada uno de sus días y de sus años sin tregua en el dolor. Y he pensado en el sueño de poder llorar a los muertos por haber rendido a ETA. En una paz sin trampas y en llorar, en ese momento, tranquilos y con la conciencia limpia y tranquila. Y cerrar por fin el duelo. Ay, Patxi, ya sé que no me enseñarás los lugares donde estuve refugiada. Tú me dijiste que mi vida había sido triste. Fui una refugiada de guerra miserablemente pobre, crecí como la hija de un rojo represaliado, no pude votar hasta los cuarenta y cuatro años. Y después vino el calvario de nueve años de ver sufrir a mi hijo, que veía llegar su propio asesinato. Se jugó la vida por defender la libertad, no por lo que parece que viene de vuestra mano, eso que pomposamente se anuncia como un proceso de Paz. Porque, Patxi, ahora veo que, efectivamente, has puesto en un lado de la balanza la vida y la dignidad, y en el otro el poder y el interés del partido, y que te has reunido con EHAK. Ya no me quedan dudas de que cerrarás más veces los ojos y dirás y harás muchas más cosas que me helarán la sangre, llamando a las cosas por los nombres que no son. A tus pasos los llamarán valientes. ¡Qué solos se han quedado nuestros muertos!, Patxi. ¡Qué solos estamos los que no hemos cerrado los ojos!
madre de Joxeba Pagazaurtundúa, asesinado por ETA, 12/05/2005 All logos and trademarks in this site are property of their respective owner. The comments are property of their posters, all the rest (c) 2004 by me This web site was made with PostNuke, a web portal system written in PHP. PostNuke is Free Software released under the GNU/GPL license.You can syndicate our news using the file backend.php-->Visite también Papeles de Ermua on-line© 2002 Asociación Foro Ermua
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