sábado, 8 de marzo de 2008

Las aventuras de Tom Sawyer, de Mark Twain, febrero 2006

Libro número 33 de la "Colección Millenium, las 100 joyas del milenio", publicada por El Mundo, Unidad Editorial, 1999, prologada por Rosa Regás. Hace ya unos cuantos días que terminé de leerlo.

 He de advertir que el personaje de Tom Sawyer no me  cautiva. Su conducta me parece  algo indolente y muy  poco agradecida para con su pobre tía. Personaje éste, el de la tía, que de ser real,  habría que, como vulgarmente se dice, levantarle un monumento. Aunque  reflexiono que tal vez debido a  mi edad, me cueste mucho identificarme con el bribonzuelo,  pero no así con su atribulada tía.  ¡Qué pena me dio la pobre señora cuando creyendo a Tom muerto, su pelo gris - según se cuenta en la historia - emblanqueció totalmente por el sufrimiento!



Volviendo al comentario del libro, debo decir que la figura literaria de Tom Sawyer y sus andanzas por el Misisipí y sus entornos me eran muy conocidos,  gracias a las múltiples películas y  dibujos animados inspirados en la obra de Mark Twain, algunas de las cuales había visto. Y por ello,  tuve serias dudas respecto a continuar con la  lectura de la novela. Los relatos me parecían muy simples pues recogían anécdotas e historias infantiles. Las cuales sigo conceptuando simples, pero la descripción de los ambientes, relaciones sociales, costumbres y la formación y educación de los niños allí expuestos con tanta amenidad, despertó mi interés. La información leída sobre Mark Twain, contribuyó a acrecentar mi interés, al apreciar cuán cerca de la realidad, “su realidad”, estaban los lugares, los hechos y hasta los personajes por él descritos en su novela. Respecto al protagonista, Tom, diré que el personaje en cuestión describe a un vividor nato. De esos seres  que nacen con un ojo clínico para distinguir las oportunidades que sólo él ve. Característica acompañada, además, con una seductora verborrea y un don especial para cautivar a sus congéneres. Los emboba, tal como a su cándida tía, la cual, pobrecilla, no escarmienta. También me pareció muy real, la descripción de la excepcional fortuna que siempre acompaña a Tom en sus aventuras, porque - ya se sabe - los bribones suelen tener más suerte que el resto.

Mi conceptuación del personaje puede parecer dura, pero, así me lo ha parecido. Con objeto de justificar mi "dureza" abordaré uno de los pasajes del libro que mejor lo muestran, a él, Tom,  y a su capacidad de lograr éxitos fáciles pero a costa de los demás. Postura en la vida que Regás, en el prólogo define como "hay que sabérselo montar", aunque para mí es, sencillamente, las trazas y estilo del "vividor nato”.

 Así, en las páginas 33-34, se cuenta una jornada histórica vivida en la escuela parroquial del pueblo de Tom, cuando éste se alzó con el premio de una Biblia. Para lo cual se requería tener la máxima cantidad de boletos, acumulados  por respuestas acertadas a las preguntas sobre conocimientos de pasajes, hechos y personajes bíblicos. Cosa imposible de tener por el muchacho,  ya que siempre se escapaba de las clases dominicales y de recibir estas enseñanzas.  A Tom- se advierte - no le gustaba estudiar,  ni tampoco aplicarse en nada, pero sí le apetecía, y mucho,  ser el centro de atención de su comunidad y  recibir también las felicitaciones y alabanzas de sus condiscípulos y de los  maestros y superiores. Motivos que le incitaron a agenciarse,  con astutos trapicheos los puntos necesarios para recibir el galardón. Como era de esperar, los primeros sorprendidos, fueron el director y los maestros de la escuela parroquial, conocedores sobradamente de Tom y de sus características personales. Pero, para quedar bien ante las autoridades allí desplazadas aquel memorable día, en lugar de averiguar la verdad, callaron y siguieron adelante con la chapuza que, para delicia del lector, tiene un divertido cierre  cuando, en el momento de darle la Biblia, o sea, el inmerecido premio. contesta al obispo que los dos primeros discípulos de Jesús fueron "David y Goliat". Reproduzco una frase que me parece muy significativa:

..."los que sufrían más agudos tormentos eran los que se daban cuentan, demasiado tarde, de que ellos mismos habían contribuido a aquella odiosa apoteosis por ceder sus vales a Tom a cambio de riquezas que había amontonado vendiendo permisos para …. Sentían desprecio por sí mismos por haber sido víctimas de un astuto defraudador, de una embaucadora serpiente escondida... (págs. 33-34)
Cierro mi comentario con la misma frase que cierra este capítulo del libro. "Dejemos caer un velo compasivo sobre el resto de la escena" en alusión al inmenso ridículo en que toda la comunidad allí presente se vio envuelta.

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