lunes, 5 de febrero de 2018

“La vida y la época de Fernando VI”, de Pedro Voltes Bou

 “La vida y la época de Fernando VI”, de Pedro Voltes Bou, (1) Planeta, 1998, que, como por el título se deduce,  se trata de una biografía del segundo de los reyes de la dinastía de los Borbones en España. Monarca cuya infancia y primera juventud, entre un padre loco de atar, Felipe V, y una madrastra, Isabel de  Farnesio, cortada siguiendo los modelos  de las malas que salen en los cuentos infantiles,  empeñada, además, en que nunca llegara a ser el  rey- sucesor, no fue precisamente “miel sobre hojuelas”. Tuvo, según parece, mejor fortuna en su casamiento con Bárbara de Braganza, de Portugal, pero no hubo hijos. Reinado y vida cortos, de trece y cuarenta y seis años, respectivamente.
Lo leí a mediados del pasado 2017 y he vuelto a  releer aquellos  capítulos a mi modesto entender de mayor importancia como los que se refieren a la evolución económica de España durante este reinado, los alusivos al dominio sobre las decisiones del monarca de sus confesores, en especial el ejercido por el singular jesuita Padre Rávago, así como los concernientes a  las relaciones Iglesia –Estado, entendimientos que culminaron en el establecimiento de un nuevo Concordato. Pero,  particularmente, me atrajo  el capítulo XIII, titulado “El apogeo de Farinelli”, en el que son detallados los muchos  méritos realizados en dicho reinado  por los consortes reales en favor de la cultura en los que “la  música constituyó uno de los aspectos favoritos de la dedicación regia” ya que “el rey Fernando era gran aficionado a las veladas literarias, las comedias españolas o portuguesas con música, y óperas y  conciertos” (pág. 165).  Y la reina, según decía el padre Flórez- señala Voltes: “fue muy inteligente y se divertía en componer, tañer y cantar con bello estilo y destreza plausible” (pág. 166). Predilección real que conllevó la concentración en la corte de Fernando VI de un elenco superior de artistas, muchos de ellos extranjeros. Entre los cuales despuntó el célebre contratenor castrato  Carlo Broschi, llamado Farinelli.  Este capítulo también es aprovechado por el autor para explicar, con minuciosidad y riqueza de nombres y de detalles,  sobre la generosidad regia para con todos estos artistas. Capítulo que se cierra con la narración de la construcción del  fastuoso complejo del monasterio de las Salesas,( desde el siglo XIX sede del Tribunal Supremo)mandado a construir por la reina, Doña Bárbara, que “vivió siempre con la preocupación de que, si se quedaba viuda, se hallaría desamparada frente a su suegra, la cual haría todo lo posible para humillarla y perjudicarla. Por esto decidió construir un monasterio, en parte del cual pondría su vivienda”. (pág. 169).  La construcción duró ocho años y no se escatimó nada, todo fue de gran calidad y lujo, con obras y pinturas de los más afamados artistas de la época, con un coste total, según señala Voltes, cuya valoración  actualizada  en poder adquisitivo sería de unos diez mil seiscientos millones en pesetas(año 1999). Este colosal dispendio real levantó severas críticas como las reflejadas por estos pasquines  que circularon en dicha época:
“Bárbaro edificio, bárbara renta, bárbaro gasto, Bárbara reina”.
“Bárbaros tiempos, bárbaras rentas, bárbara obra, Bárbara reina”

Con esta biografía que se lee con facilidad debido a la sencillez del  lenguaje y amenidad en el relato de las historias contadas,  su autor, Voltes, nos ilustra sobre aquellos hechos y acciones de gobierno de valor  estratégico,  acontecidos durante los trece años que duró el reinado de Fernando VI, con lo que persigue, según creo, en primer lugar, disuadir al lector de la errada idea de que este monarca   fuera “un buenazo de cortos alcances”, que  reinó en una época “tranquila entre oleadas dramáticas”.  Idea usual, según se señala en la breve sinopsis de la contraportada del libro,  que el autor no comparte.  “El rey liquidó las guerras heredadas (Paz de Aquisgrán) y se dedicó a la reconstrucción interna del país continuando así la política de reformas de los Borbones...intentó sanear la Hacienda y desarrollar la economía y la cultura en el marco de las ideas de la Ilustración que ya empezaban a imponerse en Europa…”



El  libro, resumiendo,  me gustó, porque  muchos son los conocimientos que su lectura me brindó. Por una parte, los detalles  de la triste infancia de un niño,  cuyo  padre viudo se vuelve a casar con una mujer de avariciosa naturaleza que pretende a toda costa, sin importarle modos ni medios, que sean sus propios hijos los herederos únicos, o, los que   se lleven la mejor porción del patrimonio paterno. Es decir, la situación de una indefensa criatura (niño/niña) que se cría en un ambiente hostil(a él o ella) y queda, obviamente, marcado en su manera de ser y de relacionarse con los otros,  relato  que bien podría corresponder a un común mortal, e indiferente de nacer en cuna real.

La otra perspectiva ofrecida por  esta lectura es la del conocimiento objetivo, pues numerosos son los documentos y las citas bibliográficas aportadas (págs. 235 a 237), de personajes y hechos históricos de España. Conocimiento enriquecido con algunas sugerentes afirmaciones  del historiador Voltes, como y a modo de ejemplo cito algunas de las expresadas en el capítulo X , titulado “El desarrollo económico del país"  cuando afirma: “Se da entonces un decenio de fomento continuado de la riqueza del país, línea que no volvió a ser tan predominante en la acción de gobierno hasta mediados del siglo actual (XX). Su desarrollismo acabó de parecerse al de nuestro tiempo por ser obra de un elenco de intelectuales, partir de unas nociones abstractas y proponerse unos planes de largo curso. (pág.125) “Otro punto meritorio del reinado consiste en un intenso esfuerzo para llegar a lo que se denominaba “única contribución”; es decir, un impuesto que refundiera los diversos tributos que existían, procedentes varios de ellos de la Edad Media. El más opresivo de éstos era la arcaica alcabala- hoy renacida bajo la forma de IVA-que seguía siendo la columna vertebral de la fiscalidad. Carentes de relación con la riqueza básica, tales tributos gravaban el movimiento del comercio y dentro de él, como todo impuesto indirecto, apretaban especialmente al sector más modesto”.(págs.. 127 y 128)
Pero son, según creo,  los  párrafos que seguidamente transcribo los que  evidencian mejor la crítica aguda  del autor, y por ello lo resalto en sobremanera:
Por un curioso sarcasmo del destino, los territorios más avanzados en el orden fiscal eran los de la antigua Corona de Aragón, desposeídos de su fisonomía política propia por Felipe V al término de la guerra de Sucesión. En ellos, el rey vencedor había implantado, como en tabla rasa, un régimen moderno de fiscalidad, que se basó en los censos estadísticos del catastro. Éstos aseguraban una mínima congruencia entre el hecho imponible y el tributo, el cual despertaba menos quejas y preocupaciones que en Castilla.(pág. 128)…También corresponde a la época fernandina el diseño de una política de desarrollo industrial donde la Corona debuta como empresaria, además de conceder una frondosa variedad de medidas de protección a fábricas privadas…”De entonces data el origen de la moderna industria de Cataluña y mayormente de Barcelona”, escribe Manuel Colmeiro…El comercio de Barcelona, prosigue Colmeiro, fundó la Compañía de Santo Domingo o de Cataluña en 1757 para fomentar la comunicación y el comercio con dicha isla. Ésta es una de las varias compañías privilegiadas que nacieron para desarrollar el comercio exterior y especialmente el indiano (pág.131) En este tiempo se consolida y perfila la imagen de “otra” España posible, de la cual ha tratado en repetidas ocasiones Julián Marías…(pág.133)

Este libro cayó en mis manos de puro azar, su primer valor para mí fue el que estuviera escrito por un antiguo profesor del que principalmente recordaba los conflictos que su incorporación  como catedrático titular originó. Pero esa es otra historia.
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Tuve a Voltes como profesor de Historia Económica,  justamente en el curso en el que   se incorporó como profesor titular  y “desplazó” a Jordi Nadal, (2)  que venía ocupando dicha plaza.  Voltes no fue bien recibido  por los estudiantes, y hubo protestas y paros  en favor de la continuación de Nadal.
 Ahora, en mi ancianidad y luego de comparar ambos currículos, añadido a  mi particular experiencia sobre la crítica situación a la que el nacionalismo cerril  está  arrastrando  a esta Comunidad, intuyo que  las verdaderas razones que impulsaban  a los ocultos promotores de dichas algarabías, ya en aquel entonces, finales de los sesenta, eran evitar que alguien ajeno a sus tesis nacionalistas y sesgadas pudiera ocupar tan prestigioso como efectivo lugar para un buen adoctrinamiento. Porque Voltes,  un  catalán “todo  un sabio”, estaba en posesión de todos los méritos exigidos, y era, además, autor prolífico, con  numerosas obras en su haber, entre las cuales destaca “El archiduque Carlos de Austria, el rey de los catalanes”,  que recoge su tesis doctoral, publicada por Editorial Aedos en 1953, prologada  por Jaime(Jaume) Vicens Vives, director asimismo de la tesis.



Jordi Nadal es tío de Joaquim Nadal, quien fuera Conseller del Tripartito, como representante del PSC, y antes Alcade de Girona e historiador como su tío Jordi Nadal.

Recomiendo la lectura de los textos e informaciones contenidos en los enlaces más arriba detallados, y así, luego del oportuno contraste,  cada uno pueda enjuiciar mi afirmación.   

9 de enero de 2022: Al revisar el comentario y releer la biografía de Jordi Nadal, observé que murió a finales del 2020, D.E.P.  Añado artículo publicado en Levante, en ocasión de su fallecimiento.