sábado, 8 de marzo de 2008

Cuán verde... (Educadores)

Llevellyn dedicó muchos párrafos y capítulos de esta obra a describir la etapa de formación, en y fuera del hogar, del pequeño Huw. Episodios en los cuales se dan detalles para mí interesantes, principalmente por el contraste tan fuerte con la realidad inmediata española. Así, se relata que el pequeño galés recibió los estudios primarios de una modesta maestra que daba clases en su casa. En una clase única en donde se mezclaban los niños de distintas edades y grados de escolarización. También- se dice- le enseñó a pensar y a discernir a tenor de criterios propios. La maestra se veía obligada a compaginar su magisterio con el cuidado de hijos pequeños y de un marido parapléjico. Sus reglas eran el ejemplo y la total entrega a sus alumnos.

Los capítulos dedicados a la educación de Huw en la Escuela Nacional son muy interesantes. A través de este personaje son descritas por Llewellyn situaciones de injusticia social, conflictos humanos y hasta discriminaciones crueles que algunas gentes pueden llegar a sufrir en las comunidades en donde coexisten dos lenguas habituales, cuando las autoridades políticas y educativas en vez de fomentar la riqueza cultural del bilingüismo, optan por una lengua, una lengua única que imponen, ascendiéndola a oficial y también obligatoria en los medios públicos. Mientras la otra, aunque fuere más popular, es relegada y a los que la hablan no sólo son discriminados, sino excluidos y hasta ridiculizados. El autor en la novela, según creo, ha logrado reflejar esta antidemocrática situación, así como el mal, el grave perjuicio que los responsables del sistema público de enseñanza, y también maestros y educadores, pueden llegar a ocasionar, en primer lugar a los destinatarios directos, los niños( ciudadanos del futuro), cuya lengua materna es la postergada, pero, finalmente, a toda la comunidad, si en lugar de como vínculo o medio de comunicación, la lengua es convertida en arma ideológica y objeto de discriminación, rechazo y exclusión .

Elijah Jonas-Sessions, un maestro galés que ha renegado de su origen y reconvertido su muy galés nombre en el inglés, Mr. Jonas, al mismo tiempo que extrema la  dicción perfecta de la lengua inglesa y, sobretodo, persigue y rechaza a los alumnos de su mismo origen, a los cuales ridiculiza y les hace objeto de abusos y mofas públicas, cebándose en los que estima más débiles e incapaces de revolverse ante su mala acción, es decir, ¡un indeseable!; este personaje –pienso- es el  más negativo de la novela y el escogido por el autor para representar a este tipo de personas .

Dejando en un segundo plano la ficción, espero que en nuestra realidad de ahora, la de esta España democrática, en algunas de cuyas comunidades autonómicas coexisten dos lenguas, la autóctona y la común o castellana, no se den los deplorables Elijah Jonas-Sessions. Y el pequeño ciudadano español, (vasco, gallego o catalán) tenga -cualquiera que fuere su lengua materna- igualdad de oportunidades y medios para recibir una buena enseñanza en conocimientos y una educación en valores que le haga un digno Hombre o Mujer. (Aunque, desgraciadamente, al menos en lo que a Cataluña se refiere, es sólo un gran deseo, porque la realidad, creo, es bien distinta. La cuestión lingüística, con la imposición del catalán como lengua única vehicular acaso esté reproduciendo, en la cotidianidad educativa, a unos o unas indeseables Elijah Jonas – Sessions).

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28 septiembre 2022: En estos días estoy leyendo en algunos medios digitales del “profesor”, así se dice él, que en Twitter se ufanó de haber ignorado a un alumno que se le había dirigido en castellano. Seguidamente enlazo con la información:

 Marc Velasco, el profesor que arrincona el castellano (elespanol.com)

Que sepa yo, todavía hoy esta encarnación del indeseable  Elijah Jonas-Sessions no ha sido destituido y ni tan siquiera reprendido públicamente. 






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