viernes, 7 de marzo de 2008

Mukhtara Mai (las Barbaritas del presente)

Ya apunté  la simpatía  que el personaje de doña Bárbara puede despertar entre los lectores que ven en esta figura de ficción la encarnación de tantas  mujeres que, como ella, casi niñas, han sido vil y cobardemente atropelladas por machos cobardes. Sobre este punto, no hace mucho, leí de una mujer conocida como jefa de una banda de ladrones y criminales, creo que era de Paquistán o de la India. La cual, como doña Bárbara, encaminó su existencia a resarcirse de las vejaciones y atropellos recibidos tempranamente de una banda de malhechores. Con lo cual se confirma que siempre la realidad suele superar la ficción.

Buscando información en Internet sobre la mujer ladrona cuyas circunstancias reales me recordaban a la doña Bárbara de ficción, hallé esta historia real de una excepcional mujer paquistaní, Mukhtara

Mai. Excepcional porque de su desgracia y horror, injusto y machista horror sobre ella perpetrado, no saca fuerzas para ser igual, parecido o, peor que los despreciables que la violentaron. No, todo lo contrario. Ella se distingue por su tenaz lucha, en solitario y contra toda corriente. Según he leído en Proceso, un digital hondureño(*), primero de todo, denunció la violencia doblemente discriminatoria (por mujer y por pobre), de que fue víctima por parte de unos cobardes. Viles cobardes y además sinvergüenzas que, por razón de su casta superior, creyeron, estaban convencidos, de su impunidad. 

Por su ejemplaridad, creo que  esta mujer debería ser  conocida más ampliamente por el público corriente, y que nuestras autoridades educativas, especialmente las de aquí de Cataluña, donde hay tantas gentes de países cuya tradición y cultura consideran a la mujer como “algo” sin valor ni estima alguna; podrían traerla para que explicara, en vivo y en directo, no sólo su penosa experiencia sino, principalmente, su labor posterior al resarcimiento por los tribunales de justicia, que, creo, es lo  más admirable  y digno de  superior consideración: la creación de una escuela y la edición de un blog para desde allí hacer llegar su experiencia y testimonio vivo. Mi admiración, pues, más sincera para Mukhtara Mai. .
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(*) Aclaro la nacionalidad del medio visitado, porque lo leído de nacionalidad española, se centra, casi exclusivamente, en la experiencia de la violación y en el hecho de la diferencia social de los criminales, sin resaltar ni mencionar la superación que para esta muchacha significó, a la larga, haber sido víctima de tan brutal atropello. Una postura muy positiva y digna de ser asumida por cualquiera que, desgraciadamente, se vea golpeado por otros más poderosos y en apariencia, intocables.

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