En este comentario hablaré del Sancho de esta historia de Greene. Un ex alcalde comunista del mismo pueblecito donde el cura Quijote ejercía de párroco, y de ahí el conocimiento y la relación entre ambos. De modo contrario a la universal pareja de Cervantes, y también a la de Guareschi, este Sancho tiene tanta escuela, estudios y lecturas como su compañero de viaje, y hasta mayores, especialmente en materia marxista. Es, además, quien toma las iniciativas, y en alguna ocasión, maliciosamente, enreda y lleva al inocentón padre Quijote a la visita de lugares, o a situaciones ciertamente embarazosas para un sacerdote católico. Pero, advierto, no lo hace para agraviar al cura. Contextos que sirven de oportunidad para diálogos de variado contenido. Pero y principalmente, para exposición y confrontación de los respectivos criterios sobre el comunismo, el cristianismo, de las propias convicciones y dudas, sobre la razón, la ley natural, o Carlos Marx y su Manifiesto Comunista, por poner algunos ejemplos.
En mi modesta opinión, Greene supo dotar a la figura literaria del comunista, personificada en Sancho, con las múltiples contradicciones que algunos cuantos de los que se hacen llamar así, muestran cotidianamente. Pues, como bien dice el dicho, "una cosa es predicar y otra dar pan". Intentaré explicarme. El Sancho comunista de la novela es un simple ex-alcalde de un pequeño pueblo, allá por los finales de los 70, es decir, a pocos años de la muerte, en su cama, del dictador Franco. Sin embargo, el comunista Sancho conoce bien y por propia experiencia, de lo mejorcito en restaurantes y hoteles de lujo de Madrid. Reproduzco unas de las frases cruzadas entre el cura y el comunista que me parece resumen bien a las claras, lo que quiero decir.
Padre Quijote: "- ¿Cómo es posible que usted, un comunista...?
Sancho: -“El partido nunca nos ha prohibido aprovecharnos del bienestar burgués mientras dure. Y seguramente aquí podremos estudiar a nuestros enemigos mejor que en ningún otro sitio...El comunismo no se opone al bienestar, ni siquiera a lo que pudiera llamarse lujo, con tal de que el trabajador se beneficie a la larga" (pág.60)
¡Y tan a la larga!- añado yo - como que no llega nunca. Para muestra de ello, podemos echar una mirada a cualquiera de los países que han estado, o están, bajo un gobierno comunista. Empezando por Rusia, la ex URSS ,y sus llamados países satélites, siguiendo por China, Corea del Norte, o, para terminar con uno muy cercano a España, la Cuba castrista; la antaño Perla del Caribe, que después de más de medio siglo de comunismo en ejercicio, ha quedado convertida en un país cuyo pueblo vive prisionero en la Isla y sujeto a riguroso racionamiento de toda índole , tanto en cuanto a las ideas como de las cosas elementales, como son los alimentos, las medicinas, el vestido, el calzado,... Con el agravante de que los extranjeros y los turistas que la visitan tienen donde proveerse de lo que quieran, así como disfrutar de paradisiacas instalaciones en maravillosos hoteles, lugares a los que a los cubanos les está vedado su acceso por prohibición expresa, además de carecer de medios. Pero eso, aclaro, quienes lo sufren son las gentes comunes, los cubanos de a pie, porque los del partido, como el Sancho de la novela de Greene, lo pasan bien, sin carencias, ni colas… En fin, ¡mentiras y manipulación a mogollón!
Las contradicciones también se hacen evidentes cuando Sancho, constantemente, descalifica al régimen de Franco , cuyas prácticas denuncia. Pero corre un tupido velo, o sea, soslaya de modo artero, los crímenes y los desmanes masivos cometidos por los soviéticos; especialmente, durante la época de Stalin, los sucesos de Hungría, etc..
Antes de continuar, entiendo necesario precisar que, al presente, el término "comunista", queda algo "trasnochado", y en su lugar es más propio hablar de "progresistas o de izquierdas", que son, en suma, los herederos espirituales y también no espirituales de aquellos otros con los que forman familia. Hecha esta matización, daré otros ejemplos para dejar claro lo que quiero decir de la distancia entre lo dicho y lo hecho por estas gentes. Hablan de abolir la propiedad privada individual para convertirse ellos en amos absolutos de todo bien comunitario, con los cuales hacer y deshacer a su particular antojo. Convenga o no convenga a la mayoría, amén de disfrutarlos ellos y los suyos. Entendiendo como “suyos” sus más próximos deudos, y los que con ellos comparten mando, y /o son sus secuaces y correligionarios . En este punto, me viene a la cabeza las leyes promulgadas por la Generalitat catalana gobernada por un tripartito de izquierdas sobre pisos "vacíos", cuyos propietarios estarían obligados a alquilarlos. O el caso de una conocida pareja de políticos, uno de la Generalitat (Saura) y la otra (Mayol)del Ayuntamiento de Barcelona, que en la realidad son y viven como buenos burgueses.
De estos llamados progresistas los hay que se afanan en perseguir todo lo que les huela a Dios, porque ello , saben bien, contribuye a la dignidad y promoción del ser humano, a su entidad y libertad personal, espiritual y moral.
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21 de febrero de 2015: No puedo resistirme a la tentación de citar como buenos ejemplos de la doble moral o lenguaje doble, de algunos de los miembros de Podemos, esa formación de la que desconocemos tantas cosas( bueno, al menos yo). Así como los sindicalistas de Caja Madrid y sus tarjetas negras, los de Comfia del sector de banca y cajas, que recibían sobresueldos mientras el sector financiero sufría la más amplia diezma de personal, y lo de los ERES falsos de Andalucía, gobernada desde hace más de treinta años sólo por socialistas y comunistas. Y esto en el ámbito nacional, que si miramos al exterior, tenemos: En Corea del Norte a un rey absoluto, tercero ya en su dinastía, gobernando sobre unos medievales súbditos. La China roja, como proveedor mundial con sus fábricas repletas de legiones de asalariados de míseros sueldos y nulos derechos laborales, y, además coloso financiero. Y, ya más cerquita, la Rusia de Putín, cuyos millonarios y sus inversiones, son tan estimadas y esperadas aquí en España, pero sus gentes, los comunes de allí, muchos han emigrado sin papeles a otros países de Europa occidental.
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