sábado, 18 de enero de 2025

“Ir a La Habana”, Leonardo Padura

 “Ir a La Habana”, Leonardo Padura. Colección Andanzas. Tusquets Editores. Fotografías de Carlos T. Cairo. Coordinación editorial de Claudia Acevedo.

Regalo navideño de mi hija mayor. Trescientas veinticuatro páginas, más numerosas fotografías, algunas en blanco y negro y otras en colores, cerradas con la de Padura, sentado en las escalinatas de la casa que fue de Juan Gualberto Gómez, insigne patriota cubano.


El autor, periodista y escritor cubano, fue galardonado con el Princesa de Asturias de las Letras, 2015. Uno más entre otros múltiples premios literarios, cubanos y extranjeros. En su novela( o,  quizás,  autobiografía) nos dibuja la ciudad de La Habana desde la periferia, desde Mantilla un reparto habanero, donde él nació,  vive y transcurren, como escenario de fondo, muchas de sus tramas novelescas . De hecho, “Ir a La Habana” recrea muchos pasajes de sus obras, especialmente las de la serie policíaca protagonizadas por el detective Mario Conde. (*) Una Habana mísera y cochambrosa, resultado de los más de sesenta y cinco años del  férreo régimen comunista implantado en Cuba desde 1959. Al principio, su lectura me enganchó, porque hablaba de La Habana cuando la llegada de los Castros al poder. Yo, entonces, una adolescente, estudiante de bachillerato. Convulsivos tiempos cuyos recuerdos han quedado imborrables en mi memoria.

Tampoco la segunda parte, “La ciudad, memoria de algunos barrios, y personajes” me ha entusiasmado. Las anécdotas y actores de las mismas, como por ejemplo, el capítulo dedicado a los catalanes, considero, no son muy representativos de la historia o memoria colectiva del cubano medio.

Resumiendo, La Habana aquí descrita no es la de mis recuerdos, la de una muchachita de clase media baja, que vivió, hasta finales del 60, en lo que llamábamos la Habana-Vieja, la colonial y muy parecida, incluso con la misma denominación de sus calles (la larguísima Compostela, Villegas, Tejadillo, Empedrado, Obispo con los establecimientos de La Moderna Poesía y el Ten Cent, Ánimas, Cuba, Monserrate, etc.) a la descrita por Cirilo Villaverde en su “Cecilia Valdés”.

 ¡Qué cosas, con aquella Habana del XIX y Cuba todavía colonia de España, descrita en la novela, si me identifiqué, pero con la de Padura no! No he podido, muy diferente a la que guardo en mi memoria, la ciudad y sus gentes. La de mi memoria viva, palpitante. La aquí descrita un cadáver en descomposición avanzada.

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(*)Novelas policiacas del detective Mario Conde: Hace unos años leí “La cola de la serpiente”, ambientada en el Barrio Chino habanero. Novela que me gustó, pero me desagradó y bastante, los pasajes- para mi gusto- muy subiditos de tono; convenidos, supongo, con el editor con el fin de vender, puesto que, nos guste o disguste,  ello vende.

 

 

 

 

 

 

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