Benito Cereno, de Herman Melville (Un canto a la Providencia Divina)

En esta página he agrupado los tres comentarios que dediqué a "Benito Cereno", la singular obra de Melville, basada en un hecho real, y, según creo, un  canto a la Providencia de Dios.  Pero antes hablaré del autor, para lo cual, he seleccionado algunos detalles y hechos personales y familiares,  leídos en  biografiasyvidas.com y también en Wikipedia,  que  además de acercarnos  al autor   pueden facilitarnos  una mejor comprensión y alcance de su obra:
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(Nueva York, 1819 - id., 1891) Novelista estadounidense. A los once años se trasladó con su familia a Albany, … tras la quiebra de la empresa familiar, tuvo que ponerse a trabajar. La dificultad para encontrar un empleo estable le llevó, en 1841, a enrolarse en un ballenero…

el Acushnet, ... Un año y medio después, cuando el barco arribó a la isla de Nuku Hiva, la mayor del archipiélago de las Islas Marquesas, desertó junto con un compañero y ambos fueron a caer en manos de una de las tribus con peor fama de canibalismo de todos los Mares del Sur: los Typee. … permaneció entre ellos durante un mes, transcurrido el cual fue “vendido” por los nativos a otro barco ballenero, el Lucy Ann, escaso de marinería. Un mes y medio más tarde, cuando este barco llegó a Tahití, fue desembarcado junto con el resto de la tripulación, que acusados de amotinamiento fueron encarcelados en una muy relajada prisión de la isla. Una vez liberado, vagabundeó por el archipiélago de la Islas de la Sociedad durante unos meses.

Embarcó después en un tercer ballenero, el Charles and Henri ...

Nuevamente en tierra sin oficio, … Melville se aplicó a redactar el relato de su deserción del Acushnet y su estancia entre los caníbales. El resultado, Typee, fue un libro que le valió una instantánea fama y unos aceptables ingresos, … Visto el éxito obtenido, redactó una secuela de esas memorias, titulada Omoo –“vagabundo” en lenguaje nativo–, en la que narraba su posterior estancia en las Islas de la Sociedad..., la notoriedad que le proporcionaron sirvió para abrirle las puertas de los círculos literarios de Nueva York, así como … para contraer matrimonio, lo que hizo en 1847 con Elizabeth Shaw –hija de un eminente juez de Boston–.

Su tercera obra, Mardi, presentada ya como una obra de ficción, … su naturaleza alegórica y enciclopédica no resultó del agrado ni de la crítica ni del público. Este fracaso, … supuso un acicate para él. Decidido a recuperar su prestigio como escritor, realizó la hazaña de redactar …sus dos siguientes libros, Redburn y White Jacket, en sólo cuatro meses.. .
En esta época colabora también en la revista Literary World. Allí publicará, entre otras, reseñas de The Oregon Trail, de Francis Parkman, de Etchings of a Whaling Cruise, de J. Ross Browne, …, y sobre todo de Mosses from an old Manse, una obra de Nathaniel Hawthorne que le causará una profunda impresión. El editor de Literary World, Everet Duyckinck, … poseía una amplísima biblioteca que le sirvió a Melville para calmar una insaciable voracidad de lectura. Sus lecturas de estos años abarcan un espectro verdaderamente impresionante que comprende: una gran parte de la extensa literatura testimonial de la época; obras generalistas de historia y de ciencia; las obras fundamentales de la rica ensayística inglesa (Carlyle, De Quincey, Hazzlit, Edmund Burke,); la de los grandes autores de los siglos xvii y xviii (Robert Burton, sir Thomas Browne, el doctor Johnson, Lawrence Sterne); autores clásicos de otras nacionalidades (Rabelais, Montaigne, Camoens); filosofía (Séneca, Platón, Kant, el obispo Berkeley); la ficción más destacada, en especial la novela gótica (Anastasius, Frankenstein, Vatek, Caleb Williams), los poetas más populares del romanticismo (Coleridge, Byron, Keats, Southey, Goethe, Schiller); los ensayos de Emerson y Thoreau, y con especial entusiasmo, Milton, Shakespeare y la Biblia.

En 1849 realizó un viaje a Europa… A su regreso emprendió la redacción de la que sería su obra maestra … Moby-Dick. Su redacción le llevó casi dos años, … El esfuerzo de la creación de una obra como Moby Dick, unido a su fracaso comercial, le pasará factura psicológicamente.
Su siguiente obra, Pierre es un caótico melodrama …que supone un fracaso aún mucho mayor y su descrédito literario. Aislado …, publica a continuación una serie de narraciones breves de gran originalidad, de las que algunas –en especial Bartleby el escribiente– se convertirán en clásicos de la literatura universal.

Acosado por las deudas, … acabará aceptando un modesto trabajo como inspector de aduanas. … todavía publicará dos novelas más, Israel Potter y Confidence Man, durante la última parte de su vida se dedicará a la poesía, y en especial a …titulado Clarel …Su vida…, estuvo marcada por problemas físicos y psicológicos, en especial a raíz del suicidio de su hijo mayor.

Falleció en 1891 completamente olvidado, pero su obra prevaleció entre unos pocos aficionados, y a partir de la segunda década del siglo XX su figura fue revalorizándose hasta convertirse en uno de los más apreciados escritores no sólo de la literatura norteamericana, sino de la mundial.”

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Resultado de imagen de Benito CerenoLa pasada semana,(septiembre 2009) terminé de leer, por segunda vez, “Benito Cereno". Libro RTV 61, Biblioteca Básica Salvat, año 1970, traducción de Nicanor Ancochea, con prólogo de Juan Benet. Tras esta nueva lectura reflexiono que quizás la pretensión real de Melville  no fuera escribir un simple relato de aventuras marinas, sino aprovechar la singularidad de este poco creíble pero  hecho  cierto para expresar sus reflexiones personales de orden moral sobre la conducta humana. Lo cual hizo a través de tres de sus principales personajes, a quienes concibió como símbolos de comportamientos comunes a todos los seres humanos, o sea,  a cualquiera de sus ejemplares, sin distinción de raza, nacionalidad, lengua, cultura, o clase social. Conductas que, en ocasiones, son dignas de alabanza; mientras en otras, testimonios crueles de la vil condición de la humana naturaleza. Porque hacer el bien, lo bueno, o hacer el mal, lo malo, es el distintivo único, la marca que nos diferenciará ante el supremo juicio de Dios, que retribuye a cada uno según su hacer; al que bien, bien; al que mal, mal, tribulación y angustias.

Benito Cereno” - como ya he dicho - está basada en un hecho real, “de tal suceso- explicita Juan Benet en su prólogo a la edición de Salvat Editores y Alianza Editorial, 1970,tuvo conocimiento Melville gracias a la lectura del libro de Amasa Delano Narrative of voyages and travels in the Northern and Southerm Hemispheres, publicado en Nueva York en 1817”. Tres de los personajes que componen la obra destacan sobre el resto y alrededor de los cuales se desarrolla toda la trama argumental. Cada uno incorpora – pienso - un tipo humano: el individuo altruista, la víctima inocente y el ser  cruel y  perverso, representados respectivamente por los capitanes de barcos, Amasa Delano, estadounidense como Melville ; Benito Cereno, un hispano de Chile, cuando este país formaba parte del Imperio Español, y Babo, un  también hispano esclavo negro .


Canto a la Providencia

Los prototipos encarnados por Melville en estos  tres personajes de su novela, son:

El capitán estadounidense, Delano, representa al ser bueno y generoso, un altruista que no escatima ayudas ni esfuerzos desinteresados en socorrer al prójimo desvalido. A través de las impresiones, los recuentos, pensamientos contradictorios y reflexiones personales de esta figura, el lector va imponiéndose de la rara situación y de las circunstancias adversas que asolaban a los integrantes del buque español. Otrora esplendorosa nave así descrita:

“Tratábase de un mercante español de primer rango que, entre otras valiosas mercancías, llevaba un cargamento de esclavos negros desde un puerto colonial a otro. Era un buque muy grande y de bella estampa en aquel tiempo, como los que a veces se encontraban a lo largo de aquellas costas: naves anticuadas con tesoros de Acapulco, o fragatas ya jubiladas de la armada real española, que, al igual que arruinados palacios italianos, conservaban aún vestigios de su glorioso pasado, a pesar de la decadencia de sus amos”. (págs.16 y 17)
…la principal reliquia de su glorioso pasado era el ancho óvalo de la popa en figura de escudo, con las armas de León y Castilla intrincadamente grabadas en él, y adornado en torno con medallones de tema mitológico o simbólico. En la parte superior y en el centro de aquél se veía la silueta de un negro sátiro con máscara, pisando la doblada cerviz de una contorsionada figura también enmascarada”. (pág. 18)

En cuanto al desolado Benito Cereno, su descripción física y los detalles íntegros de su odisea son la representación ejemplar de los resultados de la malévola y continuada acción del verdugo sobre su víctima; de inconmensurables y perniciosos efectos porque propician su destrucción tanto física como mental y algunas veces hasta moral.

Pensando, pues, en el final de la cruel aventura de los componentes del Santo Domingo, nombre de la nave capitaneada por Cereno, y dado que la historia contada y su aún más increíble desenlace no fue fruto de ficción literaria, sino basados en la realidad, con personajes también reales, con nombres y escenarios concretos, todos ellos testimoniados por las actas y la documentación del proceso criminal seguido ante los tribunales de Lima , tengo la convicción de que con esta obra, Herman Melville, quiso ofrecer un canto a la Providencia, a la Misericordia y a la Justicia de Dios, de cuya intervención el relato deja fiel constancia.

Reproduzco algunos de los párrafos que, según mi entender, así lo acreditan:



" -replicó el español, cortés incluso en cuestiones de religión-, fue Dios quien salvó milagrosamente su vida, pero la mía la salvó usted. Cuando pienso en algunas de las cosas que hizo, sus sonrisas, sus murmullos, sus gestos temerarios... a usted lo guió, a buen seguro, el Príncipe de los Cielos por entre todas las emboscadas.

-Sí, ya sé que todo es obra de la Providencia, pero aquella mañana, mi ánimo era más plácido de lo acostumbrado, y el espectáculo de tanto sufrimiento,…, unió a mi buen talante la compasión y la caridad entrelazándolas felizmente ... De lo contrario,… algunas de mis intervenciones habrían acabado de forma bastante desagradable. Además, esos sentimientos de los que le he hablado me permitieron superar mi momentánea desconfianza, en circunstancias en que una mayor agudeza me hubiera podido costar la vida sin poder salvar la de los demás. Sólo al final me ganaron las sospechas y ya sabe cuán lejos resultaron estar de la realidad.

-Bien lejos, ciertamente -dijo tristemente don Benito- estuvo conmigo todo el día, se sentó junto a mí, hablándome, mirándome, comiendo y bebiendo conmigo, y, a pesar de ello, su último gesto fue tomar por un monstruo, no sólo a un inocente, sino al más digno de compasión de todos los hombres. Hasta tal punto pueden imponerse las malignas maquinaciones y engaños. Hasta tal punto puede llegar a confundirse incluso el más bueno de los hombres al juzgar la conducta ajena si desconoce los más profundos entresijos de su situación."


El Malo

En esta historia real novelada por Melville, el malo, malísimo, es un diminuto ser de aspecto modoso, servicial y consagrado en apariencias al servicio de un altivo amo. Bajo esta  máscara, sin embargo,  se esconde un hombre cruel, inmisericorde y vengativo, cuyo cerebro maléfico ha urdido y dirigido la perversa conjura. Este personaje encarna a la perfección los modos de actuar del pérfido. La mentira, el engaño, la simulación, la coacción y métodos similares son utilizados con suma destreza por él. Logra engañar a todos, salvo a su víctima. Víctima que no puede sustraerse al recuerdo de las vejaciones y maldades sufridas  y rehúye volver a enfrentarse a su cruel verdugo.

 Reproduzco párrafo donde se expresan estos sentimientos:


"Durante la travesía, don Benito no fue a verlo. Ni entonces ni más tarde quiso mirarlo a la cara. Delante del Tribunal, se negó a hacerlo. Instado por los jueces, sufrió un desmayo. La identidad legal de Babo, sólo pudo establecerse por el testimonio de los marineros...el español...no quería ni podía mirarlo a la cara." 

Cuando he leído este sentimiento de Cereno, la víctima, hacia su verdugo, me ha venido a la memoria la imagen, tantas veces repetida, de los juicios a los etarras, en que las víctimas se ven obligadas a verlos de nuevo y, encima, soportar el  insulto  de su actitud desafiante y descarada. Confiemos, pues, que, como  en el relato de Melville, el malo o los malos y crueles verdugos tengan el merecido y proporcional castigo final.


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