“Cecilia Valdés o la loma del Ángel”, de Cirilo Villaverde. Editorial Lex, Habana, 1953,
edición crítica propiedad de Esteban Rodríguez Herrera,( *) dedicada a Emeterio S. Santovenia, con las siguientes palabras ‘‘uno de los cubanos más completos de nuestro
país”. Un grueso libro de setecientas cincuenta y seis páginas
El título:
Cecilia Valdés es el nombre de la
protagonista. Una preciosa jovenzuela cuyos desventurados amores nos son
narrados en la novela. Y el título alternativo “La loma del Ángel” alude a una pequeña elevación donde se levanta la Iglesia del Santo Ángel Custodio,
en unos de los
extremos del histórico barrio habanero, conocido hoy como “La HabanaVieja” (1). Sitio y sus aledaños
que son escenarios de muchos de los principales acontecimientos, tales como la descripción de
los festejos y ferias conmemorativos de la festividad de San Rafael, con los que se inician la novela. También será la iglesia del Santo
Ángel Custodio donde tiene lugar el desenlace final.
El autor, Cirilo Villaverde
Transcribo información sacada del trabajo periodístico firmado por Juan Nicolás Morón, publicado en Cubarte, 10.10.2012, titulado “El anexionismo y Cirilo Villaverde”:
“El secretario personal de Narciso
López fue el novelista Cirilo Villaverde, quien había nacido en el ingenio
Santiago, cerca de San Diego de los Baños, en Pinar del Río, y se trasladó a la
capital para estudiar en el Seminario San Carlos; se graduó de abogado, trabajó
como periodista y se dedicó a la enseñanza en colegios de La Habana y Matanzas.
Detenido como conspirador en 1848, se escapó de la cárcel al año siguiente y
marchó hacia Estados Unidos, donde trabajó como maestro y periodista en Nueva
York. Allí fue director del periódico La Verdad; como era amigo del general
López, fue su colaborador y secretario particular hasta su muerte, enrolado en
el ideario anexionista. En 1855 Villaverde contrajo
matrimonio con la activa separatista Emilia Casanova y posteriormente trabajó en Estados Unidos a favor de la
independencia de Cuba (…). Cirilo Villaverde fue un fecundo y exigente
periodista ya desde Cuba; sus primeras narraciones costumbristas y románticas
se publicaron en revistas literarias como El Álbum, y también reunidas en
libros; en 1839 dio a conocer en La Siempreviva dos capítulos de Cecilia Valdés
o La Loma del ángel, novela cuyo primer tomo apareció ese mismo año en forma de
libro. También escribió útiles evaluaciones sobre la propia prensa periódica,
como “El periodismo en Cuba”, recogido en La Aurora, de Matanzas, en 1846.
Participó activamente en las tertulias de Domingo del Monte, fue un crítico de la sociedad colonial y
estuvo atento a las corrientes ideológicas que proponían un cambio favorable
para el desarrollo económico, social y político de la Isla.”( …)Villaverde terminó siendo un conspirador
partidario de la “independencia absoluta”, y profesaba admiración sin
reservas a la figura de Carlos Manuel de Céspedes, el Padre de la Patria
independiente.”
José Martí, el insigne patriota
cubano, al morir Cirilo Villaverde en 1894, le dedicó una memorable página
en el periódico Patria, en la que escribió:
“De
su vida larga y tenaz de patriota entero y escritor útil ha entrado en la
muerte, que para él ha de ser el premio merecido, el anciano que dio a Cuba su
sangre, nunca arrepentida, y una inolvidable novela” … porque para escribir
Cecilia Valdés, para vivir en Estados Unidos y madurar hasta colaborar con la
causa independentista, había que ser valiente, honrado y sincero, hombre de
ideales y de virtud.”
Otro aspecto digno de resaltar fue su contribución
en la bandera cubana. (2).
Emeterio Santovenia
Esta edición
está dedicada a Emeterio S. Santovenia,
lo cual me movió a indagar acerca
del personaje en cuestión, encontrando algunas relevantes coincidencias entre
Villaverde y Santovenia, pues ambos eran de la misma zona de Cuba, Pinar del
Río. Escritores los dos que ejercieron
el periodismo y dedicaron muchos de sus escritos a dar fe de la realidad
cubana de su momento. Los dos eran masones y mantuvieron intensa
actividad política, y tanto el uno como el otro vivieron exiliados sus últimos años en los Estados Unidos. Sus muertes pasaron
desapercibidas para sus compatriotas. En el caso del autor de Cecilia Valdés,
la trascendencia de su obra, aunque muy posteriormente, le revindicó. No así,
al menos por ahora, con Santovenia, cuya insigne y prolija obra permanece si no
desconocida del todo, interesadamente soslayada y olvidada.
Seguidamente, recojo algunos de los rasgos biográficos de Santovenia,
sacados de distintas fuentes. (3)
“Fue colaborador o redactor de los grandes
medios de prensa escrita cubanos, entre ellos el Diario de la Marina, El
Comercio, El Triunfo, el Heraldo de Cuba, La Prensa, El Mundo, Alerta, Acción,
El Fígaro, Letras, Bohemia, Carteles, Vanidades, Prensa Libre e Información, al
igual que de periódicos y revistas de otros países. Entre los libros históricos
de Santovenia destacan las biografías que hizo sobre las vidas de Eloy Alfaro,
Domingo Sarmiento y Abraham Lincoln. Por sus tres biografías en español, sobre
este último, en 1955, el Representante George A. Dondero de Michigan habló
sobre su valor histórico ante el Congreso de los Estados Unidos y destacó el
hecho en el Diario de Sesiones (Congressional Record).Tras la llegada del
castrismo a Cuba, el Dr. Santovenia, junto con el Dr. Joaquín Martínez Sáenz,
Presidente del Banco Nacional, fueron arrestados y trasladados a la cárcel,
primero a La Cabaña y luego al Castillo del Príncipe. Por gestiones de su
amigo, el ex-Presidente Carlos Prío Socarrás, Santovenia fue trasladado al
Hogar Clínica San Rafael, ya que su salud había comenzado a quebrantarse. Se
le celebró un juicio en Columbia y salió absuelto de los cargos que el nuevo
régimen había presentado en su contra. Fidel Castro se molestó al enterarse
de esta absolución, pero Santovenia ya tramitaba su asilo político en la
Embajada de México. Finalmente huyó hacia México y, a los pocos meses, se mudó
permanentemente a los Estados Unidos. Radicado finalmente en la ciudad de
Miami, continúa su labor periodística e historiográfica. Escribió artículos
para Bohemia Libre y el Diario Las Américas. Trabajó en la Universidad de la
Florida en Gainesville y, en 1965, publicó la última de sus 117 obras, Cuba y
Su Historia, con la colaboración del Dr. Raúl Shelton. Su salud comenzó a
quebrantarse y, el 18 de noviembre de 1968 murió a los 79 años de edad. Zoila,
su viuda, lo recuerda como un hombre muy recto, de modales muy suaves.
Recuerda que él siempre estaba escribiendo, y todo lo que hacía era “por amor a
su patria.” (…) era “honesto, recto, de una bondad tremenda y muy limpio en
todo. “Escritor, historiador, administrador, político, economista, maestro,
notario, editor, columnista, periodista. El Dr. Emeterio Santovenia fue un
verdadero polímata. Hoy en día, la vida de Santovenia hace resonar aquella
frase de Martí: “ser cultos para ser libres.”
Argumento:
Novela de costumbre ambientada en la
Cuba colonial del siglo XIX, cuya trama gira alrededor del amor, pasión y
desamor entre Leonardo y Cecilia. Él, heredero de una acaudalada familia habanera, los Gamboa-Sandoval. Ella, pobre
e hija ilegítima, criada por su abuela, Ña Josefa, una mulata. Historia a través de la
cual el autor brinda un detallado retrato de la sociedad cubana de entonces, aún
colonia española. Sociedad esclavista y con abundancia de negreros en la que proliferan las injusticias
sociales e impera la desigualdad, dominada por una élite
entre la que sobresalían los individuos movidos por una descomunal
codicia. Muchos de los pasajes son tristes.
Personajes:
Sólo me referiré a los que más me impresionaron.
Cecilia Valdés, la protagonista.
Es descrita como una preciosa muchacha de
18 años, carente, por otra parte, de otras características para
mí superiores. La linda damisela es
desconocedora de sus orígenes. La crio su abuela, una mulata de humilde
condición que vive agobiada por la enfermedad de su hija, la madre de Cecilia. La
muchachita no tiene oficio y está acostumbrada, dadas las muy
particulares circunstancias de su entorno familiar, a deambular fuera de casa,
incluso a deshoras desde temprana edad.
Pese a sus antecedentes raciales considera inferiores a los pretendientes mulatos y negros. Trazos racistas con los que, según creo, el autor quiso dejar patente la extensión y el arraigo de la creencia de la superioridad de los de piel blanca sobre los de piel negra. Al parecer, muy generalizado entre las gentes de la sociedad cubana que describía. Porque aquella sociedad era racista, y entre todos sus miembros el color de la piel era un elemento básico de discriminación y la intensidad de tono marcaba distinciones y rangos en el grupo social. (4)
Cecilia Valdés, considero, es el
prototipo de mujer engreída de su belleza física, pero tan vacía como egoísta,
que ve en un buen casamiento su futuro. Por otra parte, mujer poco
experimentada incapaz de percibir al miserable seductor.
Isabel Ilencheta, la opuesta de Cecilia.
Isabel Ilincheta, es la antónima de Cecilia, encarna un tipo de mujer bien distinto al representado por la linda y sensual “mulata”, tanto por sus características personales y diferente belleza -Cecilia física, Isabel moral - como por su etnia y clase social. La joven Isabel es descrita físicamente alejada del canon de belleza femenino, ya que hasta le es puesto un esbozo de bigote. Mujer dinámica, amante de la Naturaleza y experimentada jinete, que le gusta cabalgar airosa por los campos, al mismo tiempo que eficaz administradora (gerente) del patrimonio familiar. Perteneciente a la privilegiada clase de los blancos ricos y de los propietarios de haciendas y esclavos. Este personaje, junto con su familia y entorno, los Ilincheta, son descritos en la historia como gentes de buenos sentimientos y efectivas convicciones cristianas. Villaverde los utiliza- pienso- para mostrar los fuertes contrastes existentes entre las clases dominantes cubanas. Diferencias que les distinguen y separan.
Los Ilincheta, y los Gamboa-Sandoval, ambos son grandes terratenientes, poseedores de enormes extensiones de tierra y de esclavos. Los primeros son propietarios de un cafetal ; los otros, de un ingenio azucarero en la provincia de Pinar del Río, situada en el extremo occidental de la isla de Cuba, de la que también era originario Villaverde, hijo de un médico que ejercía su profesión en un ingenio azucarero. Es decir, que lo que contó era fruto de la propia experiencia.
Las familias Ilincheta y Gamboa-Sandoval difieren mucho en su concepción y actitud hacia los esclavos, que son considerados como seres humanos, y como tales tratados por los Ilincheta; mientras que para los Gamboa-Sandoval, sólo eran una “cosa”, un vil elemento de la cadena productiva; necesario, eso sí, en sus grandes fincas dedicadas al cultivo extensivo de la caña de azúcar. Pero tratados con extrema crueldad y tal como si de animales o cosas se tratara.
La parte Tercera de la novela, constituida por nueve capítulos, desarrollados entre las páginas 459 a la 622, es dedicada a la descripción del hábitat, construcciones, oficios desempeñados por las gentes según su clase social y también su raza, así como los usos y costumbres cotidianos de los componentes ordinarios, tanto de un cafetal como de un ingenio azucarero. Descripciones y anécdotas que ilustran el contraste tan enorme existente entre los dueños y las gentes de los unos y las de los otros, antes citados.
Los capítulos destinados a “La Tinaja”, nombre del ingenio
azucarero, III al IX, resultan especialmente dolorosos, más bien angustiosos
cuando se lee tanta impiedad, tan ilimitada crueldad y la tan inmisericorde
como soberbia actitud de un ser humano hacia otro de sus congéneres. Y así
mismo las reflexiones muy negativas acerca de la vileza de la criatura humana.
Capítulos en los que, con maestría, a través del relato minucioso de historias
y hechos cargados de verosimilitud, se pone en evidencia la miseria moral de
los consortes Cándido y Rosa, de su hijo Leonardo, y del corro de individuos,
más bien diablejos, que colaboraban en la “administración” del trozo de
infierno terrenal, llamado “La Tinaja”. Seres indolentes y odiosos.
Cierro este comentario, transcribiendo algunas de las citas de Villaverde, al inicio de cada nuevo capítulo, que sintetizaban el espíritu de lo que seguidamente dejaría escrito:
Capítulo IV: “Lo más negro de la esclavitud no es el negro” José de la Luz y Caballero.
Capítulo V: “9. Limpio soy yo, y sin delito…10. Por cuanto ha hallado
achaques contra mí, por eso me ha tenido por enemigo suyo.11. Ha puesto en un
cepo mis pies, ha guardado todas mis sendas.” Job, XXXIII.
Capítulo VI: “Los negros… ¡Oh! Mi lengua se resiste a formular de su miseria
el nombre.” D.V. Tejera.
Capítulo VII: “15. En dónde, pues, está ahora mi esperanza? 16. A lo más
profundo del sepulcro descenderán todas mis cosas. ¿Crees tú que siquiera allí
tendré reposo?” Job, XVII
Capítulo VIII: “Ay del señor, que sus vasallos deja /Al cielo remitir su
justa queja! Lope de Vega.
Leonardo Gamboa y Sandoval, criollo rico
El hijo varón de los Gamboa-Sandoval, y ojito derecho de su madre, Doña Rosa. Es descrito como un hermoso caballerete, presuntuoso y enamoradizo, amante de la holganza y de los festejos. No le agradan los libros ni las obligaciones. Cruel y despótico con los esclavos. Se considera superior.Un niño rico, hijo de papá, en este caso más bien, “hijo de mamá”, un malcriado, consentido y mimado por una madre indolente, incapaz de percibir que está labrando, cuanto menos, la ruina moral de su hijo.
En la novela, encarna al criollo blanco y rico, perteneciente a la élite del lugar, que ya mira con malos ojos a los españoles. A través de las andanzas de este personaje y de sus compañeros de estudios en el famoso Seminario de San Carlos, el autor describe los lugares frecuentados, los usos y las diversiones de la juventud acomodada.
José Dolores Pimienta, el noble enamorado
Junto con su
hermana, Nemesia, “Nene”, representan el mundo de los negros y mulatos libres
de La Habana colonial. La muchacha era costurera y él oficial en la sastrería
del Maestro sastre Uribe, también pardo como ellos.
A la vez que
su oficio de sastre, Pimienta dirige un conjunto musical, en el que toca el
clarinete.
Se le describe perdidamente enamorado de la linda Cecilia y enemigo acérrimo de Leonardo. En la pag. 681 Cecilia dibuja el perfil de este personaje, atribuyéndole múltiples virtudes y como único defecto el color de su piel.
Pongo fin a este apartado con el verso de Ramón de Palma, que inicia el Capítulo
VI, en alusión clarísima al músico José Dolores Pimienta, el enamorado
empedernido de la singular protagonista de esta novela. Personaje de cuya
trascendencia, a mi entender, poco se habla.
“Y del tumulto indiscreto
Que ardiente en su
entorno gira,
Ninguno le dijo: “mira,
Aquel te adora en
secreto,
Que oyendo y viéndote
está”.
Cándido Gamboa,
el perverso negrero.
Cándido Gamboa, a mi modesto entender el genuino protagonista de la novela. Prototipo humano universal, encarna al individuo salido de la nada que logra fortuna y jerarquía social, gracias a su falta de escrúpulos y de Ética. ¡Un supino sinvergüenza, mirado desde cualquier ángulo existencial!
Pienso que este personaje ficticio, Cándido Gamboa, escondía
a un ser real, cuya identidad verdadera, pudiera ser identificada por el avezado lector de su
tiempo dado el detallado retrato psicológico y moral del personaje, junto al
minucioso relato de sus malas acciones, y la abundante descripción del entorno
físico y social en que se desenvolvía, tanto de su hábitat privado o familiar
(esposa, hijos, esclavos domésticos, esclavos del ingenio, servidumbre,
capataces, etc.) como del ambiente socio-económico, es decir, otros
negociantes y administradores coloniales de alto rango, civiles y judiciales,
con los que se relacionaba y hacía negocios. Había llegado a Cuba como un
emigrante paupérrimo que calzaba alpargatas.
Su matrimonio con una criolla
rica, dueña entre otras muchas propiedades de un ingenio azucarero y de buena
dotación de esclavos negros, le habían encumbrado. Fortuna administrada por
Gamboa e incrementada mediante el negocio ya ilícito de la trata
de esclavos negros. Humanamente, como lo evidencia la
trama argumental, es un ser despreciable. A modo de explícito
ejemplo, transcribo su conversación con su esposa, Capítulo
VI, págs. 307 al 317, a raíz de que el barco adquirido junto con otros
parecidos a él, procedente de África, con un valioso cargamento de esclavos, muy
cercano ya a las costas cubanas fuera interceptado por
los ingleses y denunciado a las autoridades españolas.
En este diálogo se refleja la villanía
de ambos personajes, tanto de Cándido Gamboa como de Rosa
Sandoval, resaltada aún más, según creo, con el
comentario del profesor Rodríguez , en su nota (25 ), de la página 310, que
transcribo
Rosa: - “Están perdidos barco y cargamento, ¿no? ¡Sería
una gran desgracia!”
Gamboa:” - Lo que es perderse todo no será si los que estamos interesados
en la salvación de una cosa y otra no nos dormimos en las pajas. Por lo pronto,
los pasos que se han dado y que se darán más adelante nos hacen abrigar la
esperanza de que cuando no todos los bultos (*), al menos las dos terceras
partes lograremos arrancarlos de las garras de los ingleses. ¿Has de creer,
Rosa, que á veces se me figura que mas dolor me causaría la pérdida del
bergantín que la del cargamento,(25) aunque es el mas valioso de cuantos ha
traído del África, según la factura del Capitán Carricarte?”
(*) los bultos son los esclavos.
Nota (25) del
profesor Rodríguez:”…la pérdida del bergantín…Este toque maestro del pincel de Villaverde
parece más bien una burilada(cincelada) de grabador; o acaso una incisión de
cirujano sobre la carne de un ser vivo. Aquí pinta de cuerpo entero el
alma del negrero, ayuna completamente de todo sentimiento cristiano, más negra
acaso que los propios infelices esclavos que iban a bordo del bergantín”
La creencia del protagonismo de este personaje crece por los numerosos capítulos y pasajes de la novela dedicados por el autor a describirle física como humanamente, así como a contar acerca de sus trapicheos. Capítulos y pasajes que son mayoritarios, y hasta pueden resultar aburridos y entenderlos sobrantes por el lector interesado tan sólo por los infortunados amores entre Cecilia y Leonardo.
Ña Chepa, la abuela
Personaje entrañable
y crucial en esta historia. Descrita como fervorosa creyente. Madre abnegada
cuya vida entera ha dedicado a su hija enferma y al cuidado de su nieta,
Cecilia. Numerosos son los pasajes dedicados a describirnos sus andanzas en el
día a día en pro de su hija. Sus padecimientos conmueven al lector.
Josefa, Ña
Chepa, es mulata, su madre era negra, su
hija Rosario Alarcón, una parda. Su nieta, Cecilia Valdés, blanca. En la
sociedad cubana descrita por Villaverde toda una positiva evolución social.
María Regla, la esclava negra
Esclava
doméstica y ama de cría propiedad de Doña Rosa. A través de este personaje conocemos
el mundo de los esclavos negros cubanos y las diferencias entre los dedicados al
servicio doméstico, tal como María Regla y los que eran destinados a labores
agrícolas. Los primeros se puede decir que tenían una relación de privilegio en
comparación con los otros. Aquellos eran educados y vestidos a tenor del
estatus de la familia, mientras que los destinados al campo eran tratados como
o peor que animales.
Conclusión:
La historia de Cecilia y sus nefastos amores fueron, según creo, una pantalla argumental utilizada por Cirilo Villaverde para dar verídico testimonio, es decir, contar “la verdad”, sobre la hipocresía y la degeneración moral y de costumbres de la sociedad en que le tocó vivir. Pero, principalmente, denunciar la actitud de aquellos que eran tenidos como "superiores”. Superioridad, según se desprende de la trama novelesca y del perfil de los personajes, basada en el color de la piel y en el dinero. No importando “el cómo se hubiera obtenido, sino el cuánto. Enriquecimiento en muchas ocasiones producto del tráfico y comercio de esclavos y del contrabando. Personajes, para mayor contraste, de orígenes tan turbios como sus propias fortunas. Teóricamente cristianos, pero, en la práctica cotidiana, adoradores incondicionales del dios-dinero.
Las notas preliminares elaboradas por el profesor Rodríguez Herrera, abonan estas consideraciones al advertirnos que
Villaverde escribía sobre lo visto o vivido, pues no tenía imaginación. Y
también abunda en ello el relato de la gestación de la novela, que fue
publicada en Nueva York en 1882, donde Villaverde vivía autoexiliado, pero que
tuvo dos precedentes. Primero se publicó a modo de cuento, y,
luego, en 1839, como una primera parte de una novela. Ni en el uno,
ni en la otra, fueron abordadas las cuestiones anti esclavistas ni
nacionalistas. Bien patentes, principalmente la primera, en la obra
definitiva. Circunstancias que cito porque creo apoyan la idea de las
verdaderas intenciones del escritor cubano, quien en su Prólogo a la obra
publicada en 1882, textualmente dice:
“Fuera de Cuba, reformé mi género de vida: troqué mis gustos literarios por más altos pensamientos: pasé del mundo de las ilusiones al mundo de las realidades...Quedáronse allá mis manuscritos y libros, que si bien recibí algún tiempo después, ya no me fué dado hacer nada con ellos...".
A través de largos textos literarios, cargados de descripciones minuciosas, ejemplificó las costumbres, los lugares, el vestuario y hasta el vocabulario al uso, con sus particularidades según la clase social o étnica que el personaje representara, dando así una visión clara que permitiera al lector distinguir estos seres según su estatus social, el cargo público ostentado o los oficios y trabajos por ellos desarrollados. Y es en este aspecto donde se ha enfatizado la grandeza de la obra del autor cubano, pues se puede considerar que con la palabra dibujó una extensa y colorida panorámica de aquella época de la sociedad cubana, con escenas, algunas de ellas muy oscuras, pero reales. Reales y tristes. Así como las riquezas y el poder de la clase rica de la Isla, en franco contraste con la sobriedad mezquina en que vivían el resto de las gentes, entre las que Cecilia y su abuela constituyen buena representación.
Porque, insisto,, la intención de Villaverde fue dejar testimonio fiel acerca
de la sociedad cubana de la época colonial. Como se evidencia por la mezcla, como tónica general, de hechos y personajes
ficticios, con hechos y personajes reales, de cuya
existencia dan fe las crónicas y los documentos de los archivos históricos de Cuba. Y de los que el lector
tiene contrastado conocimiento gracias a la enriquecedora labor del profesor
Esteban Rodríguez plasmada en su precedente “Estudio crítico
preliminar de “Cecilia Valdés” (págs. XXI- LXVIII), y también
en sus notas, numerosas y ricas, a pie de página, tanto en cuestiones
históricas como lingüísticas. Unas muy valiosas aportaciones que elevan el
valor testimonial de la novela, porque gracias a ellas se pueden distinguir
los hechos y los personajes auténticos, al mismo tiempo que ensalzar
el grado de la denuncia que con su novela hiciera
Villaverde.
Las características apuntadas podrían dar pie a pensar que su interés sólo se pudiera reducir a las gentes de Cuba. Pero esta novela es universal, porque universales son sus principales personajes, verdaderos prototipos humanos; y también lo son los hechos, los conflictos y los sentimientos allí descritos, que nos hablan de injusticias, discriminación, explotación del hombre por el hombre, de la corrupción en la administración pública, la persecución de la ideas, los privilegios de clase, las élites avariciosas que sólo persiguen el interés particular, la entrañable entrega de una madre al cuidado de un hijo enfermo, el enamorado fiel y galante, y, en resumen, de los distintos matices y particularidades de la universal tragedia humana en relación a la primacía de los unos sobre los otros, así como de sus privilegios e intereses, expuestos magistralmente sobre el escenario de la bella isla de Cuba, y muy particularmente en su monumental Habana Vieja, en un momento crucial de su historia, mediado el siglo XIX, cuando ya unas cuantos de sus pobladores, de los más diversos estratos sociales
(Intelectuales, hacendados, artesanos, campesinos…blancos, mestizos,
negros… ricos, pobres,… libres, esclavos,…), perciben la gravedad e importancia
de las dolencias del sistema económico, político y social del país en que
viven, Cuba, en aquel entonces- por cierto - una próspera colonia( al menos para unos pocos) (5) de la España
todavía imperial (6).
En una lectura anterior me centré en el drama
amoroso, más bien tragedia, protagonizado por Leonardo y Cecilia, eje
argumental de la novela. Al presente, focalicé mi atención en el
desolador drama de la sociedad cubana del momento, reflejado con rigor por
Cirilo Villaverde en ésta, su obra cumbre.
________________
(*)Esteban Rodríguez Herrera
, profesor de Letras, miembro de la Academia Cubana de La Lengua,
correspondiente de la R. A. Española.
(1) La
Habana Vieja, en 1982 fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Cuando Villaverde escribió su obra, zona tan
neurálgica como la ciudad en la que estaba enclavado. Ya que entonces, La
Habana, capital de Cuba era un enclave
estratégico entre España y América, además de emporio comercial y una de las
principales plazas mundiales del tráfico de mercancías entre las que estaban
los esclavos negros. Tráfico este último que en la etapa descrita en la novela
era ya una actividad delictiva, y, consecuentemente, más lucrativa para quienes
la ejercían.
(2)La bandera cubana y
sus orígenes masónicos. Textos extraídos de artículo publicado el 07.07.2015 en
"La Nueva España" en relación a los orígenes masónicos de dicha
enseña, titulado "Una estrella
solitaria:
"...antes que roja o del color
del dólar, la estrella fue flamígera y antes que marxista o capitalista,
masónica (...) Explican los masones que su estrella debe buscarse en la
filosofía griega y que fue ideada por los pitagóricos a partir de la unión de
tres triángulos. Dicen otros investigadores de estas cosas que puede
representar el cuerpo humano con su cabeza y sus cuatro extremidades y aún
añaden los más rebuscados que cada una de sus puntas es un reflejo de los cinco
elementos que impulsan a los seres animados: La Materia, El Espíritu, El Alma,
La Fuerza y la Vida(…)El caso es que hubo un tiempo en el que los españoles la
identificaron con los movimientos independentistas de Cuba y Puerto Rico y los
sectores más conservadores de la política nacional y de la Iglesia no tardaron
en ver en ella la prueba de que era la Masonería quien conspiraba para que
aquellas colonias se separasen de España(...)Su diseño, que presenta, como
recordarán, cinco bandas horizontales que alternan el azul y el blanco y una
estrella que aparece dentro de un triángulo rojo (la forma geométrica por
excelencia de la Masonería), salió de una reunión celebrada por cubanos
exiliados en New York: el mismo general Narciso López y Uriola, su secretario
Cirilo Villaverde; el poeta Miguel Teurbe Tolón, y el dibujante Manuel
Hernández, todos ellos masones.
Según se cuenta en el libro de
Francisco J. Ponte Domínguez “La Masonería en la Independencia de Cuba”, el
significado de estos símbolos lo explicó después el secretario del general:
"?se optó por el triángulo equilátero, que simboliza la grandeza del poder
que asiste al Gran Arquitecto del Universo y cuyos lados iguales aluden a la
divisa masónica de libertad, igualdad, fraternidad y a la división tripartita
del poder democrático. La estrella de cinco puntas significa la perfección del
maestro masón: la fuerza, la belleza, la sabiduría, la virtud y la caridad....
".
(3) Emeterio
S. Santovenia. Fuentes consultadas: http://www.convivenciacuba.es/pdf/LibrodeHistoria_FINAL.pdf
https://es.wikipedia.org/wiki/Emeterio_Santovenia
http://cubapolitical.blogspot.com.es/2010/05/emeterio-santovenia-echaide.html
(4) Racismo : A
modo ilustrativo citaré algunos ejemplos
como el diálogo cruzado entre Cecilia y su amiga Nené. , en la página 87 Así
como preferencias de la esclava María Regla por el hijo mulato sobre su hija,
una negrita. A pesar de que el primero fue
concebido por obra de un abusador capataz blanco. Mientras que la hija era fruto de su matrimonio con uno de su misma
raza y condición. Y por último los
sentimientos de vergüenza del “Leonardito” por Cecilia, “aquella no era su
esposa, mucho menos su igual”. (pág.743).
Seguidamente, transcribo unos párrafos sacados de
Wikipedia, que a mí me parecen muy esclarecedores, no en relación a la novela,
sino a hechos históricos que influyeron tanto en Cuba como en España; en
correlación a las llamadas (5) y (6), respectivamente:
(5) Al menos para unos pocos:
“El período de entreguerras: Entre 1878 y 1895 los Estados
Unidos hacen importantes inversiones en Cuba, sobre todo en azúcar, minería y
tabaco. Hacia 1895 ascendían a 50 millones de pesos. En esta etapa Estados
Unidos intensificó su control comercial sobre Cuba.
Como consecuencia de la guerra y de las
transformaciones económicas que exigían mano de obra cualificada, España
decretó en 1886 la abolición de la
esclavitud, lo que provocó el aumento del proletariado. A ello se unía la
negativa situación comercial. Las presiones de la burguesía textil
catalana habían llevado a promulgar de la Ley de Relaciones Comerciales con las
Antillas (1882) y el Arancel Cánovas (1891), que garantizaban el monopolio del
textil catalán obligando a Cuba absorber sus excedentes de producción. Este
privilegio en el mercado cubano asentó la
industrialización en Cataluña durante la crisis de la década de 1880, derivada
de sus problemas de competitividad, a costa de los intereses de la industria
cubana, lo que fue un estímulo esencial de la revuelta.
Durante esta etapa se produjeron cambios
que acentuaron la estructura colonial, la deformación económica y la
dependencia del exterior, lo que exigía la necesidad de una guerra de
liberación nacional.”
(6) Aún España Imperial
(España del XIX): Sólo copio y pego el apartado correspondiente a la
entronización de Isabel II y su reinado, 1843 -1868, pero recomiendo la lectura
de los apartados siguientes, hasta el 98:
“La mayoría de Isabel II (1843-1868): Las Cortes declararon mayor de edad a
Isabel, quien, tras jurar la Constitución, fue coronada como Isabel II. Tenía
trece años de edad. El reinado de Isabel II fue tan inestable y difícil
como había sido la regencia. Se agravaron las luchas entre progresistas
y moderados y se hizo más clara la politización de los jefes del
ejército, cuyos generales más distinguidos, Espartero primero, Narváez,
O'Donnell, Serrano y Prim después, dominaron la política española
con su prestigio personal y con el poder que les daba su mando en el
ejército. En estos años el liberalismo progresista fue
adquiriendo un tono antimonárquico y republicano marcado.
Durante los veinticinco años que duró el reinado de Isabel II se sucedieron
en el poder sesenta gobiernos(…)
En 1854 se inició el llamado bienio progresista, que se
caracterizó por la lucha y rivalidad personal entre dos generales, Narváez y
Prim. El mercantilismo de las clases dirigentes que amasaron grandes
fortunas en la bolsa y en la especulación con los ferrocarriles alienó a la
pequeña burguesía, que se agrupó alrededor del general Prim, un liberal
progresista. Éste, opuesto a la política liberal moderada del general Narváez
que había dominado hasta entonces, adquirió gran prestigio cuando puso
fin a la guerra con el sultán de Marruecos con la conquista de Tetuán. Durante la guerra en
África, los carlistas volvieron a sublevarse (1860) pero fueron rápidamente
sometidos y el infante Don Carlos, hecho prisionero, compró su libertad con la
renuncia a sus derechos al trono. Pero los generales partidarios de la
monarquía parlamentaria no pudieron contener el avance del liberalismo
progresista cada vez más antiisabelino y antimonárquico. En 1868 murió Narváez,
gran defensor de Isabel. Otro grupo de generales, con Prim y Serrano a la
cabeza, se sublevaron y obligaron a la reina y al príncipe Alfonso a salir de
España. Con su destierro se inició en España el período conocido como la
"revolución gloriosa de 1868".
----------------------------------------------------------
No hay comentarios:
Publicar un comentario