jueves, 20 de marzo de 2008

Las tierras flacas - El alma humana



Miserere mei, Deus.
[10] Auditui meo dabis gaudium et laetitiam,
et exultabunt ossa humiliata.
Miserere mei, Deus.
[11] Averte faciem tuam a peccatis meis,
et omnes iniquitates meas dele.
 
 
¡Oh Dios, apiádate de mí!
[10] Darás gozo y alegría a mis oídos
y exultarán los corazones humillados.
¡Oh Dios, apiádate de mí!


Comenté que una de las cosas que más me impresionó de "Las tierras flacas" era el sentido religioso y conocimiento de la Fe Católica recogidas en esta obra. Aspectos bien reflejados en el capítulo de la muerte del potentado patriarca, titulado “El juicio”,  con un Don Epifanio que acaba  sus alegaciones "encandilado" ante la Presencia de Dios Misericordioso y se arrepiente. (pág. 184, penúltimo párrafo).



En esta obra, al igual que en "El Cardenal" de Henry Morton, y en las “Leyendas y Cartas de Bécquer”, el lector halla oraciones, plegarias, alusiones constantes a Dios, a su Misericordia, al alma, a la vida eterna, y, en suma, al ser humano como criatura de Dios y para Dios . Ello me induce a preguntarme si en nuestra moderna sociedad no estaremos olvidando la milagrosa práctica de la oración y de invocar el favor de la intervención Divina.

Creo que ahora, desgraciadamente, en lugar de como antaño los muchos recurríamos a Dios se recurre a la magia, a las hechicerías y otras prácticas zafias, llenas de vividores, de oportunistas y de charlatanes que se aprovechan de las necesidades, de las penas y de la ignorancia ajenas. Y alrededor de los cuales se han montado fantásticos negocios de adivinación, imposición de manos, videncias, etc. etc., que, con total impunidad, proliferan y se anuncian en casi todos los medios de comunicación. Incluso en revistas y publicaciones de contenido relacionado con la salud del cuerpo. ¿Y el alma? – me pregunto - ¿Nos preocupa el alma? Ya cité cómo Bécquer en su leyenda titulada "Miserere" coincidió con Shakespeare en su tragedia "Hamlet, el príncipe de Dinamarca" en abordar la gravedad para el alma de aquellos creyentes cristianos sorprendidos por la muerte  sin  haber  podido reconciliarse con el Creador  mediante el arrepentimiento  de sus culpas. Cuestión que también, pienso, es planteada por Yáñez en "Las tierras flacas" con la muerte súbita del patriarca mujeriego y las posteriores apariciones de su alma en pena procurando cerca de los de su prole la rectificación de sus últimos y más sonoros atropellos, y así poder, al fin, descansar en paz.

Las tierras flacas –Matiana

La hechicera Matiana, la "Madre Matiana", como es denominada muchas veces a lo largo de la novela es, en mi opinión, el más singular de todos los personajes descritos. La posible metáfora en ella encarnada es también la más difícil de interpretar. Por lo menos para mí. Mis escasos conocimientos sobre la cultura y las tradiciones mejicanas, hicieron posible que inicialmente tomara a este personaje como si fuera un ente literario, es decir, un personaje de ficción creado por Yáñez . Cuando, según pude leer más tarde, se trata de un personaje legendario del México rural del siglo XVIII. Hubo una Madre Matiana, mujer de humilde y desconocido origen, que gozó de superior ascendente y estima entre los suyos, muy similar al descrito en la novela. Personaje legendario de quien se dice vaticinó la Revolución Mexicana, la persecución de la Iglesia y de las creencias de la Fe Católica, habidos en aquel país, en el primer tercio del XX.  También leí que Madre Matiana es una de las denominaciones que en México se le da a la muerte.

El múltiple papel asignado a este personaje  en la novela , aumentó mi dificultad para determinar su simbología. En la propia obra se nos dice que en un lugar como aquel, sin sacerdotes, médicos, jueces, ni policías hace o suple papel y funciones de todos estos elementos tan primordiales para cualquier sociedad. Unas veces – se indica -tiene cabeza para adivinar, ensalmar. Otras defender o castigar. Además cura, aconseja, consuela, ayuda a venir y hasta marchar del mundo (comadrona- enterradora). "Es analfabeta pero sabe y ha enseñado a leer en las apariencias de personas, cosas y tratos; a escribir y contar en la memoria...Es el calendario popular...el calendario de su interés... (págs.64 y 65).
No sé, reflexiono que tal vez  sea la conciencia colectiva.(1) Esa que finalmente, los grandes tergiversadores con el fin de sobreponer sus propios intereses sobre los de la comunidad o colectivo, propician cegar, quitarles la visión real de los hechos, tal como en la novela de Yáñez.

(1) Conciencia colectiva: La noción de conciencia colectiva se refiere a las creencias compartidas y a las actitudes morales, que funcionan como una fuerza unificadora dentro de la sociedad. Esta fuerza se encuentra separada y es, generalmente, dominante en comparación con la conciencia individual. Según esta teoría, una sociedad, una nación o un grupo constituyen una entidad que se comporta como un individuo global.(Término acuñado por el sociólogo francés  Durkheim )


 

Los Trujillo de Las Tierras flacas

Lo primero que hay que aclarar es que Trujillo es el apellido del mujeriego Don Epifanio, "el Pifas", padre de numerosísimos bastardos habidos también con numerosas mujeres, tan variadas como las flores de la zona rural de México, en donde se desarrolla la trama de esta historia. Un recóndito lugar, apartado y casi olvidado del resto del mundo, que el autor bautizará como Tierra Santa. En la que igualmente hay una Jerusalén, una Betania - como la de Marta, María y Lázaro, aquellos hermanos amados por el Señor - una Belén, paradójicamente el lugar donde está la sede o Casa Grande de los Trujillo, una Damasco, Tabor, etc.


El Pifas y sus bastardos, los Trujillo, son los que mandan en Tierra Santa. En donde son respetados y temidos, principalmente esto último, por sus atropellos. En mi opinión, los Trujillo aquí descritos representan a la clase dominante de una sociedad cualquiera. Esos pocos, casi siempre unidos por fuertes lazos de parentesco o de intereses comunes; con similares maneras de hacer las cosas que les distingue de los otros, y en cuyas manos el poder económico y político suele concentrar bienes y riquezas. Fortunas, muchas veces de turbio origen, fruto de abusos, explotación y usura.


La trama de la novela nos da dos clases de Trujillo, que podríamos distinguir entre  "malos" y " menos malos "(Porque no me atrevo a calificarlos de buenos) (*). En la obra los malos vienen representados por Felipe," el exprimidor"; Jesusito," el fregaquedito," y Plácida, la "marimandona marimacho". Pienso que los epítetos son suficientemente explícitos de las características de estos sujetos. Los menos malos han cambiado el apellido o denominación de origen, pero sus modos y maneras les hacen inconfundibles para sus congéneres. En la novela están encarnados en Miguel Arcángel Trujillo (luego, Jacob Gallo) y toda su parentela, incluidas  las esposas .
Cuando Yáñez eligió el apellido Trujillo para este clan de explotadores de una comarca, quizás lo hizo pensando en otro explotador sanguinario, muy famoso en aquel otro lado del mar, que fue el dictador Trujillo de Santo Domingo. Puede que sí.


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(*) 7 de junio de 2014. Al presente, transcurridos ya unos cuantos años de mi última lectura de esta novela de Yáñez,  reflexiono que estos Trujillos que califiqué menos malos puede que en la práctica sean "los peores". ¿ Por qué? Porque sus fines son los mismos que los de sus hermanos, o sea, la apropiación y el  aprovechamiento monopolizado de las riquezas de la comunidad en exclusivo beneficio del clan; pero mientras que a los que denominé "malos" se les conoce, no engañan ya a nadie, a éstos sólo un ojo avizor como el de la curandera Matiana, perspicaz conocedora del alma humana, ve la verdad de las intenciones que ocultan estos siniestros personajes.



Las tierras flacas- De la suerte y de la muerte: el Juicio

Regreso al personaje de ficción don Epifanio y a su pliego de descargos ante el Tribunal Supremo de Dios, en los momentos inmediatos a su muerte física, rodeado por mujeres que suplican , con sus rezos e invocaciones, el perdón para aquella alma pecadora. Un espléndido cuadro pintado por la imaginación de Agustín Yáñez en el capítulo del libro titulado "Babel: El día del juicio”.

Los argumentos de su defensa pueden resumirse en estas frases por mí escogidas:

“Cierto. Así es. Pero yo tenía mi moral con sus principios, según los que creí obrar bien... a ninguna engañé y a todas cumplí...Las hice aprender su catecismo para que luego lo inculcaran a las criaturas...es lo que más me gustaba en el mundo...queriéndolas a montones...no veía cosa mala porque para mí eran hechura de Dios...el regalo más precioso que Dios hizo a los hombres...nunca se convenció mi naturaleza de que fuera pecado...lo veía en los animales, criaturas, al fin, como nosotros, con iguales instintos, que obedecían...sin hipocresías, el mandato del Padre Eterno: crezcan y multiplíquense...me multipliqué , sin miedo a cargarme de familia y de responsabilidades...Yo tenía buenas intenciones...hacía sentirme a imagen y semejanza de Dios, que creó todas las cosas...sentía el gozo inacabable...de poder crear...por la hermosura del acto creador y de las criaturas escogidas para compartir la sabrosa tarea. El que da la vida tiene que luchar por conservarla bien robusta...los santos antiguos, como San Abraham, San Jacob, San David, San Salomón...tuvieron pilas de mujeres. Entonces...estos ejemplos, que sirven para tranquilizar mi conciencia...para componer mi moral, y alentarme no sólo a tener tantos hijos...sino ganados incontables, y casas y tierras y dominios. Esto exigía dar muestras de poder...tampoco tenía mucha religión; pero con mi moral propia, nunca llegué ni a los vicios ni a los abusos y crueldades de...Nunca desconocí ni me burlé de mis compromisos, ni nada tomé sin comprometerme...Tuve que ser duro. Si se me pasó la mano alguna vez, nunca fue por divertirme...Si yo cumplía, era justo exigir que cumplieran...mucho tiempo me tocó (resistir los golpes), y cuando me llegó la de poder golpear, lo hice a la preventiva y a la defensiva. Se me achaca haberme quedado con lo ajeno, haber exprimido al prójimo...Fui hombre alegre. No cruel....Acepto mi gula...a nadie se le negaba de comer en mi casa...me negué a construir capillas...yo digo que para rezarle a Vd. y a los Santos, en cualquier lugar se puede...el cielo raso es suficiente y más directo para levantar los ojos y rezar...no fui incrédulo... A lo que sí francamente me opuse siempre fue a que se acuda a las abusiones y al conformismo para querer ocultar la flojera, la cobardía, la ignorancia y demás vicios, y a confundir religión con hechicería...”

Por la larga lista de descargos se aprecia que Don Epifanio, en su soberbia ante sus "éxitos", se creyó un dios, amo y señor de vidas y haciendas, estableciendo leyes y normas por las cuales se regía; acoplando, cambiado o tergiversando, a su parecer y arbitrio, las preexistentes y naturales; recreando un mundo y legado, ¡qué legado! para unos herederos, todos dotados de señas específicas al clan, similares a las del progenitor y como él, ambiciosos, habilidosos hasta el enredo y aprovechamiento máximo del contrario; sin prejuicios, ni límites morales, cuyas aspiraciones se centran, exclusivamente, en la tenencia de bienes y de riquezas materiales.

La ficción de Yáñez nos brinda la oportunidad de ver el merecido final de un mundo montado sobre principios y leyes tan  personales como egoístas.

Las tierras… (Del rico y poderoso), de Agustín Yáñez

En las páginas 16 y 17 del libro, leo las consideraciones de dos de sus personajes ante los abusos y atropellos de un desalmado prestamista:

“- Pobres; pero no sinvergüenzas. Pago lo que debo...”- “Tratos son tratos...por injustos que sean, si los acepté, tengo que pagar los réditos, aunque sean diez veces más de los préstamos. No he de ser yo el que rompa la ley del respeto a los compromisos,...y que por todos estos rumbos establece la confianza para vivir en paz unos con otros… ¿A dónde iríamos a dar ...si acabáramos con este orden...”- “Abusos donde quiera hay, hasta en la iglesia y los padres.”- “Y son peores los abusos en donde hay leyes del gobierno y gentes que las cuidan, y oficinas para enredarlas, y leguleyos para darles la vuelta y burlarlas, y multas y cárceles que no más, al fin, son para los que no tienen con qué pagar, ni quién responda por ellos. Estamos mejor aquí, a la ley de la buena fe.”

Estas palabras las hago mías luego de leer las dos noticias siguientes:

1) La condonación de los intereses - cifra muy superior - que una entidad financiera ha hecho a unos partidos políticos.(*) Estas formaciones, curiosamente, están gobernando en coalición en la administración pública autonómica.

2) La sentencia que condena a un ex altísimo cargo de un banco a una pena que no habrá de cumplir.(**)

En fin, “cárceles y multas son sólo para los que no tienen con qué pagar, ni nadie que responda por ellos”. Pero, continuemos con la novela de Yáñez .

En la obra de Yáñez, Don Epifanio es uno de sus principales personajes, o  hasta el protagonista.  Personificación del ser rico y poderoso que, por otra parte y según creo, puede darse en cualquier lugar del mundo. Individuo nacido en la pobreza, pero el cual, en apariencias de modo prodigioso,  de la nada(1) y en  pocos años, que suelen coincidir con revueltas sociales o cambios de regímenes políticos, se hace con una gran fortuna personal que si se analiza es de dudosa legalidad y de nula legitimidad moral. Suele figurar entre los llamados "hecho a sí mismo", traducción del término anglosajón del “self made man". En muchas ocasiones, fundador de una saga o clan, cuyas terceras generaciones, seguramente, figurarán entre los de la élite del lugar. O sea, esos mandamases, cuyo abuelo, como en el caso del Don Epifanio de la novela de Yáñez, los más viejos del lugar, lo recordarán cuando ejercía  de arriero; o como tonelero en el tío Grandet de Balzac, o como traficante de licores durante la Ley seca que rigió en EEUU, origen de la fortuna – se dice - de un famoso clan de políticos norteamericanos.(***)

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(*) Me refiero a la condonación por parte de La Caixa de mil millones de pesetas, en concepto de intereses , al PSOE  , y otro importe no tan superior a ERC, formaciones políticas que en esos momentos gobernaban en coalición la Comunidad Catalana.
(**) La condena de cárcel al ex presidente del BBVA, Emilio de Ybarra,(2) que, obviamente, no fue efectiva.
(***)Los Kennedy.


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(1)En 22.7.2019 actualizo el comentario y añado  enlace con información acerca de unos cuantos multimillonarios mundiales "surgidos de la nada."
https://www.holded.com/es/blog/de-pobres-a-ricos-10-empresarios-hechos-a-si-mismos/

(2) Siguiendo con la actualización, enlazo con la información publicada por cincodias.com en relación a Ybarra, en ocasión de su fallecimiento, el pasado 17 de julio de 2019.EPD.
https://cincodias.elpais.com/cincodias/2019/07/17/companias/1563356081_664070.html


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18 de junio de 2021: Se hace necesaria nueva actualización para incluir los últimos acontecimiento que evidencian la vigencia de esta universal novela del mexicano Yáñez.

Y estos hechos son:  En primer lugar la promoción del indulto que el gobierno socialista presidido por Sánchez piensa dar a los gobernantes y políticos sediciosos catalanes en prisión. 

Indulto que una inmensa mayoría del pueblo español rechaza, pero que ayer, 17 de junio 2021, ha sido respaldado por los empresarios catalanes representados por el Circle de Economia, los empresarios españoles representados por la CEOE y hasta por el alto clero catalán de la Conferencia Episcopal Tarraconense. 

Pero, ahí no queda la cosa, también hemos conocido la decisión del juez Pedraz, de la Audiencia Nacional de iniciar el juicio oral  a los Pujol, excepto a "La Madre" debido a su demencia, e imponer una multa de tan solo 7,5 millones de euros al mayor de los hijos.  La Abogacía del Estado exonera a Pujol -Padre.  

¡En fin "multas y cárceles que no más  son para los que no tienen con qué pagar, ni quién responda por ellos!

Las tierras flacas, de Agustín Yáñez

Esta interesante novela fue escrita por el mexicano Agustín Yáñez en 1962. La edición por mí leída es de Biblioteca Básica Salvat de Libros RTV, número 74, de 1970. Prólogo de Manuel Andújar. La leí por primera vez hace unos diez años. Me gustó. Más bien, me impactó por la singularidad de las formas de expresión y por su temática de fondo. Detallo algunas:


1) Los nombres bíblicos dados a determinados personajes, lugares o animales, que te inducen a pensar en posibles metáforas.

2) La infinidad de máximas y refranes puestos en boca o en el pensamiento de algunas de las figuras principales.

3) El constante recurso a mostrarnos lo que piensan algunos de sus personajes. (Interiorismos)(*). Lo cual, al menos en la edición leída, es remarcado diferenciando los textos con letra en cursiva. Estos personajes son el ranchero Rómulo, el patriarca Epifanio, la "sacerdotisa" Matiana y, alguna vez, Merced, la esposa del ranchero. No recuerdo haber leído interiorismos de otras figuras de la novela. Acaso cabría suponer cierta relevancia de estos personajes sobre el resto.

4) La problemática social. El panorama allí descrito muestra el retroceso y la degradación impuestas por las ambiciones personales de un clan de corruptos. Cuyos desmanes y sinrazones, fruto de la más desmedida codicia personal, han llevado a la región a la miseria y al atraso. Se habla de los continuos abusos de poder por parte de los opresores y de la nula reacción de los oprimidos, acobardados y sumisos, esperando que llegue otro y les salve. Así las cosas, los fuertes, envalentonados, son cada vez más poderosos y los débiles más flacos o débiles.
5) El conocimiento profundo de la Fe Católica, de sus fiestas, santoral y oraciones.

Como dije, me llamó mucho la atención los nombres asignados por el autor a ciertos personajes, lugares e incluso a alguno de los animales de su novela. Puede que escondan una interpretación más universal de esta obra, de los tipos humanos y de los conflictos sociales allí descritos, que no la simple circunscripción de éstos a un trozo del México rural (Jalisco), después de su Revolución, como inducen a pensar las biografías de Agustín Yáñez, o el prólogo del libro, firmado por Manuel Andújar. El propio Yáñez nos da indicios cuando explica cómo el prolífico don Epifanio cuidaba mucho, antes de bautizar a cada uno de sus hijos, de asignarle el nombre propio más adecuado a sus características personales y, consecuentemente, al papel que le deparaba dentro del clan. Pero, bueno, vayamos a lo del significado de algunos de los nombres con que Yáñez bautizó a sus criaturas de ficción:
Epifanía: la manifestación de Dios hecho hombre. Festividad de los Reyes Magos.
Jacob: "el que toma por el calcañar" o "el que suplanta". Nombre del patriarca del Antiguo Testamento, padre del pueblo hebreo; fue hijo de Isaac y de Rebeca y hermano gemelo de Esaú, a quien quitó la heredad.
Miguel: "Quién como Dios". San Miguel es uno de los siete arcángeles. La Santa Iglesia da a San Miguel el más alto lugar entre los arcángeles y le llama "Príncipe de los espíritus celestiales", "jefe o cabeza de la milicia celestial".
Belén: Lugar de nacimiento de Cristo- Salvador.
Betania: Lugar de la antigua Palestina, a 10 Km. al S. de Jerusalén y al pie del monte de los Olivos.
Sara: Personaje del A.T., esposa de Abraham y madre de Isaac.
Teófila: " Amada de Dios", o "que ama a Dios
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(*) Interiorismos, vocablo utilizado en el prólogo en alusión a los pensamientos de los personajes.

miércoles, 19 de marzo de 2008

El hombre del traje gris. ( “los chicos de oro”) Sloan Wilson, octubre 2004


Es una edición de Editorial Bruguera, año 1978, traducido por Miguel García Giménez. Título original:"The man in the grey flannel, suit”.  Basada en el libro hay una película de igual título, protagonizada por Gregory Peck y Jennifer Jones. La trama principal acontece en 1953, aunque entremezclada con  recuerdos e historias del pasado del protagonista referido a la II Guerra Mundial, en Italia.

Lo que más llamó mi atención de esta novela fue que la situación descrita allí, a mediados de los años cincuenta,  en los Estados Unidos, acerca de los dilemas laborales a los que se enfrentan los altos ejecutivos   de una gran empresa radiofónica, United Broadcasting Corporation, también describe, según creo,  la de los empleados  ejecutivos de una gran empresa española del presente.

El problema crucial planteado al protagonista, Tom Rath,  es que si quiere progresar y ascender en la empresa debe renunciar a su vida personal y familiar, a su tiempo libre y también a su identidad.  Cosa que no le apetece porque tiene claro que el trabajo no es un fin en sí mismo, sino sólo un medio. Postura contraria a la de su todopoderoso jefe y presidente de la compañía. Un dios para los suyos; pero nada ni nadie fuera de este entorno. Un ser bastante mediocre que se ha buscado a otros dos más simples que él; pero muy obligados con él porque le deben todo lo que son y tienen .

Me agradó el personaje del juez Bernstein. Un ser justo, que aplica el sentido común para aplicar justicia. De todos los personajes descritos, según creo, el más ficticio. Porque, desgraciadamente, no se dan esta clase de personas en el mundo real. Pienso yo que no; acaso me equivoque.

En "El hombre del traje gris", queda bien reflejado el mundillo de la alta ejecutiva empresarial, encarnado en la novela  por Hopkins, el presidente de la compañía, otros dos directivos  y los empleados más inmediatos. Pienso que quien trabaje o haya trabajado en una gran empresa sabe cuán ciertas son las anécdotas y los hechos expuestos en la obra. Sloan Wilson no inventó nada. Su mérito ha consistido en dar cuerpo a esa realidad de la mediocridad usual en los que ocupan los más altos puestos en las grandes corporaciones. Cuyo haber principal, en la mayoría de casos, radica en estar donde están; comportándose como reyezuelos absolutos. Se rodean de un séquito de seres similares a sí mismos; caracterizados todos por una común desmedida ambición de riquezas y de poder. No escatiman esfuerzos para conseguirlos. Subir, escalar puestos, ese es el único objetivo verdadero. Detrás, caídos o abandonados a su suerte, dejan familia, amigos, valores, dignidad...todo. Para contrastar lo dicho, sólo hay que fijarse en cualquiera de esas tan conocidas empresas como, por ejemplo, los grandes grupos financieros, telefonía, grandes constructoras, etc.. Se advertirá que sus más altos directivos (presidentes, consejeros delegados, directores generales…) como el Hopkins de la novela, al mismo tiempo que presidente, o vicepresidente, o consejero delegado de un grupo de empresas, lo son también de fundaciones, agrupaciones gremiales, artísticas o de clubs de fútbol. Todo a la vez. Cuando se celebra la junta general de accionistas, momento y lugar para que estos señores rindan la debida cuenta, en muchas ocasiones (al menos, aquí, en España) es un apaño, donde el quórum preciso está asegurado por la obligada asistencia de los más allegados de la plantilla. Por lo demás, una representación teatral para que la figura de sus altos directivos brille tanto como el lucero del alba, aunque, la más de las veces, sea tan opaca como Luna Nueva.

Los privilegios que ostentan estos ejecutivos son un rosario de agravios comparativos con el resto de los empleados de la empresa. Quizás el mayor o más ostentoso, sea su retribución. Es decir, sus sueldos anuales de cifras millonarias, a los que hay que añadir las opciones sobre acciones, fondos de pensiones multimillonarios, seguros en paraísos fiscales, etc. etc. No pongo nombres concretos, porque es práctica generalizada en este tipo de compañías.

Otro monopolio arrogado es poder envejecer en el sitio de trabajo. Quede claro que no digo trabajando. Muchos superan los sesenta y puede que hasta los sesenta y cinco y allí están. Algunos incluso han cambiado los estatutos de la sociedad para prolongarse ad infinitum en el poder. Para los escasos casos de cese, el abandono de la poltrona conlleva el embolso de multimillonarias cantidades.
Por último, no quiero dejar de mencionar la impunidad que disfrutan, ya que si las estrategias y decisiones empresariales por ellos tomadas para el grupo empresarial resultan equivocadas, con consecuencias económicas graves, pues… ¡no pasa nada! Siguen tan airosos en el cargo. Aquí el mejor ejemplo lo tenemos en las fabulosas inversiones en Iberoamérica llevadas a cabo por las multinacionales españolas, de cuyas consecuencias y trascendencias prácticas la opinión pública española no tenemos información precisa.Por todas estas razones, pienso que un título alternativo para la novela podría haber sido “Los chicos de oro”

Tal como se ve (lee), nada he dicho del común de los mortales “Tom”, el protagonista, ni de sus problemas familiares, contados en la novela. Me fui, como tantas otras veces, por los Cerros de Úbeda.



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En 2020 volví a leer esta novela. Aquí detallo dirección del comentario hecho tras esta nueva lectura.

https://silvialeyendo.blogspot.com/2020/11/el-hombre-del-traje-gris-de-sloan-wilson.html