La Ciudadela, por A.J. Cronin. 1960, Plaza & Janes, S.A. Editores. Título original: “The Citadel”. Traducción de Enrique Pepe.
El
libro me gustó pese a que la temática de fondo es la práctica
médica, o mejor dicho, la mala práctica médica. Su autor, Cronin,
fue médico y lo que escribió, según sus propias palabras, fue
realidad. Una realidad muy dura, tal como se evidencia por esta frase suya:
"He escrito en La ciudadela mi opinión
sobre la profesión médica, sus injusticias, su ambición sin límites, su
testarudez, sus estupideces... Yo he sido testigo de todos los horrores que
narro aquí. Con esta novela no quiero denunciar a ninguna persona en concreto,
sino al sistema".
Fue
publicada en 1937. Se desarrolla en el
Reino Unido del primer tercio del XX. El protagonista es un médico escocés,
Andrés Manson, cuya trayectoria profesional y humana constituye el eje de la
trama argumental. Comienza con su estreno
como ayudante en un apartado pueblo de la región minera de Gales. Entonces un
soltero veinteañero, recién titulado en Medicina, sin experiencia alguna pero
acompañado tal ciudadela (fortificación) inexpugnable de un sólido bagaje de
firmes convicciones e ideales altruistas.
El
joven doctor se enfrentará a un muy siniestro panorama de la práctica médica en
el que la precariedad y la miseria tanto de las gentes como de los recursos sanitarios eran la tónica
imperante. Y cuando hablo de miseria no me refiero solamente a la carencia de
bienes materiales, sino a la pobreza de espíritu y la falta de principios. Topará
con todo tipo de profesionales médicos, desde el vocacional y entregado en
cuerpo y alma al ejercicio de su profesión, hasta el que sólo ve en la práctica médica un buen y
lucrativo negocio, importándole un bledo la salud y el
bienestar de los enfermos. Con la paradoja de que estos últimos son los más valorados y viven mejor.
Cronin
ha sabido plasmar en esta novela la evolución que experimenta una persona, para bien o para mal, inducida por el entorno
y las circunstancias particulares. Así como la caracterización en algunos de los principales personajes de
tipos humanos, tales como la fiel y amante esposa y conciencia del Dr. Manson
en Cristina, y el incondicional buen
amigo en el cirujano Denny, o el buen padre de familia en el dentista.
Personajes todos ellos hermosos, universales y vigentes.
En
cuanto a la mala praxis médica y los
“médicos malos”, creo que desafortunadamente, siempre los habrá. Siguen y
seguirán existiendo, independientemente de las bondades y maldades del sistema
sanitario y de salud. Porque para esta
profesión, como para todas, pero en mayor medida para el religioso,
para el maestro, y para el médico, es condición imprescindible, la vocación, y
ésta, además, acompañada de buena dosis de humanidad, de desinterés y de amor
al prójimo. Sobre todo de esto último.
Seguidamente detallo algunos de los artículos
del Código
Deontológico por el cual se deben regir
los profesionales de la Medicina en España, pero que intuyo serán muy parecidos
a los imperantes en otros países, porque están inspirados en el mismo histórico
Juramento Hipocrático:
Capítulo II PRINCIPIOS GENERALES
Artículo 5 1.‐ La profesión médica está al servicio del ser
humano y de la sociedad. Respetar la vida humana, la dignidad de la persona y
el cuidado de la salud del individuo y de la comunidad son los deberes
primordiales del médico. 2.‐ El médico debe atender con la misma diligencia y solicitud
a todos los pacientes, sin discriminación alguna. 3.‐ La principal lealtad del médico es la que debe a su paciente y la salud de éste debe anteponerse a cualquier otra conveniencia. El médico no puede negar la asistencia por temor a
que la enfermedad o las circunstancias del paciente le supongan un riesgo
personal. 4.‐ El médico
jamás perjudicará intencionadamente al paciente. Le atenderá con prudencia y competencia, evitando cualquier
demora injustificada en su asistencia.
Artículo 6 1.‐ Todo médico,
cualquiera que sea su especialidad o la modalidad de su ejercicio, debe prestar
ayuda de urgencia al enfermo o al accidentado. 2.‐ El médico no abandonará a ningún paciente que necesite sus cuidados, ni siquiera en
situaciones de catástrofe o epidemia, salvo que fuese obligado a hacerlo por la
autoridad competente o exista un riesgo vital inminente e inevitable para su
persona. Se presentará voluntariamente a
colaborar en las tareas de auxilio sanitario
Lectura,
resumiendo, de eterna vigencia. Y razón por la que pese a los muchos años
transcurridos desde su publicación, año 1937, tanto el libro como las series
televisivas basadas en él, continúen teniendo éxito entre el público. Porque
aunque ha pasado mucho tiempo, y muchas cosas ya no son o están
lejanas; otras, sin embargo, no han cambiado. Ni tampoco cambiarán, ni en
aquel país ni en cualquier otro país del mundo, pues son inherentes a la humana
naturaleza, tales como la carencia de principios éticos de algunos
profesionales, el abuso de poder, la práctica de la
medicina como un negocio, la falta de vocación sincera, el corporativismo, la
deshumanización en el trato, y etc., etc. Aspectos todos y algunos más,
expuestos con maestría en esta obra.