viernes, 9 de mayo de 2025

“El retrato de Dorian Gray”, Oscar Wilde

 El retrato de Dorian Gray”, Oscar Wilde. Colección Millenium, las 100 joyas del milenio, publicada por “El Mundo”, Unidad Editorial. Prólogo de Luis Antonio de Villena. Título original: “The picture of Dorian Gray”. Traducción de José Luis López Muñoz.

Segunda lectura, la primera fue hace unos cuantos años.

De este autor he leído algunas de sus otras obras; entre ellas “De Profundis”, una larga misiva dirigida a su amante, escrita durante su prisión en la cárcel de Reading, condenado por “sodomía y grave indecencia”. La fue escribiendo en la cuartilla diaria que le daban en la prisión. Cito esta obra  porque considero que tanto los personajes como el ambiente allí descrito,personajes y hechos reales, coinciden con los reflejados en “El retrato de Dorian Grey”.  Oscar Wilde lo tuvo todo, y todo lo perdió, salvo su fe cristiana que se robusteció.

En 1891, cuando  escribió “El retrato de Dorian Gray”,  Wilde estaba en el apogeo de su gloria personal y artística. Éxito literario debido al ingenioso talento satírico derrochado en sus obras, en las que hablaba sobre las imposturas e hipocresías  de la alta sociedad inglesa, mundo bien conocido por él y en el que se desenvolvía y brillaba con luz propia. Tres son los principales personajes de la novela: el narcisista Dorian Grey, el cínico Lord Henry Wotton y Basil Hallward, el pintor, y desde mi punto de vista, el más “corriente” de los tres.

Los tres pertenecen a la élite inglesa compuesta por aristócratas, parlamentarios, banqueros, magistrados, altos funcionarios del Imperio, diplomáticos, etc., o sea, “la creme de la creme”. La mayoría, convencidos de su superioridad por el mero hecho  de ser  miembros acaudalados del entonces poderoso imperio británico, cuya vida transcurre en fiestas, comidas, cacerías, tertulias, conciertos, exposiciones… De refinadísimos gustos, amantes de lo bello y muy sensibles a todas las artes.

Esa es la fachada, luego, en la práctica, están cargados de prejuicios sociales, liviandad en las costumbres, empedernidos adúlteros y falsa moral.

La historia nos habla de un  adonis, Dorian Grey, a quien un pintor de moda y amigo personal, Basil Hallward, le hace un retrato, donde queda reflejada la hermosa imagen del entonces casi un adolescente. Reproducción perfecta de belleza y de juventud, ante cuya visión Dorian siente terror perder al envejecer; y ello le induce a desear, con toda su alma, conservarse siempre así, joven y bello, y que sea el retrato quien sufra los pertinentes cambios. La ficción de Wilde hace posible tan inconcebible transmutación, y poder ver, a través de la imagen reflejada en el cuadro, la degradación moral máxima a la que un individuo puede llegar, impulsado por su egoísmo y sus más bajos instintos , sin freno alguno.  Exteriormente bello,  monstruoso en su interior.

Pero, ¿y cuántos como Dorian Grey?

aquellos_ primeros_ libros: El retrato de Dorian Grey, Oscar Wilde

 

 

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