“Herejes”, Leonardo Padura. (*)Tusquets Editores, febrero 2018. Escrita en 2013.
Tres tramas con distintos protagonistas, ambientes y épocas, cada una con continuos saltos en el tiempo; ahora pasado, luego presente, otra vez pasado, y así a todo lo largo de la obra. Dos de las cuales son casos y quedan vinculadas a través de “el Conde”, ex policía y ex detective privado, convertido en librero de libros viejos, a quien se le encarga averiguar lo sucedido con un cuadro de la imagen de Cristo, pintado por Rembrandt, desaparecido en 1939, cuando el trasatlántico Saint Louis, en el que viajaban novecientos judíos que huían de la Alemania nazi, permaneció fondeado frente a la bahía de La Habana, esperando se le autorizara el desembarco, lo cual, finalmente, no ocurrió. Un hecho ignominioso, pero histórico (real) y no fruto de la imaginación de Padura.
Libro
de más de quinientas páginas, de letra menuda, dividido en cuatro capítulos que
recogen las ya citadas diferentes tramas.
El “Libro de Daniel”, recoge la primera trama, desarrollado, mayoritariamente, en La Habana-Vieja, el antiguo bario colonial, y el personaje principal es Daniel Kaminsky, cubano de origen judío, “un polaco”, que así se les llamaba a los judíos en Cuba, aunque Polonia no fuera su país de origen. Este capítulo ha sido para mí el más evocador , especialmente cuando los relatos se remontan a la época de Batista, años cincuenta, la que yo viví. Utilizada por el autor para describir una trama de corrupción y corruptelas a gran escala.
Como
en aquellos otros libros del escritor cubano referidos a casos de Mario Conde,
aparecen los amigos del habanero, Andrés, el Flaco y el Conejo, junto con
Tamara, ésta más que amiga, con los que comparte anécdotas sombreadas por el humo de
tabaco, regadas con mucho ron, y alguna
comilona, escenas aprovechadas para exponer, en tono coloquial y jerga llena de
modismos propios de Cuba, la precariedad más absoluta en la que vive el común
de aquella sociedad, después de más de sesenta y cinco años de comunismo puro y
duro. Especialmente esto último.
En
el “Libro de Elías” hay un cambio radical. Padura en un estilo narrativo
espléndido que nada tiene que ver con el acostumbrado, nos lleva al siglo XVII,
a la ciudad holandesa de Ámsterdam, teniendo como protagonista al judío de
origen sefardita, Elías Ambrosius Montalbo de Ávila, quien,
contraviniendo las rigurosas leyes religiosas de los judíos de aquella
comunidad y época, quería ser pintor, en concreto retratista. Elías será
discípulo de Rembrandt. Algunos de los hechos narrados en esta trama están
basados, tal como lo indica el autor en nota introductoria, en acontecimientos
históricos como la matanza de judíos en Polonia entre 1648 y 1653, y la
aparición de personajes reales como Baruch Spinoza, el ya citado genio de la
pintura, Rembrandt o Menasseh Ben Israel, por citar algunos, pienso, de los más
célebres.
“El
libro de Judith”, tras
un gran salto en el tiempo, del XVII al XXI, la historia nos devuelve a
La Habana, y a La Habana del presente, primera década de este siglo, centrada
la acción en lo que podríamos llamar los mejores barrios de la capital cubana,
tal como el Vedado. En esta ocasión el investigador tiene como objetivo la
búsqueda de una joven emo, (**) Judy. Del mismo modo que en el Libro de Daniel, la
trama policíaca es aprovechada por el autor para mostrar al lector la realidad de
aquella sociedad, en la que la falta de libertad, los sentimientos de
frustración, la desesperanza y el hambre espiritual unidas a la escasez y la
precariedad material y de alimentos, incluso básicos, son tónica general. Penurias
paliadas por aquellos cubanos que tienen la suerte de tener parientes o conocidos fuera, principalmente en Miami,donde se halla afincada una populosa comunidad de cubanos que envian a los suyos dinero, ropa, medicinas y hasta electrodomésticos. De estos privilegios también gozan los altos funcionarios del gobierno o los que tienen destino en el
extranjero. En fin, un muy desolador panorama.
Pondré
fin al comentario con la etimología de la palabra "hereje", término
que proviene del latín "haeretĭcus", que a su vez se origina
del griego "αἱρετικός" (hairetikós), que significa 'libre
de elegir'. Dificultad con la que los tres protagonistas, Daniel,
Elías y Judy se enfrentarán y que justifica el título “Herejes” de la densa
novela del escritor cubano.
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(*) Leonardo Padura, escritor cubano, fue galardonado con el Premio Nacional de Literatura de Cuba en 2012, la Orden de las Artes y las Letras que le otorgó el gobierno francés en 2013 por el conjunto de su obra, y el Premio Princesa de Asturias de las Letras en 2015.
(**)Emo.El término "emo" es una abreviatura de "emocional". Los emos son una subcultura(tribu urbana) que se caracteriza por su estilo de vida y su forma de pensar. En general, los emos son personas que se identifican con la tristeza y la melancolía, y suelen expresar sus emociones a través de la música, la moda y el arte.
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