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miércoles, 19 de marzo de 2008

La torre de Babel, de Morris L. West, enero 2005

Cuando murió Arafat recordé este libro de Morris West, escrito y publicado en 1967, poco después de la Guerra de los Seis Días, en una edición del mismo año de su publicación del Círculo de Lectores,  traducido por O.L.M.S.

Segunda lectura, la primera fue hace unos once años. Sólo recordaba bien lo del conflicto entre árabes y judíos y lo de la trama financiera.Esta nueva lectura me ha llevado a personajes y problemáticas  antes desapercibidos por mí, como el profundo conflicto moral y personal, de tres de los principales personajes de la obra. Me refiero a Jacob Baratz, director del servicio de inteligencia militar de Israel; Selim Fathalla/Adom Ronen, el agente doble  judío iraquí, y por último, el Dr. Bitar, el médico sirio colaborador del espía judío. Los tres, con el denominador común de obrar con rigor profesional y absoluta entrega a una causa noble, el bien común del colectivo al que pertenecen.  Causa que superponen  a todo, incluso a sí mismos.

Aunque terminé de leerlo hace ya unos cuantos días, todavía no lo había comentado. Percibía que se me escapaba algo. Y este algo era el papel crucial, determinante, que tienen los intereses económicos y financieros de muchos que, aparentemente, no están, ni tan siquiera aparecen implicados en este conflicto entre árabes y judíos. Moris West los personifica en Nuri Chakry,  con sus tejemanejes y negocios sucios, tanto lícitos legalmente (la gran banca, es decir, la actividad financiera); como los otros, los no legales (venta de información privilegiada, tráfico de influencias, falsificación, estafa, especulación…).  Este personaje, Chakry, representa al pretendido “  individuo  honorable” pero que,en realidad, es un gran villano, un “lobo estepario,” uno de esos famosos “hombre hecho a sí mismo” (self made man), sin patria, padre, ni madre… adorador del  maléfico dios Dinero. Éste, a la postre, su único dios, patria, madre o padre. Y en la novela al igual que en la realidad inmediata el único personaje que, finalmente, sale victorioso e incólume del drama que asola la región.