Hoy, 1º de abril de 2020, comentaré “El
viejo Tirelli”, la IV dentro de las “Historias
del destierro y del regreso”, narración en torno a un anciano, con muchos años sobre sus
costillas, aquejado de una afección pulmonar y ya desahuciado por el médico, quien a pesar de ser conocedor
de su inmediato fin y precisar conciliarse con el Creador, se obstina en hacerlo sólo mediante
Don Camilo. Es una entrañable historia. El fondo gira en torno a la
administración del hoy llamado Sacramento
de la Unción de los enfermos, así conocido desde el Concilio Vaticano II, y
antes como Sacramento de la Extremaunción, pues sólo se administraba en caso de
muerte más o menos inmediata.
Seguidamente, copiado de Wikipedia, detallo los beneficios para
el enfermo de recibir dicha unción:
- Un
don particular del Espíritu Santo. La primera gracia es de consuelo, paz y
ánimo para vencer las dificultades propias de la enfermedad o la
fragilidad de la vejez. Es un don del Espíritu Santo que renueva la
confianza y la fe en Dios y fortalece contra las tentaciones del maligno,
como el desaliento y la desesperación.
- El
perdón de los pecados. Se requiere además el arrepentimiento y confesión
de la persona que recibe el sacramento.
- La
unión a la Pasión de Cristo. Se recibe la fuerza y el don para unirse con
Cristo en su Pasión y alcanzar los frutos redentores del Salvador.
- Una
gracia para la Iglesia. Los enfermos que reciben este sacramento,
uniéndose libremente a la Pasión y Muerte de Jesús, contribuyen al bien
del Pueblo de Dios y a su santificación.
- Una
preparación para el paso a la vida eterna. Este sacramento acaba por
conformarnos con la muerte y resurrección de Cristo como el bautismo había
comenzado a hacerlo. La Unción del Bautismo sella en nosotros la vida
nueva, la de la Confirmación nos fortalece para el combate de la vida.
Esta última unción ofrece un escudo para defenderse de los últimos
combates y entrar en la Casa del Padre. Se ofrece a los que están próximos
a morir, junto con la Eucaristía como un "viático" para el
último viaje del hombre.
Lectura que nos muestra cómo los más inmediatos familiares, cura y médico incluidos, del viejecito, se afanan porque se le pueda administrar a éste el Sacramento de la Unción, de efectos saludables tanto para el alma como para el cuerpo, elementos ambos que conforman toda criatura humana.
Esperemos que
los muchos enfermos que esta
pandemia del Covid-19 nos trae, también tengan parecidos afines a los del viejo Tirelli que se afanen y luchen por paliar sus males y sufrimientos últimos, al mismo tiempo que ayudar a prepararlos para su encuentro con el Creador.
11 de marzo de 2021: Llevamos ya un año de Pandemia y muchos son los que se fueron. Con exactitud no sé cuantos. Algunos dicen que rondan los cien mil . En las residencias de ancianos hizo estragos. Como tantas otras cuestiones , ésta se politizó. Pero muchos, tristemente, murieron en condiciones muy lejanas a las del protagonista de esta entrañable historia de Guareschi, sin los suyos ni asistencia espiritual.
Al presente, un día de éstos, el Gobierno socialista-podemita última en el Senado sacar una ley que han denominado de "prestación de ayuda a morir", que es simplemente legalizar la eutanasia.
Detallo enlace con artículo publicado por ABC en relación a esta cuestión: