jueves, 29 de diciembre de 2022

El desierto del amor, de François Mauriac

El desierto del amor, François Mauriac, Nobel de Literatura en 1952. Libro RTV 88, Biblioteca Básica Salvat, 1970. Prólogo de Lorenzo Gomis.

Esta novela le valió al escritor galo, en 1926, el Gran Premio de Novela de la Academia Francesa. Es la tercera de las obras de Mauriac que leo. Su lectura no me defraudó; me recreé leyendo los detalles sobre costumbres, ambientes y alguna descripción del Burdeos de finales del XIX y principios del XX. Ciudad donde nació y vivió Mauriac. Me llamó la atención la afición por los toros allí descrita. Supongo que ello es pasado, como también el ambiente familiar burgués de los Courrèges, que según leí en el prólogo de Lorenzo Gomis, tiene mucho del ambiente familiar y de juventud  del propio Mauriac.

Hay tres grandes protagonistas, los Courrèges (padre e hijo) y María Cross, alrededor de los cuales gira la trama, un singular triángulo “amoroso”, desarrollada en dos tiempos distintos separados por unos dieciséis años.    

María Cross es una viuda joven y bonita, que vive mantenida por un hombre rico del lugar. Mujer apática y ociosa, pero, a su vez, “adornada” con unos toques de idealismo  y de escrúpulos que contrastan  con la caracterización anterior.

El Dr. Courrèges, es médico e investigador, con consulta propia. En cuanto a Raymond Courrèges, el hijo, hay dos etapas del mismo bien diferenciadas. Primero como adolescente y luego un treintañero seductor. En la práctica un alma solitaria que vaga errante sin rumbo fijo.

Particularmente, me agradaron la descripción del ambiente familiar de los Courrèges, una familia francesa de clase media alta de la primera mitad del siglo XX,  compuesta por cuatro generaciones: la abuela paterna, el Dr. Courrèges, su esposa y el menor de sus hijos, Raymond Courrèges, entonces un adolescente, así como el matrimonio formado por la hija, el marido y sus cuatro niñas. La descripción de las relaciones inter familiares me han parecido muy realistas y, además, universales. Considero muy lograda la escena de la discusión familiar en la mesa (Pág. 63). Situaciones parecidas a éstas, pienso,  se suelen dar en las grandes reuniones familiares como por ejemplo las cenas de Nochebuena y las comidas de Navidad y San Esteban españolas, y supongo que también en medio mundo.

Antes de cerrar el comentario, quiero  aclarar el entrecomillado del calificativo amoroso, pues opino que lo sentido por los Courrèges en relación a María Cross no es amor. En el caso del Dr. Courrèges  es más bien pasión. Y en Raymond es una mezcla de frustración y fijación por la pieza no alcanzada. Consecuentemente no veo el título muy adecuado a la historia contada.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario