Moby Dick, Herman Melville(*). Colección Millenium, las 100 joyas del milenio, num. 74. Unidad Editorial, 1999. Prólogo de Javier Tomeo. Título original “Moby Dick or The White Whale”. Traducción de José María Valverde. Dedicada por Melville a su amigo Nathaiel Hawthorne.
Hay
una película británica dirigida por Houston, 1956, con Gregory Peck en el papel
protagonista.
Muchas eran mis expectativas sobre Moby Dick, nacidas a raíz de mi lectura del espléndido prólogo de Juan Benet a “Benito Cereno”, otra de las obras de Melville que leí en Libros RTV, nº 61, en el que nos habla extensamente del autor, su vida, obras, y de Moby Dick, “la más trascendental y conocida” de las obras de Herman Melville. En la actualidad considerada como un clásico de la literatura universal, pero que pasó desapercibida cuando fue publicada, en 1850. Lo cual constituyó un serio revés para el escritor. Transcurrieron setenta años para que “Moby Dick o la ballena blanca” se redescubriera e iniciara, según nos cuenta Benet, “el culto a Melville”.
La
edición por mí leída consta de dos volúmenes de casi trescientas páginas cada
uno, cuya lectura me llevó más de un mes, haciéndoseme pesada y hasta, en ocasiones, pensado en
dejarla, debido a la minuciosidad de los detalles e historias múltiples, en relación tanto a
los grandes cetáceos como a los barcos, los puertos y plazas marítimas
balleneras, la composición y
características de la tripulación, las zonas de pesca, las comidas y hasta de
los aparejos y utensilios empleados, todo ello con citas y símiles de textos y
autores clásicos y bíblicos. Habrá que llegar a los últimos capítulos del
segundo tomo para leer sobre la específica caza de Moby Dick.
La trama gira, como es sabido y ya he apuntado, en torno
a la enfermiza obsesión de Ahab, capitán del barco ballenero Pequod, de cazar a “Moby Dick”, un muy singular cetáceo de gran tamaño y blanco color que le dejó lisiado, a la par de lleno de odio y sed de venganza. El personaje no me gustó, es descrito como un peligroso monomaníaco que vive obcecado en la persecución del gran mamífero, finalidad que pone por encima de todo, arrastrando en su infortunio al resto del colectivo a su cargo. En contraposición a esta figura, está el primer oficial Starbuck, ejemplo de lealtad.
En
el ya citado prólogo de Benet, se advierte que dado el carácter de novela
simbólica se dé la posibilidad de otras interpretaciones distintas a las que
guardara en su mente Melville. Así, pues, yo hablaré de lo que para mí ha sido
o encontrado en esta obra: Compilación de hechos e historias verídicas vividas
por el escritor estadounidense en relación al fantástico mundo de la
caza de ballenas, para las cuales empleó año y medio. Actividad de la caza
de ballenas que, a mediados del XIX, cuando se escribió la novela, era una
industria significativa para unas cuantas comunidades del mundo.
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(*) Herman Melville , novelista,
cuentista y poeta estadounidense del siglo XIX , uno de los mayores
representante de la narrativa simbólica estadounidense, junto a Hawthorne, Poe
y Whitman.