Antes de dar por concluidos mis comentarios y reflexiones en relación a este libro, creo necesario señalar mi torpeza pues he necesitado de una tercera lectura para darme cuenta
del verdadero alcance y gran mérito de esta pequeña gran obra de Anny Latour, y que, por tanto, resulta indiferente la nacionalidad de las mujeres objeto de la obra, ni si están todas o faltan algunas, porque
las aquí señaladas, a todas, les corresponde el
merecido protagonismo que Latour les ha dado. Fueron personajes
sobresalientes de su época y lugar, con aciertos y errores,
pero las cuales, sin lugar a dudas, tuvieron influencia decisiva sobre sus
contemporáneos y su dinámica labor contribuyó al desarrollo del mundo tanto de las ideas como de las
artes, así como de las costumbres y, en muchas ocasiones,
fueron verdaderas avanzadas, vanguardias, de su tiempo.
Una
vez expresado el mérito personal de todas y cada una de estas
féminas, señalaré las tres cuyas vidas más
me impresionaron: la italiana princesa
Belgioioso, la alemana Rachel
Varnhage, y la francesa Juliette
Adam. Entre las cuales he hallado como aspecto común el papel jugado por cada una de ellas , bien a favor o bien en contra, de las corrientes nacionalistas de su época y lugar de origen.
La primera, Belgioioso, fue un personaje muy singular. Se distinguió por su combativa actitud para lograr la unidad de
los italianos, divididos entre monárquicos y republicanos, en
su lucha contra los austríacos que entonces gobernaban en la
península italiana. Murió relativamente joven y olvidada por todos.
Rachel Varnhage, creo que fue la que sufrió en mayor medida los perniciosos efectos del
nacionalismo cerril, pues, a pesar de sus múltiples renuncias, incluida la de su lengua materna, el yiddish, se encontró siempre con el rechazo de la élite germana contemporánea suya, debido a sus raíces semíticas, que ellos consideraban inferiores y no
propiamente germánicas.
Y en cuanto a la última de las tres mencionadas, la
francesa Adam, nacida Juliette La Messine, según creo, constituye un buen ejemplo de la intolerancia y el odio, en este
caso hacia Alemania, engendrado por el nacionalismo llevado a los
máximos extremos. Es decir, cuando el sentimiento patriótico,
el amor patrio, obnubila la mente de las gentes y las anima e induce
a actitudes viles en contra de sus congéneres y les hace
olvidar que el otro es, ante todo, otro ejemplar como él
mismo, de la misma especie, la humana, reina de la Creación.
La que hizo Dios a su imagen y semejanza y le dio el don de la
palabra.
Juliette La Messine
Por último, quiero dejar
constancia de lo mucho que he aprendido con la lectura de este, en
apariencia, pequeño libro. Y principalmente acerca de
personajes tan relevantes como el poeta alemán
Henri Heine y el compositor italiano Bellini,
pero, - advierto - son sólo ejemplos, pues innumerables son las figuras
femeninas y masculinas aquí citadas cuya aportación al
mundo de las ideas, de la pintura, de la música, de la literatura, y del conocimiento en
general, han sido muy valiosas para la humanidad. En algunos casos
con reconocimiento del mérito de los personajes, y en otras muchas no; cuya aportación
ha quedado relegada o en el olvido.
Hace unos días empecé a comentar
el libro “Reinas sin coronas” de Anny Latour, pero antes de decir todo lo que
quería me desvié hacia otras cuestiones.
Procuraré hoy, dar cumplido término a
ello, porque observo que en demasiadas
ocasiones, escribo que continuaré y luego no lo hago. ¡Malo!
Me centraré en sólo tres de
las protagonistas de la obra de Latour, aquellas cuyo papel e influencias sobre
sus coetáneos y conciudadanos considero más cercanos, tanto en el espacio, porque fueron
europeas, como en el tiempo, pues vivieron en los siglos XIX y XX. Y también- sin duda- por el exacerbado
nacionalismo del momento que les tocó vivir. Tres célebres mujeres, de
nacionalidades alemana, italiana y francesa, desconocidas por mí hasta la
lectura de este singular libro.
Comienzo por Rachel Varnhagen , a quien, en
1830 , Gentz le escribió “Es usted el romanticismo mismo”, es
decir, la encarnación del romanticismo alemán, definido como, “eclosión de pasiones individuales, sin
otra ley que la realización del yo y del propio destino; en que predominan la
emoción sobre la razón y la fantasía y
el valor sobre el saber”.
Personaje que despertó mi interés porque para mí más bien encarna al
prototipo del individuo, quizás hasta superior, pero “diferente”
dentro de un colectivo exclusivista, al cual
aquél se afanará por pertenecer, ser uno más con plenos derechos, aunque
para ello deba renunciar, más bien renegar,
de sus raíces, de sus tradiciones y
cultura propios, e incluso de sus convicciones religiosas. Seguidamente, transcribo
párrafo con el que la autora concluye los capítulos destinados a Rachel Varnhage Von Ense expresivo de los sentimientos de esta mujer en
los últimos días de su existencia:
“Cinco días antes de
morir, el 2 de marzo de 1833, a los 62 años, Varnhagen escribió de
sí misma ... "soy refugiada de Egipto y de Palestina", y "lo
que toda mi vida me ha producido mayor vergüenza, mayor dolor, mayor desgracia,
haber nacido judía, ahora, por nada del mundo querría ser desposeída de ello".
Rachel era alemana de origen judío, pertenecía a una rica familia de comerciantes, los Levin, y su lengua
materna fue el yiddish . Su
infancia y juventud, consiguientemente, transcurrió en el gueto judío, “apartada- dice Latour- de la corriente política y
cultural”;porque la sociedad alemana no daba acceso a la sociedad a
los judíos. “Para acceder a ella no había más que un medio de orden
individual: el “bautismo”. Al amparo del acto del bautismo los judíos podían
participar en la vida política y cultura de Alemania” (p. 129). El
acto de conversión al cristianismo fue calificado por el célebre poeta Heine, coetáneo y
del mismo origen que Rachel como “billete de entrada a la civilización europea”. Billete que muchos alemanes judíos adquirieron
de modo interesado. En este punto, Latour pregunta: ¿Quién podría reprochar a tantos
judíos alemanes que abandonaran la fe de sus antepasados para poder sustraerse
al aislamiento del ghetto? Y más adelante para ilustrarnos con un
buen ejemplo nos habla de la posición personal adoptada por tres de ellos, David Veit ,el ya citado
Henri Heine y Rahel, : “ (…)Veit(…)en un entorno hostil,
intentó, (…) integrarse (…), pero conservando su integridad
espiritual.(…)Heine, víctima de la misma miseria judía, (…) sabrá
transformarla, no en lágrimas , como Rachel, sino en creación poética”.
Rachel Varnaghen Von Ense despertó
elogios, admiración y pasiones en notables personajes germanos como Gentz, Beethoven, Goethe( un
ídolo para Rahel) y hasta del propio Achim von Arnim y de Clemens Brentano.
Para meterme en el tema del
nacionalismo exacerbado, cerril, creo que la manera más
sencilla sea reproduciendo los párrafos que más me impactaron:
"El romanticismo se hace
reaccionario", este es
el título del capítulo en el que la autora trata la evolución del romanticismo
alemán y nos dice: “En el medio del
colaboracionismo oficial, se ve brotar un sentimiento hasta entonces desconocido:
el patriotismo. En la sala abarrotada de la Academia berlinesa, Fichte lee sus
Discursos a la nación alemana. Este filósofo, célebre por sus sentimientos
europeos, cambia de la noche a la mañana: se hace patriota. Sus palabras
inflamadas despiertan las conciencias(…)condena de toda arrogancia nacional(…)su
llamada a la dignidad y a la independencia. El socialismo de estado que
preconiza responde a las aspiraciones… de ver realizada la justicia social. El
idealismo religioso…rechazando todo dogmatismo y proclamando como única base
ética la fe en Dios.
¿ Pero, se pregunta Latour, de qué sirven las tesis de Fichte, tan poderosamente fundadas en la
razón, si un romanticismo llevado al absurdo se transforma en antítesis misma
de la razón? Los románticos se pierden en la arrogancia; proclaman a su
propia nación como única portadora de la verdad absoluta,…Se precipitan en el abismo de su propia perdición, como dice Nietzsche, en la enfermedad y en
la ignorancia más opuestas a la civilización: el nacionalismo.(pág. 143)”
“La influencia de esta degradación pesa sobre la sociedad
como sobre la literatura. Los escritores y poetas se transforman en charlatanes
de feria, los patriotas en falsificadores del patriotismo (…) Para atizar el fuego hay que estimular los
particularismos nacionales, sugerir al pueblo alemán la ideología de la sangre y de la tierra. Y, ante todo, predicar el odio.”(p.144)
Este nacionalismo incipiente no se concibe sin su complemento
indispensable: el racismo”
A partir de 1819(…) Los decenios que siguen constituyen un
triste capítulo de la historia de Alemania. Al fuego del entusiasmo sucede la
reacción, que se manifiesta por el burocratismo, el despotismo, la represión de
todo impulso liberal. Hace estragos, sobre todo, en Berlín, cuna años atrás de
ideas progresistas(…)reina un clima de espionaje y de delación. Las
persecuciones policíacas están a la orden del día. La mano pesada de la censura
se apodera de las obras maestras de la literatura: se prohíbe representar
Egmont, de Goethe; Guillermo Tell, de Schiller; El Príncipe de Hombourg, de
Kleist(p.145)
Ciertos biógrafos de Rachel…le han aplicado el nombre de
profeta…se halla dotada de un raro instinto para los acontecimientos futuros…prevé
los desastres que traerá consigo el movimiento nacionalista(…)En 1817 responde
en carta a su esposo: Preveo en mi espíritu una catástrofe real si estos
alienados pueden continuar su obra…En agosto de 1819 estalla, como una
tormenta, una ola de persecución semita”(p.147)
“La profecía apocalíptica de Heine se proyecta sobre un
futuro más lejano: Alemania verá, un día, desarrollarse un espectáculo, en
comparación del cual la Revolución francesa no aparecerá más que como un
inocente idilio”(p.147)
"Rachel, quintaesencia del
romanticismo alemán, apenas se atreverá a llamarse a sí misma alemana”. El odio
es un veneno que se desliza en el corazón de quien se siente odiado, le roe y
le roba la fe en sí mismo y en sus semejantes. Las consecuencias más nefastas
del antisemitismo son que los judíos, contaminados, serán a su vez víctimas de
la más terrible calamidad moral: el desprecio de si mismos.”(p.149)
“Reinas
sin Corona”, de Anny Latour, es un libro
pequeño de portada color rosa, Editorial Magisterio Español, Madrid, 1968,
Colección Novelas y Cuentos, traducción del francés por Juan Bris Montes. De su
autora, Anny Latour poco he
podido conocer,después de mis vanas búsquedas en la Red salvo el título de algunos de sus otros libros. Lo leí por primera vez a
mediados de los 90. Luego repetí su lectura en el 2008 y ahora, de nuevo, volví
a coger este concienzudo libro, de letra pequeña, que nos habla de aquellas mujeres - tal como nos lo indica la
propia autora, - “inspiradoras a veces
ocultas de las grandes evoluciones del espíritu,” “que han sabido tender un
puente desde el mundo instintivo al mundo productivo y hacer un modo de vida de
aspiraciones dispersas”.
Los personajes femeninos
escogidos por Latour para su obra son en su mayoría franceses; y los no
franceses, en algún momento de su vida, estuvieron muy vinculados e
influenciados por figuras y corrientes francesas, y/o vivieron algún tiempo en Francia.
País del mundo donde nació el salón literario,
gloria que- según nos cuenta la autora- corresponde a la marquesa de Rambouillet, “primera mujer que instaura su dominio al margen de los ámbitos de
influencia regia, ella reina en su propio palacio, el hotel de Rambouillet, y no, como tantas otras, en los
corredores de la corte. A partir de esta época, los salones de las grandes
damas formarán pequeños estados dentro del Estado. ¡Cuántas otras lo imitarán
más allá de las fronteras de Francia!...”.
Esta singular mujer, Catalina de Vivonne, quien “en 1600, a los doce años de edad casó
con el marqués de Rambouillet y en 1610 tenía ya siete hijos” logró crear un ambiente social en el que imperaron
la elegancia y la distinción de las costumbres; en franco contraste con el de
la corte francesa y sus conductas disolutas, que la escandalizaban. “Un mundo nuevo: la sociedad educada en la que ser distinguido (…);
significaba depurar los propios sentimientos y darles una expresión graciosa y
matizada. El preciosismo era una virtud. La conversación, arte hoy desaparecido,
fue la verdadera creación de la marquesa. Infinitamente más apreciada
que el juego o la danza, la conversación llega a ser la razón y la finalidad de
la sociedad.”(…) no compuso ella misma ninguna obra (…)la literatura era (…) para ella, un medio de dotar a los hombres de un ideal de belleza, y de
ayudarles a expresar sentimientos y pensamientos con una forma armoniosa(…)escuchar (…)era un deber de
urbanidad, un arte incluso(…)gracias a ella (Mme.de Ramboillet) nace la idea de
una élite intelectual…”
Me resultó curioso conocer que
entre los asistentes al hotel de Rambouillet fue donde surgió el fenómeno de la opinión
pública, según explica Latour. “La corte, recelando un peligro para la
autoridad monárquica, se esfuerza por conocer las tendencias políticas de los
salones.” Mme. De Motteville, camarera de la
reina, escribe en sus Memorias que en la corte aumentaba el temor por los
veredictos del hotel de Rambouillet. Temor no exento de razón.”(p.53)
Antes de continuar hablando de
algunas de las otras celebridades femeninas protagonistas de esta obra,
detallaré la definición de salón leída en Wikipedia:
“Un salón literario
era una reunión celebrada en la residencia de un anfitrión o anfitriona, de
quien tomaba el nombre; sufinalidad era disfrutar de compañía amena,
refinar el gusto y ampliar conocimientos mediante la conversación y la lectura,
para lo que a menudo se seguía deliberadamente la definición de los fines de la
poesía del poeta clásico
Horacio: «agradar y educar» («aut delectare
aut prodesse est»). El término «salón literario» suele asociarse a las
reuniones literarias y filosóficas francesas de los siglos XVII y XVIII, aunque su práctica pervive hasta hoy en todo el
mundo.”
He enfatizado, poniéndolo en negrita, el logro primordial
perseguido por estas reuniones, y reflexiono lo lejos que tal vez estemos
hoy, cuatrocientos años más tarde, aquí en este vecino país de Francia, de alcanzar
estos ambientes. Y digo España, porque vivo aquí y lo percibo de modo directo,
pero quizás, sea lo usual en nuestras modernas
sociedades. En las que las llamadas élites,
casi siempre económicas, no se dedican
precisamente a refinar el gusto ni ampliar conocimientos mediante la
conversación y/o la lectura de modo agradable y educado.
El fenómeno de la
creación de la opinión pública, de una opinión crítica descansa hoy básicamente
en los medios de comunicación, medios de comunicación detrás de los cuales se
esconden grandes intereses políticos y económicos. Y su ámbito de control, en muchas ocasiones, es supranacional, y muy
difícil de identificar.
A través de su programación son impuestos tendencias y modelos a seguir en el vestir y en el hablar , unido a la
glorificación de seres vulgares de
conducta disoluta. No daré ejemplos concretos porque éstos imperan en todos los
medios audiovisuales a nuestro alcance, y sólo basta echar un vistazo a la selección de
noticias e imágenes de los portales informativos
de la red, MSN,Yahoo,… o conocer los programas de mayor
audiencia y sus protagonistas. Estos últimos, muchas veces, personajillos
sacados del anonimato, sin arte ni oficio alguno cuyo fin es formar parte del
elenco de un programado reality show
y hacer o despertar provocaciones con sus maneras y su hablar, según el guion y
papel a se le hubiere asignado.
Pero tampoco se quedan atrás los espacios detertulias;
especialmente los televisivos tan abundantes en la actualidad, en los que con
contadas excepciones, no hay debate de ideas, ni conversación y mucho menos se
escucha a los otros participantes. De hecho cuando es planteado un tema, puedes
prever la postura y razones que darán los contertulios según el medio de
comunicación para el que trabaje o el partido y sindicato al que estén
afiliados. Además, lo hacen descaradamente, es decir, cuando alguno de los
otros está exponiendo su planteamiento, los ves mirando la tableta o el móvil. Y lo de
conversar, en muy pocas ocasiones. Se interrumpen, hablan dos o más a la vez,
en fin ¡un guirigay! Pero, lo para mí peor de todo es el uso partidista que se
hace de las tertulias y cómo son simple correa de trasmisión de consignas
marcadas por los superiores de los medios para unas veces distraer y en otras desviar a
la opinión pública de los asuntos y cuestiones de verdadero interés general o
común.
En este caso, sí que daré un ejemplo; ejemplo referido a este
trocito de España en el que vivo, Cataluña. Esta comunidad española que atraviesa una grave crisis económica, política ,
moral y social. Que, además, está en
bancarrota y cuyos ciudadanos tal vez pagan más impuestos que el resto de
los españoles. Con casi un millón de
desempleados. Repleta de inmigrantes
de todo el mundo, pero primando el número de los procedentes de Marruecos,(*)
colectivo en muchas ocasiones poco integrado, y muy conservador de sus
costumbres, vestimenta y religión. Y también de chinos que han copado zonas enteras de
Barcelona-Ciudad, y son suyos todo tipo de negocio allí establecido (-¡jamás oigo
hablar de “esta invasión”!). O, de paquistaníes con sus tiendas que nunca
cierran de “queviures”( comestibles).
Una Cataluña en la que los recortes en educación y en la sanidad han sido
drásticos, y primera en la aplicación de medidas como el pago por receta, el
céntimo en la gasolina, etc., las cuales se viene aplicando desde no sé cuándo.
En la que muchas de las escuelas
públicas, su principal función no es la transmisión del conocimiento ni la
formación ni la educación, sino la de guardería, lugar donde mantener hasta los dieciséis o más años, a la
muchachada de las clases más desfavorecidas de la sociedad catalana.
Región, comunidad,
en la que los escándalos económicos financieros y los fraudes fiscales millonarios, en estos últimos treinta y tantos años, nos han llovido. Y, entre los
cuales, a mi modesto entender, merecen ser destacados los casos Carulla , Palau de la Música y Pretoria, los tres, que sepa yo, aún sin resolver
judicialmente. (**) Y, en el caso Palau, con manifiestas responsabilidades de la Administración Pública al completo, es decir, de la Central(Ministerio
de Cultura), de la Autonómica(Generalitat de Catalunya) y de la Local(Ayuntamiento de
Barcelona) . Responsabilidades que no han sido en modo alguno depuradas.
Ni las de los tantos organismos de control teóricamente existentes; que tampoco funcionaron .
La firma auditora Deloitte
determinó el importe del fraude en unos treinta o treinta y cinco millones de
euros, y "la creme de la creme" de la sociedad civil catalana, quedó toda, de algún modo salpicada, pero…¡No pasó nada! "Res de Res".
Un poquito de revuelo y... el olvido.
Pues, bien, con este triste panorama, antes cuando
el Tripartito, se pasaron casi los ocho años con la cuestión del “estatut” (nuevo
estatuto), y mono tema de tertulias y
debates de opinión, pero que a los del montón les quedaba lejos y lo evidenció no
participando en su votación.
Y ahora, que estamos en este agujero negro fruto de la reiterada mala gestión
de los sucesivos gobiernos autonómicos, el
mono tema es el derecho a decidir y la independencia. ¡Qué fenomenal
recurso de distracción! ¡Cuánta desvergüenza y sinvergüenzas!
Me fui por los Cerros de Úbeda.
Continuaré en otro rato este comentario acerca del libro” Reinas sin Corona”.
--------- (*) Alrededor del medio millón.
(**) A la fecha de este comentario, junio de 2013, aún no había estallado el caso Pujol, es decir, la confesión del ex president de la Generalitat de Catalunya, un viernes a la tarde, 25 de julio de 2014, día de Santiago Apóstol, Patrón de España, a través de un comunicado leído por su heredero político, el Honorable Señor Artur Mas i Gabarró, de un "legado" de su padre, el cambista Florencio Pujol, mantenido fuera de los preceptivos controles fiscales, durante treinta y cuatro años. "Legado" de importe y orígenes bien oscuros. Conceptos ambos que siguen siendo hoy desconocidos. Posteriormente y a raíz de la, en parte, desmitificación del personaje y de su familia, los pingües negocios de los diferentes componentes del clan Pujol, que eran bien conocidos por los medios de comunicación, han sido puestos en el candelero de la información pública. Pero, sin todavía hoy, 1º de julio de 2015, al igual que en el caso Palau, la contundente exigencia de responsabilidades económicas, políticas , pero principalmente de condena judicial concretas.